zapatos / Jorge Luis Estrella


Voy entre los zapatos de la gente apurada
trepando hasta el apuro de mis propios zapatos.
Las arañas tejen un olvido de ensueño
en los escombros clásicos de las veredas.
¿Nos corre la ilusión de un futuro perfecto
o la desilusión de un pretérito imperfecto?.
Me detengo en una vidriera que, por liquidación,
ofrece mis culpas a mitad de su precio.
Los pájaros enjaulados de mi memoria
vuelan a pesar del peso de las jaulas.
Los insectos adivinan el zapateo humano
y se amodorran en la podredumbre de algún fruto.
Un árbol piensa en mí y escribe mi nombre
en los arrebatos frágiles de su corteza.
Voy entre el apuro de la gente apurada
trepando al sinsentido de mi apuro desocupado.
Los violines me dicen que ha muerto una calandria
y los sellos la entierran cerca de mi deseo.
Un enano me pisa con su pie de gigante
y después se disculpa regalándome una mirada.
Una niña le sonríe al niño que yo he sido
y éste cierra los ojos para ocultar su miedo.
Llevo al tiempo de la mano para que no se pierda
y me acerco a la equivocación del lugar al que voy.
No entedemos la vida pero vivimos
que es como leer sin entender la letra.
La primavera me endilga una flor en la mano
y yo se la obsequio a mi primer amor.
Un niño de la calle se calla con un grito
y me besa la sombra con su harapo de luces.
Del subte salen cientos de cerebros nerviosos
que disfrazan de apuro su cansancio infinito.
El querible olor de la garrapiñada
endulza el mar oriental de los productos importados.
Me cruzo con un ciego que me mira en silencio
y sabe mejor que yo adónde van sus pasos.
¿Nos corre la tristeza de inventariar insomnios
o la alegría de un sueño sin fronteras?.
Una señora ensaya una mueca de hastío
y seca el sudor gris de su descontento.
Un auto se retuerce de dolor y hasta llora
después de la cachetada que le da un colectivo.
En un cine anuncian orgasmos continuados
bajo aladas palmeras y nubes tumultuosas.
Yo debo haber llegado o al menos me aproximo
o al menos sé que voy en dirección contraria.
Todos vamos andando por un cosmos de asfalto
cada cual en lo suyo como islas en acecho.
La fachada de una Iglesia pareciera decirnos
que Cristo era carpintero pero que Dios es arquitecto.
Él construyó las rosas de ese puesto florido
y la primavera que florece en esas rosas.
Al reloj de la Iglesia le amputaron una aguja
y celebra las horas sin contar los minutos.
Mis pasos se obsesionan detrás de unas caderas
y, con fidelidad de perro, se acoplan a su ritmo.
Las caderas se pierden en un shopping de lujo
desorientando a la anemia crónica de mis bolsillos.
Por fin, llego al lugar en el que ofrecen trabajo
y me uno a la cola que espera, descolada.
Después de tres milenios, me entrevisto con alguien
que me mira en silencio y me presta un pañuelo.
Sin ningún eufemismo, lloro a moco tendido,
y devuelvo el pañuelo, salvajemente húmedo.
Salgo como si entrara a un afuera con rejas
y adopto una actitud suficiente y ambigua.
Silbando bajito, vuelvo a tropezarme
con la obstinación de un apuro que ya es epidemia.
Mi zapatos somatizan lo sucedido
y parecen tortugas alopidilizadas.
Una estampida de elfantes me pasa por encima
pero no me inmuto y avanzo hacia la desesperación.
Sin embargo, cuando voy a suicidarme,
un cartel me informa que el SIDA anda suelto.
Dudo por un instante y Dios aprovecha para asomarse
en las púas de los palos borrachos.
La noche ya comienza a descifrar enigmas
y, al doblar una esquina, me encontraré con ella.
Me siento en un banco de la plaza
a ver pasar los zapatos de la gente.

sábado, 13 de junio de 2009

Cómo pesa el amor / gioconda belli


Noche cerrada
ciega en el tiempo
verde como la luna
apenas clara entre las luciérnagas.

Sigo la huella de mis pasos,
el doloroso retorno a la sonrisa,
me invento en la cumbre adivinada
entre árboles retorcidos.

Sé que algún día
se alzarán de nuevo
las yemas recién nacidas
de mi rojo corazón,
entonces, quizás,
oirás mi voz enceguecedora
como el canto de las sirenas;
te darás cuenta
de la soledad;
juntarás mi arcilla,
el lodo que te ofrecí,
entonces tal vez sabrás
como pesa el amor
endurecido.
gioconda belli

Principios De La Termodinámica / Adrián Bet



"La entropía S del universo permanece constante o aumenta". Segundo principio de la termodinámica. Rudolf Clausius

Aprendemos ahora, Pequeño Sueño,
de la irreversibilidad del tiempo y la energía.

I - Primer Principio
El desborde inicial engendra
un espíritu de ingenua exaltación,
un intercambio perfecto
Todas las manifestaciones son puras,
sin pérdida, ni previsiones de pérdida.
La energía se transforma sin dolo
como si todo sentido fuera equivalente.
Creíamos en el móvil perpetuo de primera especie,
y era posible desde nuestros sueños
toda creación desde la nada.
Lo matamos aquí, a fuerza de evidencia.

II - Segundo Principio
La entropía rige
la medida de nuestros anhelos.
El universo tiende al caos
y nos cerca la muerte,
en cada tibia sonrisa realizada.
El equilibrio, comprendemos, es tan sólo
el máximo desorden del sistema;
y dejamos que el tiempo haga su parte.
Tan sólo seguimos hacia el final,
sumergidos en un denso mar pasado
de presente tenue y futuro inescrutable,
salvo por su irremisible estado final.
Sabemos:
el calor es unidireccional ,
en un sólo sentido es la flecha del tiempo;
a pesar de los destellos de amor,
no hay proceso
ni voluntarismo que la resarza.
El móvil de segunda especie
es utopía menor en desencanto,
conspirador para un final frío
con el beso de la nada.

III - Tercer Principio
No hay pasos finitos posibles
que alcancen el cero absoluto;
de tal forma,
la memoria es una sombra
que redime de la muerte.
Vive en nosotros el recuerdo
de todo aquello que el devenir nos trajo,
al menos hasta que seamos
también sombras para otros.
Ciertos roces, pareciera,
se graban genéticos
en el alma como improntas.
La ausencia de calor
entre los que juntos viajaron,
tanto como la necesidad de que esto ocurra,
son quimeras condenadas de antemano.

Epílogo
Has visto, que aquello que fuimos
navega como un cadáver entre olas,
monótono en un único sentido.
Sólo nos siguen,
como una caravana de espectros,
aquellos instantes memorables
engendrados en un gesto de azar.

Esto ha sido todo, Pequeño Sueño.

De "Inquietudes Existenciales",

Todo lo que uno recibe es pasión / Jacobo Fijman



No soy enfermo. Me han recluido. Me consideran un incapaz. Quiénes son mis jueces. Quiénes responderán por mí. Hice conducta de poesía. Pagué por todo. Sentí de pronto que tenía que cambiar de vida. Alejarme del mundo. Y me aislé. Me fui de todos, aun de mí. Hoy es la demencia un estado natural. Todas las palabras son esenciales. Lo difícil es dar con ellas. El delirio son instantes. Puede durar toda la vida.
Mi poesía es toda medida. El arte tiene que volver a ser un acto de sinceridad.

