Banquete de Tiranos / josé martí


Hay una raza vil de hombres tenaces
de sí propios inflados, y hechos todos,
todos, del pelo al pie, de garra y diente,
y hay otros, como flor, que al viento exhalan
en el amor del hombre su perfume.
Como en el bosque hay tórtolas y fieras
y plantas insectívoras y pura
sensitiva y clavel en los jardines.
De alma de hombres los unos se alimentan,
los otros su alma dan a que se nutran
y perfumen su diente los glotones,
tal como el hierro frío en las entrañas
de la virgen que mata se calienta.

A un banquete se sientan los tiranos,
pero cuando la mano ensangrentada
hunden en el manjar, del mártir muerto
surge una luz que les aterra, flores
grandes como una cruz súbito surgen
y huyen, rojo el hocico y pavoridos
a sus negras entrañas los tiranos.

Los que se aman a sí, los que la augusta
razón a su avaricia y gula ponen,
los que no ostentan en la frente honrada
ese cinto de luz que en el yugo funde
como el inmenso sol en ascuas quiebra
los astros que a su seno se abalanzan,
los que no llevan del decoro humano
ornado el sano pecho, los menores
y los segundones de la vida, sólo
a su goce ruin y medro atentos
y no al concierto universal.

Danzas, comidas, músicas, harenes,
jamás la aprobación de un hombre honrado.
Y si acaso sin sangre hacerse puede,
hágase... clávalos, clávalos
en el horcón más alto del camino
por la mitad de la villana frente.
A la grandiosa humanidad traidores.
Como implacable obrero
que a un féretro de bronce clavetea,
los que contigo,
se parten la nación a dentelladas.

jueves, 4 de junio de 2009

Benedetti, Mario o Don Mario /ergar


Tres maneras con las que lo he llamado tantas veces y las mismas ha acudido con sus palabras tantas veces re leídas.

Queda trunca mi esperanza, aunque cada vez más lejana de conocerlo, de estrecharle la mano y hacerle saber que todavía somos muchos porfiados los que como él, tenemos esperanzas pero que nos amargamos y blasfemamos lindo cada rato.

La ironía, el humor y la sencillez que comunicó en sus escritos quedan grabados y son repetidos por varias generaciones. Mi caso es uno de ellos, pues a través de sus poemas primero y sus novelas después, abrimos incontables caminos de comunicación con mi madre. Gracias a ella pude agarrar uno tras otro los libros que encontré en su biblioteca, incluso llegue a leer por error a un Antonio di Benedetto, pero eso es ya otra historia.

De la poesía y la novela luego por el cuento, que es donde me regocijé por mucho tiempo y finalmente artículos y sus perplejidades finamente ácidas y directas. Pude conocer, mediante su palabra, ese Uruguay que me ha sido esquivo. Quedé pasmado al encontrar bien defendidas posiciones anti Papa o anti Carter anti imperialismo (así con minúscula) con una claridad y acidez que aún sigue escociéndome no poder expresarme así.

Concluir y coincidir conversaciones con y en sus poemas, incluso haber tenido largas épocas en las que transcribía uno a uno sus poemas para enviarlos por internet.

Por él llego a varios otros, entre consagrados por sus artes o amigos que quedaron marcados por un lugar definido en mi historia.

Hoy, cerrando círculos, fue precisamente mi madre la que me dio la noticia, que ya venía prevenida pues fui yo el que le anunció que una vez más Mario había sido internado. Así a lo lejos, donde menos sospechaba nuestro querido amigo escritor, contaba con un pequeño apoyo y recibía deseos para su mejora.

Me vienen muchas ideas para recordarlo, para honrarlo; entre ellas publicar en algún sitio un poema diario, que quizás sea la más seria y próxima, pero me queda una íntima, tratar de copiar lo vivido con mis hijos, verlos emocionarse con sus palabras o reírse con las ocurrencias de sus cuentos y quizás, aspirar a que ellos compartan la vena por un mundo mejor; lucha que tan bien asumió este querido amigo. Chau Don Mario, pero solo un Chau número 3


Chau número 3

(Poemas de otros)



Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus atardeceres

sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro

te dejo frente al mar
descifrándote a solas
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota

te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía

pero tampoco te creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas este abandono

estaré donde menos lo esperes
por ejemplo en un árbol añoso
de oscuros cabeceos

estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra

estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen

y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote

 
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