homenaje a jaime sabines por el décimo aniversario de su muerte...


VIEJA LA NOCHE...

Vieja la noche, vieja,
largo mi corazón antiguo.
¡Qué de brazos adentro
del pecho, fríos,
se mueven y me buscan,
viejo amor mío!
La noche, vieja, cae
como un lento martirio,
sombra y estrella, hueco
del pecho mío.
Y yo entretanto, ausente
de mi martirio,
entro en la noche, busco
su cuerpo frío.
No hay luna, locos,
desde hace siglos.
Sólo un breve milagro
cuando hace frío.

*************

YO NO LO SÉ DE CIERTO...

Yo no lo sé de cierto, pero supongo
que una mujer y un hombre
algún día se quieren,
se van quedando solos poco a poco,
algo en su corazón les dice que están solos,
solos sobre la tierra se penetran,
se van matando el uno al otro.
Todo se hace en silencio. Como
se hace la luz dentro del ojo.
El amor une cuerpos.
En silencio se van llenando el uno al otro.
Cualquier día despiertan, sobre brazos;
piensan entonces que lo saben todo.
Se ven desnudos y lo saben todo.
(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo.)

*************

ES LA SOMBRA DEL AGUA...

Es la sombra del agua
y el eco de un suspiro,
rastro de una mirada,
memoria de una ausencia,
desnudo de mujer detrás de un vidrio.
Está encerrada, muerta -dedo
del corazón, ella es tu anillo-,
distante del misterio,
fácil como un niño.
Gotas de luz llenaron
ojos vacíos,
y un cuerpo de hojas y alas
se fue al rocío.
Tómala con los ojos,
llénala ahora, amor mío.
Es tuya como de nadie
tuya como el suicidio.
Piedras que hundí en el aire,
maderas que ahogué en el río,
ved mi corazón flotando
sobre su cuerpo sencillo.

*************

SITIO DE AMOR

Sitio de amor, lugar en que he vivido
de lejos, tú, ignorada,
amada que he callado, mirada que no he visto,
mentira que me dije y no he creído:
(Ésta es la última vez que yo te quiero.
En serio te lo digo.)
Cosas que no conozco, que no he aprendido,
contigo, ahora, aquí, las he aprendido.
En ti creció mi corazón.
En ti mi angustia se hizo.
Amada, lugar en que descanso,
silencio en que me aflijo.
(Cuando miro tus ojos
pienso en un hijo.)
Hay horas, horas, horas, en que estás tan ausente
que todo te lo digo.
Tu corazón a flor de piel, tus manos,
tu sonrisa perdida alrededor de un grito,
ese tu corazón de nuevo, tan pobre, tan sencillo,
ese tu andar buscándome por donde yo no he ido:
Todo eso que tú haces y no haces a veces
es como para estarse peleando contigo.
Niña de los espantos, mi corazón caído,
ya ves, amada, niña, qué cosas dijo.




MI CORAZÓN EMPRENDE...

Mi corazón emprende de mi cuerpo a tu cuerpo
último viaje.
Retoño de la luz,
agua de las edades que en ti, perdida, nace.
Ven a mi sed. ahora.
Después de todo. Antes.
Ven a mi larga sed entretenida
en bocas, escasos manantiales.
Quiero esa arpa honda que en tu vientre
arrulla niños salvajes,
Quiero esa tensa humedad que te palpita ,
esa humedad de agua que te arde.
Mujer, músculo suave.
La piel de un beso entre tus senos
de oscurecido oleaje
me navega en la boca
y mide sangre.
Tú también. Y no es tarde.
Aún podemos morirnos uno en otro:
es tuyo y mío ese lugar de nadie.
Mujer, ternura de odio, antigua madre,
quiero entrar, penetrarte,
veneno, llama, ausencia,
mar amargo y amargo, atravesarte.
Cada célula es hembra, tierra abierta,
agua abierta, cosa que se abre.
Yo nací para entrarte.
Soy la flecha en el lomo de la gacela agonizante.
Por conocerte estoy,
grano de angustia en corazón de ave.
Yo estaré sobre ti, y todas las mujeres
tendrán un hombre encima en todas partes.