Rock: música dura, la suicidada por la sociedad / Luis Alberto Spinetta


Son tantos los matices que comprenden la actitud creativa de la música local ( entendiendo que en esa actitud existe un compromiso con el momento cósmico humano ), son tantos los pasos que sucesivamente deforman los proyectos, incluso los más elementales como ser mostrar una música, reunir mentes
libres en un recital, producir en suma algún sonido entre la maraña complaciente y sobremuda que:
EL QUE RECIBE DEBE COMPRENDER DEFINITIVAMENTE QUE LOS
PROYECTOS EN MATERIA DE ROCK ARGENTINO NACEN DE UN INSTINTO.
Por lo tanto: el Rock no le concierne a ciertas músicas que
aparentemente INTUIDAS POR LAS NATURALEZAS DE QUIENES LAS
EJECUTAN siguen guardando una actitud paternalista,
tradicional en el sentido enfermo de la tradición, formulista,
mitómana, y en la última floración de esta contaminación,
sencillamente "facha".
Sólo en la muerte muere el instinto.
Por lo tanto, si éste se mantiene invariable, adjunto a la condición humana a la que necesitamos modificar para reiluminarnos masivamente, quiere decir que tal instinto es la vida.
El Rock no es solamente una forma determinada de ritmo o melodía.
Es el impulso natural de dilucidar a través de una liberación total los conocimientos profundos a los cuales, dada la represión, el hombre cualquiera no tiene acceso.
El Rock muere sólo para aquellos que intentaron siempre reemplazar ese instinto por expresiones de lo superficial, por lo tanto lo que proviene de ellos sigue manteniendo represiones, con lo cual sólo estimulan EL CAMBIO exterior y contrarrevolucionario.
Y no hay cambio posible entre opciones que taponan la opción de la liberación interior.
El Rock no ha muerto.
En todo caso, cierta estereotipació n en los gustos de los músicos debería liberarse y alcanzar otra luz.
El instinto muere en la muerte, repito.
El Rock es el instinto de vivir y en ese descaro y en ese compromiso.
Si se habla de muerte, MUERTE, si se habla de vivir, VIDA.
Más vale que los rockeros, cualesquiera sean sus tendencias (entre las cuales dentro de lo que se entiende por instinto de Rock no hay mayores contradicciones) jamás se topen con los personajes hijos de puta demonios colaterales del gran estupefaciente de la represión que pretende conducirnos por el camino de la profesionalidad.
Porque en esa profesionalidad se establece ( y aquí entran a tallar todas las infinitas contusiones por las que se debe pasar hasta llegar a dar ) un juego que contradice a la liberación, que pudre el instinto, que modifica como un cáncer
incontenible la piel original de la idea creada hasta hacerla, en algunos casos, pasar a través de un tamiz en el que la energía totalizadora de ese nuevo lenguaje abandona la sustancia integral que el músico dispuso por instinto en su momento de crear, y luego esa abortación está presente en los escenarios, en la afinación, hasta en la imagen exterior del mensaje cuando por fin se hace posible verlo.
Tengo conciencia de que el público ve esta debilidad y no se libera: sufre.
Luego esta ausencia de totalidad, esa parcialidad, es el negocio del Rock.
El negocio del cual viven muchos a costa de los músicos, poetas, autores, y hombres creativos en general.
O sea, esta difamación de proyectos sólo adquiere relieve en esa ganancia que representa haber ejecutado el negocio, y solamente en ese nivel hay una aparente eficacia.
Es la parcialidad de pretender que algo que es de todos
termina en definidas cuentas en manos de aquellos bastardos de siempre.
Este mal, por último rebote, cae nuevamente en la nuca de los músicos, y los hace pelota.
Luego de participar del juego, son muy pocos los que aun permanecen con fuerzas para impedir la trampa al repetir una y otra vez el juego mediante el cual expresarse, o simplemente arriesgar en el precipicio de la deformación un mensaje que por instintivo es puro y debería llegar al que lo recibe tal cual nació.
Este juego pareciera ser el único posible (hay mentalidades que nos fuerzan a que sea así).
Lo importante es que hay otros caminos.
Luego de haber caído tantas veces antes de ejecutar esa caída final, parábola definitiva en la que se cierran los cerebros para no amar ni dar, hay muy pocos músicos que pueden seguir conservando ese instinto.
DENUNCIA SIN EL LIMITE DE LA DENUNCIA A LO QUE NO RECIBE DENUNCIA A LO QUE LA DENUNCIA TRASPASA A ALGO PEOR QUE LA DENUNCIA MISMA.
Denuncio a los representantes y productores en general, y los merodeadores de éstos sin excepción, por indefinición ideológica y especulación comercial.
Ya que estos no se diferencian de los patrones de empresa que resultan explotadores de sus obreros.
O sea, por ser los engranajes de un pensamiento de liberación a quienes no les interesa que toda la pieza se mueva, dado que al producirse el mínimo movimiento, serían los primeros en auto reprimirse y dejarían por tanto de participar en "la cosa".
Denuncio a ciertas agrupaciones musicales que se alimentan con esas mentalidades no libres, a pesar de contar con el apoyo del público de mente libre.
Denuncio a otros grupos musicales por repetitivos y parasitarios, por atentar contra la música amplia y desprejuiciada, estableciendo mitos con imágenes calcadas de otras músicas que son tan importantes como las que ellos no se
atreven a crear ni sentir.
Denuncio a los tildadores de lo extranjerizante porque reprimen la información necesaria de músicas y actitudes creativas que se dan en otras partes del planeta, y porque consideran que los músicos argentinos no pueden identificarse con sentimientos hoy día universales.
Además es de prever que si estos señores desconocen que la Argentina provee a su música nuevos contenidos nativos, ellos mismos están minimizando la riqueza de una creación local apenas florecida.
Denuncio a otras mentalidades por elitistas y pronosticadoras del suceso de la muerte de algo que por instintivo no puede morir antes de la vida misma.
Denuncio a las editoriales "fachas" por distribuir información falsa en sí misma y por deformar la información verdadera para hacerla coincidir con las otras mentalidades a las que denuncio.
Denuncio a los participantes de toda forma de represión por represores y a la represión en sí por atañir a la destrucción de la especie.
Denuncio finalmente a mi yo enfermo por impedir que mi centro de energía esencial domine este lenguaje al punto de que provoque una total transformació n en mí y en quien se acerque a esto.
El rock, música dura, cambia y se modifica, en un instinto de transformación.

derrotero.en proceso/lady gabois


Inicio

desde que llegaste no hago otra cosa que seguirte.
voy tres pasos, imperceptibles, detrás tuyo.
no velo tu camino.
sólo voy atenta a tu nuca.
cierro silenciosamente cada una de las puertas que atravesamos.
te distraigo, hablo hacia adelante
no sea cosa que se te ocurra volver tras tus pasos
llegar hasta la puerta
y salir, para siempre, de aquí
de mi.

Transcurso

desde que llegamos a esta casa
no hago otra cosa que seguirte.
voy unos pasos detrás tuyo
silenciosa, imperceptible.
trato de perderme
abro las puertas que descartas
y allí estás, esperando
condescendiente.
te veo clausurar, bajo siete llaves
mi percepción díscola.
ya no pregunto porque nunca respondes
escudado en tu frágil esencia
de protagonista en segundo plano.
sigue la marcha
retomanos la férrea formación
yo, a tu sombra fiel
desde donde puedo comprender
el mundo
tu mundo
tu dios
tu crueldad
estrategias perversas dibujan laberintos
sabes que te sigo, pero no sabes como.

Llegada

desde que llegamos a esta casa
no hago otra cosa que seguirte
esperando el gesto
la caricia
la mirada.
no velo tu camino.
sólo voy atenta a tu nuca.
abro sigilosamente cada una de las puertas que atravesamos.
te distraigo, escucho hacia adelante
y vuelvo sobre mis pasos
y llego hasta la puerta
y salgo.
me voy
para siempre
de aquí.

CLARO QUE NO SOMOS UNA POMPA FÚNEBRE


Claro que no somos una pompa fúnebre,
a pesar de todas las lágrimas tragadas
estamos con la alegría de construir lo nuevo
y gozamos del día, de la noche
y hasta del cansancio
y recogemos risa en el viento alto.

Usamos el derecho a la alegría,
a encontrar el amor
en la tierra lejana
y sentirnos dichosos
por haber hallado compañero
y compartir el pan, el dolor y la cama.

Aunque nacimos para ser felices
nos vemos rodeados de tristeza y vainas,
de muertes y escondites forzados.

Huyendo como prófugos
vemos como nos nacen arrugas en la frente
y nos volvemos serios,
pero siempre por siempre
nos persigue la risa
amarrada también a los talones
y sabemos tirarnos una buena carcajada
y ser felices en la noche más honda y más cerrada

porque estamos construidos de una gran esperanza,
de un gran optimismo que nos lleva alcanzados
y andamos la victoria colgándonos del cuello,
sonando su cencerro cada vez más sonoro
y sabemos que nada puede pasar que nos detenga
porque somos semillas
y habitación de una sonrisa íntima
que explotará
ya pronto
en las caras
de todos.

CON EL PERMISO DE LOS ADORADORES DE FREUD...Raquel Virginia Cabrera


Freud te has equivocado
¿Acaso no has escuchado la sentencia
de la naturaleza?
¡Toda mujer está completa!
¿Acaso no has analizado su antojadizo caracol
descremando perlas escogidas?
¡Toda mujer es vigorosa!
¿Acaso existe un solo hombre capaz de parir
una ínfima hebra de sangre?
¡Qué lastima! -padre del psicoanálisis-
todavía no has comprendido
que el poder no está en el cuerpo.

¿DESEAS QUE TE AMEN? / edgar allan poe



¿Deseas que te amen? No pierdas, pues,
el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser
y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
serán objeto de elogio sin fin
y el amor... un sencillo deber.

Paul Géraldy


Me preguntas ahora por qué estoy tan callado?
Porque llegó el momento, el gran momento,
la hora de los ojos y las dulces sonrisas...
¡La noche....y esta noche cuánto amor por ti siento!
Contra tu pecho apriétame. Necesito caricias.
Si tú supieras todo lo que en mí está subiendo
de deseo, de orgullo, de ambición,
de ternura y de bondad.
Más oye: tú no puedes saberlo. Bájate la pantalla,
mejor así estaremos.
En la sombra en donde los corazones hablan;
cuando en torno las cosas se empiezan a ver menos;
te amo mucho esta noche para hablarte de amor.
Apriétame a tu pecho...
Sobre tu pecho estoy. Cuánta dulzura mi amor halla!
Y para acariciarte, cómo ansío
que llegue el turno mío....
Baja más la pantalla...
Pero no hablemos más. Tengamos juicio,
estemos quietos. Dicha no hay ninguna,
en este instante de pasión ferviente,
como sentir tu piel cerca a mi frente....
Pero, ¿qué es eso? ¿Quién nos importuna?
¡El café! Ponlo allá. Cierra la puerta.
¿De qué te estaba hablando?
¿Tomamos el café? ¿Después...? ¿Ahora?
¡Ah! Te gusta caliente; lo estaba yo olvidando.
¿Quieres que te sirva yo mismo? ¿Eso prefieres?
Está fuerte. ¿Azúcar? ¿Un terrón no más quieres?
¿Quieres que lo pruebe? ¿Será un terrón bastante?
Esta es la taza tuya. Toma el café al instante,
que se te enfría. Y calla y nada más hablemos.
Pero, ¡qué oscuridad! Si nada vemos...
Alza un poco, amor mío, la pantalla.

