El mar, lleno de urgencias masculinas,bramaba alrededor de tu cintura,y como un brazo colosal, la oscuraribera te amparaba. En tus retinas, y en tus cabellos, y en tu astral blancura,rieló con decadencias opalinas,esa luz de las tardes mortecinasque en el agua pacífica perdura. Palpitando a los ritmos de tu seno,hinchóse en una ola el mar sereno;para hundirte en sus vértigos felinos su voz te dijo una caricia vaga,y al penetrar entre tus muslos finos,la onda se aguzó como una daga...
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