ASÍ ES

Con siglos de estupor,
con siglos de odio y llanto,
con multitud de hombres amorosos y ciegos,
destinado a la muerte,
ahogándome en mi sangre, aquí, embrocado.
Igual a aun perro herido al que rodea la gente.
Feo como el recién nacido
y triste como el cadáver de la parturienta.
Los que tenemos frío de verdad,
los que estamos solos por todas partes,
los sin nadie.
los que no pueden dejar destruirse,
ésos no importan, no valen nada, nada,
que de una vez se vayan, que se mueran pronto.
A ver si es cierto: muérete.
¡Muérete, Jaime, muérete!
¡Ah, mula vida,
testaruda, sorda!
Poetas, mentirosos, ustedes no se mueran nunca.
Con su pequeña muerte andan por todas partes
y la lucen, la lloran, le ponen flores,
se la enseñan a los pobres, a los humildes, a los que
tienen esperanza.
Ustedes no conocen la muerte todavía:
cuando la conozcan ya no hablarán de ella,
se dirán que no hay tiempo sino para vivir.
Es que yo he visto muertos,
y sólo los muertos son la muerte,
y eso, de veras, ya no importa.
Un desgraciado como yo no ha de ser siempre
desgraciado.
he aquí la vida.
Puedo decirles una cosa por los que han muerto de amor,
por los enfermos de esperanza,
por los que han acabado sus días y aún andan por las
calles
con una mirada inequívoca en los ojos
y con el corazón en las manos ofreciéndolo a nadie.
Por ellos, y por los cansados que mueren lentamente en
buhardillas
y no hablan, y tienen sucio el cuerpo, altaneros del
hambre,
odiadores que pagan con moneda de amor.
por éstos y los otros, por todos los que se han metido las
manos
debajo de las costillas
y han buscado hacia arriba esa palabra, ese rostro,
y sólo han encontrado peces de sangre, arena....
Puedo decirles una cosa que no será silencio,
que no ha de ser soledad,
que no conocerá ni locura ni muerte.
Una cosa está en los labios de los niños,
que madura en la boca de los ancianos,
débil como la fruta en la rama,
codiciosa como el viento:
humildad.
Puedo decirles también
que no hagan caso de lo que yo les diga.
El fruto asciende por el tallo, sufre la flor y llega al aire.
Nadie podrá prestarme su vida.
Hay que saber, no obstante,
que los ríos todos nacen del mar.





ALLÍ HABÍA UNA NIÑA

Allí había una niña.
En las hojas del plátano un pequeño
hombrecito dormía un sueño.
en un estanque, luz en agua.
yo contaba un cuento.
Mi madre pasaba interminablemente
alrededor nuestro.
En el patio jugaba
con una rama un perro.
El sol -qué sol, qué lento-
se tendía, se estaba quieto.
Nadie sabía qué hacíamos,
nadie, qué hacemos.
Estábamos hablando, moviéndonos,
yendo de un lado a otro,
las arrieras, la araña, nosotros, el perro.
Todos estábamos en la casa
pero no sé por qué. Estábamos. Luego el silencio.
Ya dije quién contaba un cuento.
Eso fue alguna vez porque recuerdo
que fue cierto.





QUIERO APOYAR MI CABEZA

Quiero apoyar mi cabeza
en tus manos, Señor.
Señor del humo, sombra,
quiero apoyar mi corazón.
Quiero llorar con mis ojos,
irme en llanto, Señor.
Débil, pequeño, frustrado,
cansado de amar, amor,
dame un golpe de aire,
tírame, corazón.
Sobre la brisa, en el alba,
cuando se despierte el sol,
derrámame como un llanto,
llórame como yo.





PEQUEÑA DEL AMOR

Pequeña del amor, tú no lo sabes,
tú no puedes saberlo todavía,
no me conmueve tu voz
ni el ángel de tu boca fría,
ni tus reacciones de sándalo
en que perfumas y expiras,
ni tu mirada de virgen
crucificada y ardida.
No me conmueve tu angustia
tan bien dicha,
ni tu sollozar callado
y sin salida.
No me conmueven tus gestos
de melancolía,
ni tu anhelar, ni tu espera,
ni la herida
de que me hablas afligida.
Me conmueves toda tú
representando tu vida
con esa pasión tan torpe
y tan limpia,
como el que quiere matarse
para contar: soy suicida.
Hoja que apenas se mueve
ya se siente desprendida:
voy a seguirte queriendo
todo el día.