No quiero / Ángela Figueroa Aymerich


No quiero

que los besos se paguen
ni la sangre se venda
ni se compre la brisa
ni se alquile el aliento.

No quiero
que el trigo se queme y el pan se escatime.

No quiero
que haya frío en las casas,
que haya miedo en las calles,
que haya rabia en los ojos.

No quiero
que en los labios se encierren mentiras,
que en las arcas se encierren millones,
que en la cárcel se encierre a los buenos.

No quiero
que el labriego trabaje sin agua
que el marino navegue sin brújula,
que en la fábrica no haya azucenas,
que en la mina no vean la aurora,
que en la escuela no ría el maestro.

No quiero
que las madres no tengan perfumes,
que las mozas no tengan amores,
que los padres no tengan tabaco,
que a los niños les pongan los Reyes
camisetas de punto y cuadernos.

No quiero
que la tierra se parta en porciones,
que en el mar se establezcan dominios,
que en el aire se agiten banderas
que en los trajes se pongan señales.

No quiero
que mi hijo desfile,
que los hijos de madre desfilen
con fusil y con muerte en el hombro;
que jamás se disparen fusiles
que jamás se fabriquen fusiles.

No quiero
que me manden Fulano y Mengano,
que me fisgue el vecino de enfrente,
que me pongan carteles y sellos
que decreten lo que es poesía.

No quiero
amar en secreto,
llorar en secreto
cantar en secreto.


No quiero
que me tapen la boca
cuando digo NO QUIERO.

necesito de alguien / charles chaplin


Necesito de alguien
Que me mire a los ojos cuando hablo.
Que escuche mis tristezas y neurosis
con paciencia y aún cuando no comprenda,
respete mis sentimientos.

Necesito de alguien
que venga a luchar a mi lado
sin ser llamado.
Alguien lo suficientemente amigo
para decirme las verdades
que no quiero oír,
aún sabiendo que puedo irritarme.

Por eso, en este mundo de indiferentes,
necesito de alguien que crea
en esa cosa misteriosa,
desacreditada, casi imposible:
"la amistad ".

Que se obstine en ser leal,
simple y justo.
Que no se vaya
si algún día pierdo mi oro
y no pueda ser mas
la sensación de la fiesta.

Necesito de un amigo
que reciba con gratitud
mi auxilio, mi mano extendida,
aun cuando eso sea muy poco
para sus necesidades.

No pude elegir a quienes me trajeron al mundo,
pero puedo elegir a mi amigo.
En esta búsqueda empeño mi propia alma,
pues con una amistad verdadera,
la vida se torna más simple,
más rica y más bella...

por decirte / Matchornicova


Es que a veces cuelga la vida en una lágrima
y persiste el tiempo , adivinando esquinas
olvidadas, entonces me la duermo
y guardo todo debajo de mi almohada
y cosigo un sueño atado a las ramas de mis árboles

Te cuento:
tengo bosques milagrosos, hablan de lunas escondidas
y vuelos impresionantes y canta la noche en un silencio
inmenso e inconcluso el dia invita a un café
en compañia de ancestros llenos de risa

Te cuento:
la locura de ser más allá de la palabra
e inevitable sentir como muero y como el deseso
presiona la verdad

y ya lo he dicho, envuelta de locura y razonando
armonia , retiro mi mano de tu frente ;

disculpa. Ya salgo, me llaman..,

Loc (haciéndose pipí de la emoción) / Guayo Molina


Después de largos años
de investigación continua y exhaustiva,
por fin llega al mercado
el increíble "¡Wow!"
desarrollado por el mismo laboratorio Americano
que le cautivó
con el papel higiénico lavable "Plokosh."
¡Wow! Es el único producto para el hogar
que le garantiza
la mayor cantidad de usos
que usted pueda imaginar.
Úselo como manguera para el jardín,
forro para el timón, preservativo aceitado,
cachanflaca, guante ginecológico,
destapador, bandana para la frente,
pelador de mangos, parche para el dolor de espalda,
calculadora y árbol de navidad!!!
Descubra usted misma
nuevos usos para el ¡Wow!
Regale un ¡Wow!
a todos sus amigos
cercanos y lejanos
en esta navidad
que todo mundo
anda en las lonas.
Ordene ahora mismo un ¡Wow!
y nosotros le enviaremos
completamente gratisssss …
otros nueve ¡Wow!
porque ya no hallamos
qué hacer con ellos
(Just kidding!...)
Nuestras operadoras
tienen las nalgas pachas
de estar esperando su llamada …
No se quede sin su ¡Wow!
¡Sháme Shá!

qué es lo que quieren?? / juan josé mestre


¿Qué es lo que quieren? ¿Que cada gota de mi sangre se mezcle con el desgarro de tinta que vierte mi pluma? ¿Que escriba con mis huesos aquello por lo que es menester nervadura fresca, pasión azul aun virando a la negrura del espanto? ¿Que grite hasta desintegrar el amor, la poca piedad que desprende el ser cuando se ve acorralado por insípidos fonemas? ¿Qué es lo que quieren? ¿Qué en la pavura de lo humano ponga flores frescas como en mi propia tumba? ¿Qué es lo que pretenden? ¿Que de mis manos broten azucenas cuando estoy sintiendo las espinas en estigmas acuosos, dolientes, incapaces de dejar siquiera huella? Pues ya lo tienen: no soy más que un sátrapa que subvierte las palabras para morir en el éxtasis enloquecido de unos versos huecos, faltos de entidad, narcisistas. Y en ésta, mi egolatría, tal vez encuentren ustedes lo que buscan: un poco de belleza para un cielo que cada vez se parece menos a sí mismo.

Acto creativo


Por el huevo roto en el suelo
Por el 5 de julio
Por el pez en la pecera
Por el viejo de la habitación nº 9
Por el gato sobre el muro

Por ti mismo

No por la fama
Ni por el dinero

Tienes que seguir luchando

Cuanto te haces viejo
Disminuye el atractivo

Es más fácil cuando se es joven

Cualquiera puede alcanzar
Las alturas alguna que otra vez

La clave consiste en
Resistir

Cualquier cosa que sirva
Para que

Esta vida siga bailando
Frente a
Doña Muerte

un día / luis gilberto caraballo


Un día nos hicieron niños
nos trajeron desnudos al mundo, limpios.
Un día nos hicimos púberes y perdimos inocencia, cometimos equivocaciones
Un día nos hicimos adultos, cuando ya teníamos herido el corazón y nos faltaba el sueño
Un día nos haremos viejos y regresaremos dibujando en nuestra cara el mapa de un viaje épico con el cual se delinea la última memoria.
Un día no estaremos tendremos una cama blanca vacía en nuestro espejo
con olor a minutos hermosos, una bata o traje colgado con perfume
y la corbata de una ceremonia

Qué niños con los ojos de faros fuimos

Que púberes nobles y dulces éramos
Qué adultos viendo el tiempo entre nosotros caer, los árboles deshojarse
Cuanto hemos desecho
Qué viejos somos viviendo niños, que niños viviendo viejos

Un día nos hicieron cívicos moldes doblegando el pulso de esos púberes
Un día nos hicimos pueblo, bajo la mirada de la noche incompleta
Un día construimos ciudades, y andábamos en un afán indetenible
Un día nos hicieron país, y conocimos, amanecimos con fronteras frente a los ojos
Un día nos tomaron y nos convirtieron en países lejanos
Qué país
hace cuanto tiempo ya se fueron de nosotros?

Un día estaremos viendo desde la luna nuestro cielo y no sabremos del río, de la flor, de nuestra ausencia

Un día mataron a un niño, era un soldado inocente
Un día mataron a un sueño, nos sembraron distancias
Un día acabaron el pan, y nos dieron opio
Un día se nos ha ido el día
Y ahora nos queda el amor sin luz, sólo la luna y estrellas iluminando con temblor
Y con eso nos basta


Un día nacimos pobres, éramos felices tocando la guitarra en alguna alameda, mirando el tiempo detenido
Un día nos hicimos ricos, y manó el oro de nuestros suelos, parecía que teníamos un nuevo Dios
Un día nos dimos a conocer, aprendimos que no estábamos solos
Un día estábamos con suficientes cargas, adulaciones y compromisos
y nos falto el tiempo, el alma que pusiera orden en el sueño

Un día no éramos nosotros así continuamos, buscando, exhaustos, ajenos

Un día toco el trueno y hubo luz resquebrajada en el cielo, se vaciaron las noches de canciones
Un día nos tropezaremos con el muro del tiempo y habrá vacíos, nostalgias
Un día subiremos hasta las esquinas del mar buscando el infinito
Un día bajará la lluvia desde las nubes y limpiará con dulzura trenzada
Un día como hoy nos volvemos acercar a lo que fuimos en un inicio
A la noche donde el viento tiene nuestro pulso y nos parecemos más a los árboles en su semblantes, a los nódulos de los troncos, tienen en su fachada nuestros gestos, en sus pies nuestras raíces
Un día nos volvemos a mirar en lo más cerca y que extraños somos

Un día volveremos a la noche, diluidos en el silencio

Un día que no termina y aún hay fuerzas para proseguir

VERSÍCULO CON TORTÍCOLIS / Bruno Kampel


El tiempo juzga a los hechos que lo habitan
Sentenciando que no es padre de la infamia sino hijo
Que la bomba no es causa del desafecto que la genera sino efecto
Que detrás del reloj conspiran religiones vendiendo dioses huérfanos y guerras inteligentes
Que la culata busca y siempre encuentra una mano que la ayude a empuñar su discurso
Que el gatillo siempre dispone de un dedo que lo justifique ante los titiriteros del no va más
Que la bala vuela sin contratiempo y silba su jaque vital y sin fronteras a la muerte
que altanera sobrevive y suma restando y negando y apestando
que ése es su único mensaje.

