Cuídate, mujer, del que te mima!
¡Cuídate de aquel que te suspira
y no te conduce por el camino del combate
al mismo tiempo!
¡Cuídate del que dice amarte
y no te enseña a amar la justicia!
¡Cuídate de los que te cuidan, mujer,
porque te quieren presa,
dormida entre las rejas de tu propio engaño!
Tu corazón y tu cuerpo, mujer,
no son marionetas ni carruseles
donde se puede perder solo el aliento.
Tu voz, mujer, y tus cabellos
son perfectas armas
contra nuestros comunes enemigos.
Tus pechos dan de mamar al mundo que nace,
no al pasado que muere.
Y repítete, mujer, todas las noches
estos sencillos versos:
¡Bendito sea el esclavo que se rebela!
¡Glorificados sean el canto y la lucha
por una nueva vida!
No tenemos otra vida, mujer,
ni otro sol,
ni otra alternativa.
En todos los rincones de la tierra
alguien lucha por su patria,
por la libertad, por la justicia,
por el pan y por la belleza.
Cantamos y luchamos
y nos reproducimos
en nuestros propios cantos y luchas.
Junto a un hombre,
una mujer levanta el fusil
y nace un nuevo mundo.
Junto a un hombre,
una mujer levanta al hijo
entre sonrisas.
Junto a una mujer,
el hombre empuja la palanca
del cambio necesario,
obligatorio.
¡Mitad del cielo,
únete a la mitad del mundo que pelea!
Estamos aquí los dos
y el enemigo tiembla.
Los dos tenemos un futuro
claro y sencillo.
Volveremos a amarnos,
una y otra vez,
antes y después de los combates.
En los sueños
nuestros rostros conquistarán la tierra,
porque los dos tenemos la razón!,
porque los dos tenemos la fuerza!.
asterisco: rafael larrea es un revolucionario Ecuatoriano
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