*************




BOCA DEL LLANTO

Boca del llanto, me llaman
tus pupilas negras,
me reclaman, Tus labios
sin ti me besan.
¡Cómo has podido tener
la misma mirada negra
con esos ojos
que ahora llevas!
Sonreíste. ¡Qué silencio,
qué falta de fiesta!
¡Cómo me puse a buscarte
en tu sonrisa, cabeza
de tierra,
labios de tristeza!
No lloras, no llorarías
aunque quisieras;
tienes el rostro apagado
de las ciegas.
Puedes reír. Yo te dejo
reír, aunque no puedas.

*************

TE DESNUDAS IGUAL

Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!
Te pones a flirtearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.
¡Y cómo nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!
(Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento escalofrío.)

LA COJITA ESTÁ EMBARAZADA

La cojita está embarazada.
Se mueve trabajosamente,
pero qué dulce mirada
mira de frente.
Se le agrandaron los ojos
como si su niño
también le creciera en ellos
pequeño y limpio
A veces se queda viendo
quién sabe que cosas
que sus ojos blancos
se le vuelven rosas.
Anda entre toda la gente
trabajosamente.
No puede disimular,
pero, a punto de llorar,
la cojita, de repente,
se mira el vientre
y ríe. Y ríe la gente.
La cojita embarazada
ahorita está en sus balcón
y yo creo que se alegra
cantándose una canción:
"cojita del pie derecho
y también del corazón".

<>




TLALTELOLCO 68
1
NADIE SABE el número exacto de los muertos,
ni siquiera los asesinos,
ni siquiera el criminal.
(Ciertamente, ya llegó a la historia
este hombre pequeño por todas partes,
incapaz de todo menos del rencor.)
Tlaltelolco será mencionado en los años que vienen
como hoy hablamos de Río Blanco y Cananea,
pero esto fue peor,
aquí han matado al pueblo;
no eran obreros parapetados en la huelga,
eran mujeres y niños, estudiantes,
jovencitos de quince años,
una muchacha que iba al cine,
una criatura en el vientre de su madre,
todos barridos, certeramente acribillados
por la metralla del Orden y Justicia Social.
A los tres días, el ejército era la víctima de los desalmados,
y el pueblo se aprestaba jubiloso
a celebrar las Olimpiadas, que darían gloria a México.

2
El crimen está allí,
cubierto de hojas de periódicos,
con televisores, con radios, con banderas olímpicas.
El aire denso, inmóvil,
el terror, la ignominia.
alrededor las voces, el tránsito, la vida.
Y el crimen está allí.

3
Habría que lavar no sólo el piso; la memoria.
Habría que quitarles los ojos a los que vimos,
asesinar también a los deudos,
que nadie llore, que no haya más testigos.
Pero la sangre echa raíces
y crece como un árbol en el tiempo.
La sangre en el cemento, en las paredes,
en una enredadera: nos salpica,
nos moja de vergüenza, de vergüenza, de vergüenza.
La bocas de los muertos nos escupen
una perpetua sangre quieta.



domingo, 22 de marzo de 2009

SE BUSCA UN AMIGO / Vinicius de Moraes


No es necesario que sea hombre, basta que sea humano, basta que tenga sentimientos, basta que tenga corazón.

Se necesita que sepa hablar y callar, sobre todo que sepa escuchar.

Tiene que gustar de la poesía, de la madrugada, de los pájaros, del Sol, de la Luna, del canto, de los vientos y de las canciones de la brisa.

Debe tener amor, un gran amor por alguien, o sentir entonces, la falta de no tener ese amor.

Debe amar al prójimo y respetar el dolor que los peregrinos llevan consigo.

Debe guardar el secreto sin sacrificio.

No es necesario que sea de primera mano, ni es imprescindible que sea de segunda mano.

Puede haber sido engañado, pues todos los amigos son engañados.

No es necesario que sea puro, ni que sea totalmente impuro, pero no debe ser vulgar.

Debe tener un ideal, y miedo de perderlo, y en caso de no ser así, debe sentir el gran vacío que esto deja.
T
iene que tener resonancias humanas, su principal objetivo debe ser el del amigo.