REPERCUSIONES DEL BESO / Gabriela Mistral


Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenaronsé de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.

señor presidente / Boris Vian


Señor Presidente,
le escribo una carta
que quizás lea usted
si tiene tiempo.
Acabo de recibir
mi citación militar
para ir a la guerra
antes del miércoles por la noche.
Señor Presidente
yo no quiero ir,
no estoy en la tierra
para matar a pobres hombres.
No pretendo hacerle enfadar
pero debo decírselo,
mi decisión está tomada:
voy a desertar.
Desde que nací
he visto morir a mi padre,
he visto partir a mis hermanos
y a mis hijos llorar.
Mi madre sufrió tanto
que ahora yace en su tumba
y se ríe de las bombas
y de los gusanos también.
Mientras estuve prisionero
me robaron a mi mujer,
me robaron el alma
y todo mi querido pasado.
Mañana muy temprano
cerraré mi puerta
a todos estos años muertos
y por los senderos me perderé.
Pediré limosna
en los caminos de Francia
desde Bretaña a Provenza
y a la gente le gritaré:
Negaos a obedecer,
negaos a hacerlo,
no vayáis a la guerra,
negaos a ir.
Si hay que entregar la sangre
vaya y entregue la suya,
usted tiene pasta de apóstol
señor Presidente.
Y si me persigue,
advierta a sus gendarmes
que estaré desarmado
y que podrán disparar.

De la terrible duda de las apariencias / Walt Whitman


De la terrible duda de las apariencias
de la incertidumbre ya que, después de todo, quizás hayamos sido
engañados
ya que quizás, confianza y esperanza solo son, después de todo
especulaciones ya que quizás la identidad después de la tumba es una
encantadora fábula
que quizás las cosas que percibo, animales, plantas, hombres, colinas,
aguas brillantes y fluidas
los cielos del día y de la noche, los colores, densidades,, formas, quizá sean (como sin duda lo son)
apenas apariciones y lo real algo aún por conocerse..
(Con cuanta frecuencia pienso que no sé, ni nadie sabe, nada de ellos!)
quizás me parezcan lo que son (como sin duda sólo parecen) desde mi punto de vista presente, y
no puedan probar (como en realidad ocurre) nada de lo que parece, ni nada en absoluto, desde puntos
de vista completamente distintos.
para mí todo eso y lo que se parece a eso es curiosamente despejados por mis amantes, mis amigos queridos,
cuando aquel que amo viaja conmigo, y se sienta a mi lado largo rato
tomándome la mano.
cuando el aire sutil, lo impalpable, la sensación de que palabras y
razón no resisten, nos rodea y nos penetra,
entonces me siento cargado de incalculable e inenarrable sabiduría, callo, no necesito nada más
no puedo responder la pregunta de las apariencias ni la de la
identidad mas allá de la tumba,
pero me siento o paseo, indiferente, y estoy satisfecho
quien toma mi mano me ha satisfecho por completo.


1860/1867

LAS PREGUNTAS / eduardo galeano


José Miguel Corchado tiene el cuerpo lleno de preguntas.

Hace años que ha perdido la cuenta de la cantidad de preguntas que lo acosan sin tregua;

pero recuerda la tarde en que la primera pregunta entró.

Fue en la ciudad de Sevilla, una tarde de sol y aroma de azahares, según manda la costumbre:

una tarde como cualquier otra, al cabo de una jornada de trabajo como cualquier otra.

Él iba caminando hacia su casa, a través del gentío, solo de una soledad como cualquier otra soledad, cuando la primera pregunta llegó, volando como mosca.

Él quiso espantarla, pero la pregunta se quedó dando vueltas a su alrededor,
hasta que se le metió adentro y ya no salió.

Y no lo dejó dormir en toda la noche.

Al día siguiente, José Miguel se sentó en una silla y anunció:

-Yo de aquí no me levanto, hasta que no sepa quién soy.

para vivir no quiero / pedro salinas


Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!

Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.

Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.

Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo.»

Tomado del libro: 99 Poemas de amor.
Pedro Salinas: 1892 - 1951

EL TIEMPO SUMERGIDO (de ESPEJO DE GRAN NIEBLA


Los muchos que yo fui no van conmigo.
Huyeron al imán de la memoria
y su voz se perdió en un gran naufragio
de lugares, de rostros y de días.
Así en la oscuridad donde se pudren
los desaparecidos en el agua
yace la lobreguez de un gran consuelo
tras su puerta cerrada silencioso,
geometría brillante sin ardor,
planicie estéril muda en su limpieza.
Allí van los instantes extinguidos
Con su centella de significado,
las miradas ausentes tras el velo
en que las envolvió la lejanía;
los lugares confusos al perderse
en la memoria plana como un álbum,
sin su espesor fugaz de muchas luces.
Realidad abolida
que insiste, confirmada en su vacío,
y en que tuvo colores, su perfil incoloro;
sé que estuve en su entraña, fui en ella
y no la conocí. Me entretenía
sin detención la gracia de su aroma,
el don de su presencia tan colmada
que no supe aferrarme
al dudoso temblor de su espejismo;
se adentraba en el tiempo y me arrastró
a la memoria donde perecía,
dejándome sin rostro
ni patria ni destino en la frontera.
Merodea sin paz como las almas
de los que no tuvieron sepultura;
como ahogados que saben
porque los mece la omisión del tiempo
pero no pueden ascender, ociosos
en el silencio de su reino mudo.
Los muertos que hay en mí
vienen a murmurar su lenitivo
el agua insuficiente de la lluvia,
simulación del tiempo submarino
al que algún día iré, pues no hay retorno
hasta que nos integre reunida
tan larga sucesión de tantos muertos,
sino simulación, en esta lluvia
que finge congregarlos
-esparcidos y ajenos en su fondo-
y así es argucia y máscara del tiempo
el espacio de muerte y soledad
donde llueve, el jardín
cerrado en el que fluye
la diseminación de la memoria;
ahoga el gotear del pensamiento,
lo arrastra desleído en agua negra,
un manto de escritura
que me empapa de voz, pero sin forma
ni palabras; las pierdo
y son sólo el estigma del exilio,
la desorientación del extranjero,
si no viene en la lluvia
el muerto más dañado, el que descorre el velo
con su centella escrita necesaria (...)

NOTAS AL PIE SOBRE UNA SERVILLETA / víctor casáus


I

E stás bien corazón
no tienes idea no tienes
paz no tiene nombre
tu nombre
repetido por su voz
y su sonrisa
estás bien te falta
la respiración
que el amor ha consumido
con paciencia
sin tregua
te falta el dibujo
de esa piel
y esa piel misma te falta
mientras despiertas
en el fondo de otro sueño
sin saberlo

ii

Y el aroma del café
Y el eco de mis propios pasos
En la escalera
De tu casa
El camino más corto y deseable
Hacia el deseo,

La ruta mejor para las inquietudes
De mi mano
En la que aprendiste a florecer
De un día para otro.

LA IZQUIERDA / JUAN RUIZ DE TORRES


La derecha, la izquierda.
Me quedo con la izquierda.
A la izquierda, me queda el corazón
y quedan las ventanas.

A la izquierda estás tú (¡qué coincidencia!).
A la izquierda, las faldas son más cortas,
las hojas de los árboles más verdes,
más rojos los tejados.

A la izquierda, el pulso es más violento.

A la izquierda, en donde tú te hallas,
a la izquierda de mi sorpresa muda.

Estás ahí, tan sólida, fumando.
Tus zuecos amarillos
y, detrás de tu piel, tus dos pulmones,
tus papilas linguales, y tu páncreas.

A la izquierda,
a la izquierda de mí, siempre a la izquierda.

(1967)De La suma imposible (1969)

HONRAR LA VIDA / Mónica Russomanno


En el noroeste de Mongolia todo el mundo se muere, pero las personas no mueren. Se lo dice el papá a Nansa, una niñita de ojos rasgados en un redondo rostro de manzana.

El budismo los provee de un inagotable círculo de vidas que el alma recorre pasando de un arbusto a un camello, de un camello a un buitre, saltando de ser a ser, hermanando plantas, animales y seres humanos en un hálito eterno que se manifiesta multiforme y vital. La muerte no tiene más relevancia que el cruce de un umbral. No angustia ni aterroriza. Los niños sólo sienten la curiosidad de quien se pregunta qué vestido usará mañana, qué abrigo le tocará en el invierno próximo.

Pero no todas las vidas son iguales. Las personas poseemos una fineza de percepción, la capacidad de razonar y sentir con mayor agudeza que un yak o una cabra. Esos atributos son invalorables.

Podemos, también, mirar las estrellas, contar historias, acariciar un perro dormido. Somos capaces de amar.

Volver a pisar el mundo como un ser humano es un privilegio.

Una anciana recibe en su yurta a la niña que se ha mojado en la lluvia. Toma un cazo con arroz, una aguja larga, y con la aguja en una mano derrama sobre ella puñados de arroz que caen como lluvia blanca. Le pide a la niñita que le avise cuando un grano caiga sobre la punta de la aguja. Puñado tras puñado, la atenta mirada no logra encontrar que el milagro acontezca.

La pequeña mujer arrugada y sonriente le cuenta a la niña que en el mundo existen infinidad de seres, y que la posibilidad de reencarnarse en una persona es tan remota como la de que un grano de arroz caiga en la punta de la aguja. Así de esquivo es el milagro, así de difícil es ser un ser humano, y es por eso que cada vida humana es inapreciable.

Ha de celebrarse, entonces, la vida humana. Y respetarla con la devoción con la que se preserva un frágil fuego en medio de la noche.

Lo dicen los mongoles, allá por donde China y Rusia se confunden. Nos lo cuenta la directora Byambasuren Davaa, que quiso que su pueblo narre a través de sus filmes esa forma de vivir, sentir y explicar el universo.

Ellos, los mongoles budistas que creen en un eterno pasaje de vidas, reverencian la maravilla de ser una persona y de tener la suerte de pertenecer por unos años al género humano. Nosotros, que no prestamos fe a historias de reencarnaciones, que creemos que esta vida es única, despreciamos a nuestros semejantes y no honramos el maravilloso don de la humanidad que se nos ha concedido y reside en nosotros.

Mancillamos el milagro, desperdiciamos la esquiva oportunidad de ejercitar los dones que nos fueron hechos. Si podemos amar, si podemos mirar la luna, si podemos narrar historias; entonces es nuestro deber hacerlo y por tanto, como lo cantó Eladia Blázquez, honrar la vida.

El viajero / Antonio Machado

Está en la sala familiar, sombría,
y entre nosotros, el querido hermano
que en el sueño infantil de un claro día
vimos partir hacia un país lejano.

Hoy tiene ya las sienes plateadas,
un gris mechón sobre la angosta frente,
y la fría inquietud de sus miradas
revela un alma casi toda ausente.

Deshójanse las copas otoñales
del parque mustio y viejo.
La tarde, tras los húmedos cristales,
se pinta, y en el fondo del espejo.

El rostro del hermano se ilumina
suavemente. ¿Floridos desengaños
dorados por la tarde que declina?
¿Ansias de vida nueva en nuevos años?

¿Lamentará la juventud perdida?
Lejos quedó -la pobre loba- muerta.
¿La blanca juventud nunca vivida
teme, que ha de cantar ante su puerta?

¿Sonríe el sol de oro
de la tierra de un sueño no encontrada;
y ve su nave hender el mar sonoro,
de viento y luz la blanca vela hinchada?

Él ha visto las hojas otoñales,
amarillas, rodar, las olorosas
ramas del eucalipto, los rosales
que enseñan otra vez sus blancas rosas

Y este dolor que añora o desconfía
el temblor de una lágrima reprime,
y un resto de viril hipocresía
en el semblante pálido se imprime.

Serio retrato en la pared clarea
todavía. Nosotros divagamos.
En la tristeza del hogar golpea
el tictac del reloj. Todos callamos.

silencio / pablo neruda



"He aquí que el silencio fue integrado
por el total de la palabra humana,
y no hablar es morir entre los seres:
se hace lenguaje hasta la cabellera,
habla la boca sin mover los labios,
los ojos de repente son palabras...
...Yo tomo la palabra y la recorro
como si fuera sólo forma humana,
me embelesan sus líneas
y navego en cada resonancia del idioma..."

LA MITAD DE LA MITAD / amado storni


LO mejor que ha podido sucederte
es que tus labios se encontraran
con los labios que buscaban,
que tus labios se encontraran
con los besos que querían.

Y esos besos,
como esquelas de pasión
que ahora te llaman y después te olvidan,
un día se despiden de tus labios
y deambulan impacientes
por el mundo de los labios
en busca de otros labios
a los que violentar
con su lengua los "te quiero",
otros labios que encharcar
de deseo y de saliva.

Y de todos esos besos
engominados de ansiedad
y sofocados de caricias,
de todos esos besos
que creías que eran tuyos para siempre,
tan solo quedan la mitad.

La mitad de la mitad.

De la mitad.

De
la mitad.

De
la
mitad.

De
la
mi_
tad.

POSTALES SIN REMITE / amado storni



PARA alguien anónimo como yo,
bulímico de sueños imposibles,
el mundo es como el patio de una cárcel.

De una cárcel sin barrotes.
De una cárcel sin reclusos
preparando un plan de huida.

Para alguien anónimo como yo
la Vida se apuntala de Esperanza
y el Amor,
daltónico,
distante,
descosido,
se escribe en tercera persona del plural.

La ilusión se deshilacha de promesas
y el futuro,
hambriento de pasados,
no tiene nombre ni apellidos.

La pasión son unos labios
con olor a naftalina
y el corazón
un buzón con postales sin remite
que deambulan
incansables por el mundo hasta perderse
porque nunca tienen nombre.

Y así
hipotecando el corazón en cada verso,
voy marcando el camino de mi vida
con las migas del pan de mis errores.

Finales de Marzo.

Debe ser Primavera.

Instrucciones para cantar / julio cortázar



Empiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente la pared, olvidese. Cante una sola nota, escuche por dentro. Si oye (pero esto ocurrirá mucho después) algo como un paisaje sumido en el miedo, con hogueras entre las piedras, con siluetas semidesnudas en cuclillas, creo que estará bien encaminado, y lo mismo si oye un río por donde bajan barcas pintadas de amarillo y negro, si oye un sabor pan, un tacto de dedos, una sombra de caballo. Después compre solfeos y un frac, y por favor no cante por la nariz y deje en paz a Schumann.

Instrucciones para subir una escalera/ julio cortázar)


Nadie habrá dejado de observar que con frequencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situá un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de transladar de una planta baja a un primer piso.

Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegado en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.

La tarea de ablandar el ladrillo, julio cortázar


La tarea de ablandar el ladrillo todos los días, la tarea de abrirse paso en la masa pegajosa que se proclama mundo, cada mañana topar con el paralelepípedo de nombre repugnante, con la satisfacción perruna de que todo esté en su sitio, la misma mujer al lado, los mismos zapatos, el mismo sabor de la misma pasta dentrífica, la misma tristeza de las casas de enfrente, del sucio tablero de ventanas de tiempo con su letrero Hotel de Belgique.

Meter la cabeza como un toro desganado contra la masa transparente en ncuyo centro tomamos café con leche y abrimos el diario para saber lo que ocurrió en cualquiera de los rincones del ladrillo de cristal. Negarse a que el acto delicadode girar el picaporte, ese acto por el cual todo podria transformarse, se cumpla con la fría eficacia de un reflejo cotidiano. Hasta luego, querida. Que te vaya bien.

Apretar una cucharita entre los dedos y sentir su latido de metal, su advertencia sospechosa. Cómo duele negar una cucharita, negar una puerta, negar todo lo que el hábito lame hasta darle suavidad satisfactoria. Tanto más simple aceptar la fácil solicitud de la cuchara, emplearla para revolver el café.

Y no que esté mal si las cosas nos encuentran otra vez cada dia y son las mismas. Que a nuestro lado haya la misma mujer, el mismo reloj, y que la novela abierta sobre la mesa eche a andar otra vez en la bicicleta de nuestros anteojos, ¿por que estaría mal? Pero como un toro triste hay que agachar la cabeza, del centro del ladrillo de cristal empujar hacia afuera, hacia lo otro tan cerca de nosotros, inasible como el picador tan cerca del toro.

Castigarse los ojos mirando eso que anda por el cielo y aceptar taimadamente su nombre de nube, su replica catalogada en la memoria. No creas que el teléfono va a darte los números que buscas. ¿Por que te los daria? Solamente vendra lo que tienes preparado y resuelto, el triste reflejo de tu esperanza, ese mono que se rasca sobre una mesa y timbla de frío. Rómpele la cabeza a ese mono, corre desde el centro hacia la pared y ábrete paso.

¡Oh cómo cantan en le piso de arriba! Hay un piso arriba en esta casa, con otras gentes. Hay un piso de arriba donde vive gente que no sospecha su piso de abajo, y estamos todos en el ladrillo de cristal. Y si de pronto una polilla se para al borde de un lápiz y late como un fuego ceniciento, mírala, yo la estoy mirando, estoy palpando su corazón pequeñísimo, y la oigo, esa polilla resuena en la pasta de cristal congelado, no todo está perdido.

Cuando abra la puerta y me asome la la escalera, sabré que abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las cosas ya sabidas, no el hotel de enfrente: la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mi como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire, cuando avance un poco más, cuando con los codos y las pestañas y las uñas me rompa minuciosamente contra la pasta del ladrillo de cristal, y juegue mi vida mientras avanzo paso a paso para ir a comprar el diario a la esquina.

Para leer en forma interrogativa / julio cortázar


Has visto
verdaderamente has visto
la nieve los astros los pasos afelpados de la brisa
Has tocado
de verdad has tocado
el plato el pan la cara de esa mujer que tanto amàs
Has vivido
como un golpe en la frente
el instante el jadeo la caìda la fuga
Has sabido
con cada poro de la piel sabido
que tus ojos tus manos tu sexo tu blando corazòn
habìa que tirarlos
habìa que llorarlos
habìa que inventarlos otra vez.

Cuatro canciones de amor / Bertolt Brecht


I
Cuando, más tarde, me alejé de ti
al hoy enorme
vi, cuando empecé a ver,
gente alegre y cabal.

Y desde aquella hora tardía,
tú sabes de cuál hablo,
tengo una boca más hermosa
y unas piernas más ágiles.

Más verde hay desde entonces
en árbol, ramo y prado
y es el agua más fresca
cuando me la echo encima.

II
Cuando me haces pasármelo
tan bien, a veces pienso:
si me muriera ahora
habría sido feliz
hasta el final.

Cuando tú seas vieja
y me recuerdes
piénsame como hoy
y tendrás un amor
que siga siendo joven.

III
Siete rosas tiene el ramo,
seis se lleva el viento,
una queda para que
me la encuentre yo.

Siete veces te llamé,
seis no respondiste,
a la séptima promete
que me dirás algo.

IV
Mi amada me dio una rama
con hojas amarillas.

Se está acabando el año
y comienza el amor.

corazón de mujer / josé martí


"Las campañas de los pueblos solo son débiles, cuando en ella no se alista el corazón de la mujer; pero cuando se estremece y ayuda, cuando la mujer, tímida y quieta de su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible".

CUIDATE DE LOS QUE TE CUIDAN: MUJER / Rafael Larrea


Cuídate, mujer, del que te mima!
¡Cuídate de aquel que te suspira
y no te conduce por el camino del combate
al mismo tiempo!
¡Cuídate del que dice amarte
y no te enseña a amar la justicia!
¡Cuídate de los que te cuidan, mujer,
porque te quieren presa,
dormida entre las rejas de tu propio engaño!

Tu corazón y tu cuerpo, mujer,
no son marionetas ni carruseles
donde se puede perder solo el aliento.
Tu voz, mujer, y tus cabellos
son perfectas armas
contra nuestros comunes enemigos.

Tus pechos dan de mamar al mundo que nace,
no al pasado que muere.

Y repítete, mujer, todas las noches
estos sencillos versos:
¡Bendito sea el esclavo que se rebela!
¡Glorificados sean el canto y la lucha
por una nueva vida!

No tenemos otra vida, mujer,
ni otro sol,
ni otra alternativa.
En todos los rincones de la tierra
alguien lucha por su patria,
por la libertad, por la justicia,
por el pan y por la belleza.
Cantamos y luchamos
y nos reproducimos
en nuestros propios cantos y luchas.

Junto a un hombre,
una mujer levanta el fusil
y nace un nuevo mundo.
Junto a un hombre,
una mujer levanta al hijo
entre sonrisas.
Junto a una mujer,
el hombre empuja la palanca
del cambio necesario,
obligatorio.

¡Mitad del cielo,
únete a la mitad del mundo que pelea!

Estamos aquí los dos
y el enemigo tiembla.

Los dos tenemos un futuro
claro y sencillo.
Volveremos a amarnos,
una y otra vez,
antes y después de los combates.

En los sueños
nuestros rostros conquistarán la tierra,
porque los dos tenemos la razón!,
porque los dos tenemos la fuerza!.

asterisco: rafael larrea es un revolucionario Ecuatoriano

las mujeres de mi generación / luis sepúlveda


Las mujeres de mi generación abrieron sus pétalos rebeldes
No de rosas, camelias, orquídeas u otras yerbas
De saloncitos tristes, de casitas burguesas, de costumbres añejas
Sino de yuyos peregrinos entre vientos
Porque las mujeres de mi generación florecieron en las calles,
En las fábricas se hicieron hilanderas de sueños
En el sindicato organizaron el amor según sus sabios criterios.
Es decir, dijeron las mujeres de mi generación,
a cada cual según su necesidad y capacidad de respuesta
Como en la lucha golpe a golpe en el amor beso a beso.
Y en las aulas argentinas, chilenas o uruguayas
supieron lo que tenían que saber para el saber glorioso
de las mujeres de mi generación.
Minifalderas en flor de los setenta
las mujeres de mi generación no ocultaron ni las sombras
de sus muslos que fueron los de Tania
Erotizando con el mayor de los calibres
los caminos duros de la cita con la muerte
Porque las mujeres de mi generación
Cantando Summertime les dieron teta
bebieron con ganas del vino de los vivos
acudieron a todas las llamadas
y fueron dignidad en la derrota.
En los cuarteles les llamaron putas y no las ofendieron
porque venían de un bosque de sinónimos alegres:
Minas, Grelas, Percantas, Cabritas, Minones, Gurisas, Garotas, Jevas,
Zipotas, Viejas, Chavalas, Señoritas
Hasta que ellas mismas escribieron la palabra Compañera
en todas las espaldas y en los muros de todos los hoteles
Porque las mujeres de mi generación
nos marcaron con el fuego indeleble de sus uñas
la verdad universal de sus derechos.
Conocieron la cárcel y los golpes
Habitaron en mil patrias y en ninguna
Lloraron a sus muertos y a los míos como suyos
Dieron calor al frío y al cansancio deseos
Al agua sabor y al fuego lo orientaron por un rumbo cierto.
Las mujeres de mi generación parieron hijos eternos
Cantando Summertime les dieron teta
Fumaron marihuana en los descansos
Danzaron lo mejor del vino y bebieron las mejores melodías
Porque las mujeres de mi generación
Nos enseñaron que la vida no se ofrece a sorbos compañeros
Sino de golpe y hasta el fondo de las consecuencias.
Fueron estudiantes, mineras, sindicalistas, obreras
artesanas, actrices, guerrilleras, hasta madres y parejas
en los ratos libres de la Resistencia.
Porque las mujeres de mi generación sólo respetaron los límites que
superaban todas las fronteras.
Internacionalistas del cariño, brigadistas del amor,
comisarias del decir te quiero, milicianas de la caricia.
Entre batalla y batalla
las mujeres de mi generación lo dieron todo
Y dijeron que eso apenas era suficiente.
Las declararon viudas en Córdova y en Tlatelolco
Las vistieron de negro en Puerto Montt y Sao Paulo
Y en Santiago, Buenos Aires o Montevideo
fueron las únicas estrellas de la larga noche clandestina.
Sus canas no son canas
sino una forma de ser para el qué hacer que les espera.
Las arrugas que asoman en sus rostros
dicen he reído y he llorado y volvería a hacerlo.
Las mujeres de mi generación
Han ganado algunos kilos de razones que se pegan a sus cuerpos
Se mueven algo más lentas cansadas de esperarnos en las metas.
Escriben cartas que incendian las memorias
Recuerdan aromas proscritos y los cantan.
Inventan cada día las palabras y con ellas nos empujan
Nombran las cosas y nos amueblan el mundo
Escriben verdades en la arena y las ofrendan al mar
Nos convocan y nos paren sobre la mesa dispuesta.
Ellas dicen pan, trabajo, justicia, libertad
Y la prudencia se transforma en vergüenza.
Las mujeres de mi generación son como las barricadas:
Protegen y animan, dan confianza y suavizan el filo de la ira.
Las mujeres de mi generación son como un puño cerrado
que resguarda con violencia la ternura del mundo.
Las mujeres de mi generación no gritan
porque ellas derrotaron al silencio.
Si algo nos marca, son ellas.
La identidad del siglo son ellas.
Ellas: la fe devuelta, el valor oculto en un panfleto
el beso clandestino, el retorno a todos los derechos
Un tango en la serena soledad de un aeropuerto
un poema de Gelman escrito en una servilleta
Benedetti compartido en el planeta de un paraguas
los nombres de los amigos guardados con ramitas de lavanda
Las cartas que hacen besar al cartero
Las manos que sostienen los retratos de mis muertos
Los elementos simples de los días que aterran al tirano
La compleja arquitectura de los sueños de tus nietos.
Lo son todo y todo lo sostienen
Porque todo viene con sus pasos y nos llega y nos sorprende.
No hay soledad donde ellas miren
Ni olvido mientras ellas canten.
Intelectuales del instinto, instinto de la razón
Prueba de fuerza para el fuerte y amorosa vitamina del débil.
Así son ellas, las únicas, irrepetibles, imprescindibles
Sufridas, golpeadas, negadas pero invictas
Mujeres de mi generación

Voy a hablarles compañeros de las mujeres del Cuá / Ernesto Cardenal


Voy a hablarles compañeros
de las mujeres del Cuá,
que bajaron de los cerros
por orden del General.

De la María Venancio
y de la Amanda Aguilar,
dos hijas de la montaña
que no quisieron hablar.

¡Ay! ¡Ay! A nadie vimos pasar.
La noche negra se traga,
aquél llanto torrencial.

¡Ay! ¡Ay! La patria llorando está.
Parecen gritos de parto,
los que se oyen por allá.

Dicen que a Chico González,
no lo volvieron a ver.
De noche se lo llevaron
para nunca más volver.

A Esteban y Juan Hernández,
los subieron al avión,
y al aterrizar más tarde,
ya nadie más los miró.

A la Cándida Martínez,
un guardia la conminó:
"vení chavala –le dijo–
lavame este pantalón".

La cipota campesina
fue mancillada ahí nomás,
y Tacho desde un afiche,
reía en el taquezal.

¡Ay! ¡Ay! A nadie vimos pasar.
La noche negra se traga,
aquél llanto torrencial.

¡Ay! ¡Ay! La patria llorando está.
Parecen gritos de parto,
los que se oyen por allá.

Retoñaban los quequisques,
estaba la milpa en flor,
cuando a la pobre Matilde
la patrulla la agarró.

La indita abortó sentada
con tanta interrogación.
Me lo contó la quebrada
que baja del Septentrión.

Voy a hablarles compañeros
de las mujeres del Cuá,
que bajaron de los cerros
por orden del General.

De la María Venancio
y de la Amanda Aguilar,
dos hijas de la montaña
que no quisieron hablar.

¡Ay! ¡Ay! A nadie vimos pasar.
La noche negra se traga,
aquél llanto torrencial.

¡Ay! ¡Ay! La patria llorando está.
Parecen gritos de parto,
los que se oyen por allá.


Poema de Ernesto Cardenal hecho canción por Carlos Mejía Godoy

OH LIGARQUIA


Dedicado al núcleo de la clase interna lacayo-dominante, que incluye una apreciación nada personal sobre lo que le cabe esperar de su amo, a juzgar por los vientos que soplan.

Oh
ligarquía
ma
drasta
con marido asesino
vestida de piqué
como una buitre
acechaste en las ramas
del enredo de la Historia
ridícula como todo lo malo
hay que acabar contigo gorda
asna con garras
tigra de palo
cruel y más cruel y todavía odiando
te hacés cargo de la delicia del pollo
no de la horrible
retorcida de buche del traspatio
cenás con el abogado
pero solo dormís tranquila por el pobre cuilio
maje
chucha insepulta y emperifollada

Gran Arquitecta de las cárceles
y de la mayoría de enfermos que se quedan afuera del
Hospital
vieja matona de alma intestinal
una tacita de oro y de café y una pistola
un crucifijo de conchanácar y un garrote
oligarquía
bacinilla de plata del obispo y jefa del obispo
puñal de oro y veneno del Presidente
y mantenedora del Presidente
caja de gastos chichos de Míster Rockefeller
coyota del seños Embajador
rufiana de la patria
oligarquía hoy más que todo
náufraga que quiere hundir al barco
depósito recargado de mierda del avión
imperial
y amenaza tormenta.

(Las Historias Prohibidas del Pulgarcito)

El cuerpo de la mujer / Mex Urtizberea


Hay instituciones históricamente manejadas por hombres que siempre han decidido, y siguen decidiendo, sobre el cuerpo de la mujer.

Hay culturas lejanas que se apropian del cuerpo femenino y ejecutan la
escisión, la mutilación sexual femenina.

Hay hombres que, de pronto, se adueñan del cuerpo de una mujer al azar, y a la fuerza, y a escondidas, y deciden qué hacer con él un rato.

Hay incluso padres, padrastros, tíos, que deciden qué hacer con el cuerpo de una mujer por un rato.

Hay jueces y juezas que dictaminan qué es lo que tiene que hacer una mujer con su propio cuerpo.

Hay liberales que defienden a ultranza las libertades individuales, pero
censuran la libertad individual de la mujer para decidir qué quiere hacer
con su cuerpo, un cuerpo que no es propiedad privada de ellos.

Hay opinólogos que opinan sobre qué debe hacer una mujer con un cuerpo, que es el suyo.

Hay una tradición que determina qué debe hacer con su cuerpo una mujer y que no se inmiscuye en lo que el hombre haga con el suyo. Y si es mucho lo que éste hace, en todo caso será llamado ganador, playboy, tigre. Si lo hiciera una mujer sería ligera, indecente, descocada y otros adjetivos que ni siquiera se pueden decir porque son malas palabras.

Hay asociaciones y ligas constituidas para regular lo que una mujer desee hacer con su cuerpo.

Hay modas impuestas por el mercado que decretan cómo tiene que ser el cuerpo de la mujer.

Hay demoras que demoran decisiones sobre el cuerpo de la mujer.

Hay mujeres con pancartas que exigen que otra mujer no pueda decidir sobre su propio cuerpo.

Hay dos chicas que nunca decidieron tener relaciones sexuales, ni tener un hijo. Pero alguien decidió por ellas que tuvieran relaciones sexuales.
Después, alguien decidió que tuvieran el hijo, pues mucho antes alguien
había decidido que el cuerpo de la mujer no fuera propiedad de ella, sino de ciertas instituciones (históricamente manejadas por hombres) que luego fueron tejiendo una cultura en la que el cuerpo de la mujer no es de ella, sino de las legislaciones, de los opinólogos, de las pancartas, de las
asociaciones, de las juezas, de las ligas, de la tradición, de los otros.

Hay dos chicas y cientos de chicas y cientos de mujeres que si toman una dolorosa decisión sobre su cuerpo, el de ellas, su propio cuerpo, resulta que están cometiendo un delito.

El cuerpo de la mujer es el pecado; la dolorosa decisión de una mujer sobre qué hacer con su cuerpo es pecado.

El cuerpo de la mujer está legislado. La dolorosa decisión de una mujer
sobre qué hacer con su cuerpo es ilegal.

Es ilegal en algunos países, y en otros no.

Vaya a saber uno qué legislación hay en el cielo.

Vaya a saber uno por qué todos podemos decidir sobre el cuerpo de una mujer.

Vaya a saber uno cómo sería el mundo si el hijo de Dios hubiera sido una
mujer.

La mujer habitada (fragmento) / gioconda belli


" Después de varios meses de recios combates, uno tras otro morían los guerreros. Vimos nuestras aldeas arrasadas, nuestras tierras entregadas a nuevos dueños, nuestra gente obligada a trabajar para los encomenderos. Vimos a los jóvenes púberes separados de sus madres, enviados a trabajos forzados, o a los barcos desde donde nunca regresaban. A los guerreros capturados se les sometía a los más crueles suplicios; los despedazaban los perros o morían descuartizados por los caballos. Desertaban hombres de nuestros campamentos. Sigilosos desaparecían en la oscuridad resignados para siempre a la suerte de los esclavos. Los españoles quemaron nuestros templos: hicieron los códices sagrados de nuestra historia; una red de agujeros era nuestra herencia. Tuvimos que retirarnos a las tierras profundas, altas y selváticas del norte, a las cuevas en las faldas de los volcanes. Allí recorríamos las comarcas buscando hombres que quisieran luchar, preparábamos lanzas, fabricábamos arcos y flechas, recuperábamos fuerzas para lanzarnos de nuevo al combate.

Yo recibí noticias de las mujeres de Tegucigalpa. Habían decidido no acostarse más con sus hombres. No querían parirle esclavos a los españoles. Aquella noche era la luna llena, noche de concebir. Lo sentí en el ardor de mi vientre, en la suavidad de mi piel, en el deseo profundo de Yarince. Regreso de la caza con una iguana grande, color de hojas secas. El fuego estaba encendido y la cueva iluminada de rojos resplandores. Se acercó y después de comer acaricio el costado de mi cadera. Ví sus ojos encendidos en los que se reflejaban las llamas de la hoguera. Quite su mano de mi costado y me resbale más lejos, hacia el fondo de la cueva. Yarince vino hacia mí creyendo que se trataba de un juego para excitar más su deseo. Me beso sabiendo como sus besos eran pulque jugoso en mis labios: me emborrachaban. Lo bese. En mi surgían imágenes: agua de los estanques, tiernas escenas, sueños de mas de una noche, un niño guerrero, rebelde, inclaudicable, que nos prolongara, que se pareciera a los dos, que fuera un injerto de los dos, cargando las mas dulces miradas de ambos. Me aparte de que sus labios me vencieran. Dije: No, Yarince, no. Y luego dije no de nuevo y dije lo de las mujeres de Tegucigalpa, de mi tribu: no queríamos hijos para las encomiendas, hijos para las construcciones, para los barcos, hijos para morir despedazados por los perros si eran valientes y guerreros. Me miro con ojos enloquecidos. Retrocedió. Me miro y fue saliendo de la cueva, mirándome cual si hubiera visto una aparición terrible. Luego la ramas de la hoguera, muriéndose encendidas. Mas tarde escuche los aullidos de lobo de mi hombre. Y mas tarde aun, regresó arañado de espinas. Esa noche lloramos abrazados, conteniendo el deseo de nuestros cuerpos, envueltos en un pesado rebozo de tristeza. Nos negamos la vida, la prolongación, la germinación de las semillas. Como me duele la tierra de las raíces solo de recordarlo! No se si llueve o lloro? "

Antes de Amarte / PABLO NERUDA


Antes de amarte. amor, nada era mío:
vacilé por las calles y las cosas:
nada contaba ni tenía nombre:
el mundo era del aire que esperaba.
Yo conocí salones cenicientos,
túneles habitados por la luna,
hangares crueles que se despedían,
preguntas que insistían en la arena.
Todo estaba vacío, muerto y mudo,
caído, abandonado y decaído,
todo era inalienablemente ajeno,
todo era de los otros y de nadie,
hasta que tu belleza y tu pobreza
llenaron el otoño de regalos

ausencia de todo veo / miguel hernández


Ausencia en todo veo:
tus ojos la reflejan.
Ausencia en todo escucho:
tu voz a tiempo suena.
Ausencia en todo aspiro:
tu aliento huele a hierba.
Ausencia en todo toco:
tu cuerpo se despuebla.
Ausencia en todo pruebo:
tu boca me destierra.
Ausencia en todo siento:
ausencia, ausencia, ausencia.


en el principio era el verbo / jorge enrique adoum


te número te teléfono aburrido
te direcciono (callo caso y escalero)
y habitacionada ya te lámparo te suelo
te vas te enfósforo te libro
te disco te destoco te desvisto desoído
te camo te almohado enciendo descobijo
te pelo te cadero me cinturas
nos trasvasamos labio a labio
me embotello en tu adentro
nos rehacemos te desformo me conformo
miltuplicada tú yo mildividido

El Alma en los Labios / El Alma en los Labios


cuando de nuestro amor la llama apasionada
dentro de tu pecho amante contemples extinguida,
ya que solo por ti la vida me es amada,
el día en que me faltes, me arrancaré la vida.
porque mi pensamiento, lleno de tu cariño,
que en una hora feliz me hiciera esclavo tuyo,
lejos de tus pupilas es triste como un niño
que se duerme, soñando en tu acento de arrullo.
Para envolverte en besos quisiera ser el viento
y quisiera ser todo lo que tu mano toca;
ser tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento
para poder estar más cerca de tu boca.
vivo de tu palabra y eternamente espero
llamarte mía como quien espera un tesoro.
lejos de ti comprendo lo mucho que te quiero
y, besando tus cartas, ingenuamente lloro.
perdona que no tenga palabras con que pueda
decirte la inefable pasión que me devora;
para expresar mi amor solamente me queda
rasgarme el pecho, amada, y en tus manos de seda
¡dejar mi palpitante corazón que te adora!

diciembre, 1918

Simulacros / julio cortázar


Somos una familia rara. En este país donde las cosas se hacen por obligación o fanfarronería, nos gustan las ocupaciones libres, las tareas porque sí, los simulacros que no sirven para nada. Tenemos un defecto: nos falta originalidad. Casi todo lo que decidimos hacer está inspirado -digamos francamente, copiado- de modelos célebres. Si alguna novedad aportarnos es siempre inevitable: los anacronismos o las sorpresas, los escándalos. Mi tío el mayor dice que somos como las copias en papel carbónico, idénticas al original salvo que otro color, otro papel, otra finalidad. Mi hermana la tercera se compara con el ruiseñor mecánico de Andersen; su romanticismo llega a la náusea. Somos muchos y vivimos en la calle Humboldt. Hacemos cosas, pero contarlo es difícil porque falta lo más importante, la ansiedad y la expectativa de estar haciendo las cosas, las sorpresas tanto más importantes que los resultados, los fracasos en que toda la familia cae al suelo como un castillo de naipes y durante días enteros no se oyen más que deploraciones y carcajadas. Contar lo que hacemos es apenas una manera de rellenar los huecos inevitables, porque a veces estamos pobres o presos o enfermos, a veces se muere alguno o (me duele mencionarlo) alguno traiciona, renuncia, o entra en la Dirección Impositiva. Pero no hay que deducir de esto que nos va mal o que somos melancólicos. Vivimos en el barrio de Pacífico, y hacemos cosas cada vez que podemos. Somos muchos que tienen ideas y ganas de llevarlas a la práctica. Por ejemplo, el patíbulo, hasta hoy nadie se ha puesto de acuerdo sobre el origen de la idea, mi hermana la quinta afirma que fue de uno de mis primos carnales, que son muy filósofos, pero mi tío el mayor sostiene que se le ocurrió a él después de leer una novela de capa y espada. En el fondo nos importa poco, lo único que vale es hacer cosas, y por eso las cuento casi sin ganas, nada más que para no sentir tan de cerca la lluvia de esta tarde vacía. La casa tiene jardín delantero, cosa rara en la calle Humboldt. No es más grande que un patio, pero está tres escalones más alto que la vereda, lo que le da un vistoso aspecto de plataforma, emplazamiento ideal para un patíbulo. Como la verja es de mampostería y de fierro, se puede trabajar sin que los transeúntes estén por así decirlo metidos en casa; pueden apostarse en la verja y quedarse horas, pero eso no nos molesta. «Empezaremos con la luna llena», mandó mi padre. De día íbamos a buscar maderas y fierros a los corralones de la avenida Juan B. Justo, pero mis hermanas se quedaban en la sala practicando el aullido de los lobos, después que mi tía la menor sostuvo que los patíbulos atraen a los lobos y los incitan a aullar a la luna. Por cuenta de mis primos corría la provisión de clavos y herramientas; mi tío el mayor dibujaba los planos, discutía con mi madre y mi tío segundo la variedad y calidad de los instrumentos de suplicio.

Recuerdo el final de la discusión: se decidieron adustamente por una plataforma bastante alta, sobre la cual se alzarían una horca y una rueda, con un espacio libre destinado a dar tormento o decapitar según los casos. A mi tío el mayor le parecía mucho más pobre y mezquino que su idea original, pero las dimensiones del jardín delantero y el costo de los materiales restringen siempre las ambiciones de la familia. Empezamos la construcción un domingo por la tarde, después de los
ravioles. Aunque nunca nos ha preocupado lo que puedan pensar los vecinos, era evidente que los pocos mirones suponían que íbamos a levantar una o dos piezas para agrandar la casa. El primero en sorprenderse fue don Cresta, el viejito de enfrente, y vino a preguntar para qué instalábamos semejante plataforma. Mis hermanas se reunieron en un rincón del jardín y soltaron algunos aullidos de lobo.

Se amontonó bastante gente, pero nosotros seguimos trabajando hasta la noche y dejamos terminada la plataforma y las dos escalerillas (para el sacerdote y el condenado, que no deben subir juntos). El lunes una parte de la familia se fue a sus respectivos empleos y ocupaciones, ya que de algo hay que morir, y los demás empezamos a levantar la horca mientras mi tío el mayor consultaba dibujos antiguos para la rueda. Su idea consistía en colocar la rueda lo más alto posible sobre una pértiga ligeramente irregular, por ejemplo un tronco de álamo bien desbastado. Para complacerlo, mi hermano el segundo y mis primos carnales se fueron con la camioneta a buscar un álamo; entretanto mi tío el mayor y mi madre encajaban los rayos de la rueda en el cubo, y yo preparaba un suncho de fierro. En esos momentos nos divertíamos enormemente porque se oía martillear en todas partes, mis hermanas aullaban en la sala, los vecinos se amontonaban en la verja cambiando impresiones, y entre el solferino y el malva del atardecer ascendía el perfil de la horca y se veía a mi tío el menor a caballo en el travesaño para fijar el gancho y preparar el nudo corredizo. A esta altura de las cosas la gente de la calle no podía dejar de darse cuenta de lo que estábamos haciendo, y un coro de protestas y amenazas nos alentó agradablemente a rematar la jornada con la erección de la rueda. Algunos desaforados habían pretendido impedir que mi hermano el segundo y mis primos entraran en casa el magnífico tronco de álamo que traían en la camioneta. Un conato de cinchada fue ganado de punta a punta por la familia en pleno que, tirando disciplinadamente del tronco, lo metió en el jardín junto con una criatura de corta edad prendida de las raíces. Mi padre en persona devolvió la criatura a sus exasperados padres, pasándola cortésmente por la verja, y mientras la atención se concentraba en estas alternativas sentimentales, mi tío el mayor, ayudado por mis primos carnales, calzaba la rueda en un extremo del tronco y procedía a erigirla. La policía llegó en momentos en que la familia, reunida en la plataforma, comentaba favorablemente el buen aspecto del patíbulo. Sólo mi hermana la tercera permanecía cerca de la puerta, y le tocó dialogar con el subcomisarlo en persona; no le fue difícil convencerlo de que trabajábamos dentro de nuestra propiedad, en una obra que sólo el uso podía revestir de un carácter anticonstitucional, y que las murmuraciones del vecindario eran hijas del odio y fruto de la envidia. La caída de la noche nos salvó de otras pérdidas de tiempo. A la luz de una lámpara de carburo cenamos en la plataforma, espiados por un centenar de vecinos rencorosos; jamás el lechón adobado nos pareció más exquisito, y más negro y dulce el nebiolo. Una brisa del norte balanceaba suavemente la cuerda de la horca; una o dos veces chirrió la rueda, como si ya los cuervos se hubieran posado para comer. Los mirones empezaron a irse, mascullando vagas amenazas; aferrados a la verja quedaron veinte o treinta que parecían esperar alguna cosa. Después del café apagamos la lámpara para dar paso a la luna que subía por los balaústres de la terraza, mis hermanas aullaron y mis primos y tíos recorrieron lentamente la plataforma, haciendo temblar los fundamentos con sus pasos. En el silencio que siguió, la luna vino a ponerse a la altura del nudo corredizo, y en la rueda pareció tenderse una nube de bordes plateados. Las mirábamos, tan felices que era un gusto, pero los vecinos murmuraban en la verja, como al borde de una decepción.

Encendieron cigarrillos y se fueron yendo, unos en piyama y otros más despacio.

Quedó la calle, una pitada de vigilante a lo lejos, y el colectivo 108 que pasaba cada tanto; nosotros ya nos habíamos ido a dormir y soñábamos con fiestas, elefantes y vestidos de seda.

 
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