Debe sentir pena por las personas tristes y comprender el inmenso vacío de los solitarios.

Debe gustar de los niños y sentir lástima por los que no pudieron nacer.

Se busca un amigo para gustar de los mismos gustos, que se conmueva cuando es tratado de amigo.

Que sepa conversar de cosas simples, de lloviznas y de grandes lluvias y de los recuerdos de la infancia.

Se precisa un amigo para no enloquecer, para contar lo que se vio de bello y de triste durante el día,de los anhelos y de las realizaciones, de los sueños y de la realidad.

Debe gustar de las calles desiertas, de los charcos de agua y los caminos mojados, del borde de la calle,del bosque después de la lluvia, de acostarse en el pasto.

Se precisa un amigo que diga que vale la pena vivir, no porque la vida es bella, sino porque se tiene un amigo.

Se necesita un amigo para dejar de llorar. Para no vivir de cara al pasado, en busca de memorias perdidas.

Que nos palmee los hombros, sonriendo o llorando, pero que nos llame amigo, para tener la conciencia de que aún se vive.

Nocturno / julio cortázar


Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado
como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del humo.
Todo ha quedado allá, las botellas, el barco,
no sé si me querían y si esperaban verme.
En el diario tirado sobre la cama dice encuentros diplomáticos,
una sangría exploratoria, lo batió alegremente en cuatro sets.
Un bosque altísimo rodea esta casa en el centro de la ciudad,
yo sé, siento que un ciego está muriéndose en las cercanías.
Mi mujer sube y baja una pequeña escalera
como un capitán de navío que desconfía de las estrellas.
Hay una taza de leche, papeles, las once de la noche.
Afuera parece como si multitudes de caballos se acercaran
a la ventana que tengo a mi espalda.

...como anticipado y lleno de certezas / korge


el azul balón de incrustaciones estelares
se desliza por el abierto espacio infinito.
La insular naturaleza eterna del espacio
revienta en la salina arena bañada
La rosa de los vientos permanece
con sus puntas mojada de agua de mar.

Subo, bajo, salgo y entro
me interno alegremente osado en laberinto
y de sus invisibles certezas me alimento.

Te digo preguntero, ese que te ocupa
en sus jardines me contiene.
Te contiene.
Nos.

Hay una solución / Jorge Falcone

No quiero ser como esos miserables,
indiferentes al descubrimiento cotidiano,
que abren los ojos y se beben
un día más, como si nada fuera.
Pretendo despertarme lentamente,
tomar conciencia de que el sol me entibia,
de que alguna fragancia se cuela en mis narices,
de que, sencillamente, estoy latiendo.
Parece mentira que pocos
se detengan a disfrutarlo:
Espera una jornada plagada de problemas,
pero hay una solución...
ESTAMOS VIVOS.

Venganza China / J. Mario (1980)


Los agentes secretos que me persiguen están ahora en las mismas cárceles en donde pensaban meterme.
Los novios que me abandonaron están casados con zarrapastrosos.
Los empresarios que vetaron mi solicitud de empleo han visto quebrar sus negocios.
La agencia de arrendamientos que pretendió entablarme juicio de lanzamiento fue cerrado por el gobierno.
El pisaverde que perjudicó a mi hermanita se ahogó en juanchaco.
Y la profesora que me hizo perder el bachillerato se ha puesto verde viendo mi nombre en el Larousse.


DECLARACION JURADA / álvaro yunque



La poesía, ¡suerte para la caótica y admirable humanidad!, no muere. No
morirá nunca. Siempre de su barro brotarán quijotes, poetas.

Babilonia en Ruinas por Jorge Falcone




De estos días aberrantes
recordaremos
la noche ardiente,
como cuando otra autoridad
decretó que lloviera fuego
y pedrisco infernal
sobre Sodoma y Gomorra.
De estos días genuflexos
recordaremos
a los hispanos que fueron al frente
por ser connacionales del Imperio.
De estos días canallescos
recordaremos
a los periodistas latinos que jugaron la parodia de consultarse
ante las cámaras de CNN.
De estos días de "daños colaterales"
recordaremos
el mercado hecho añicos
y la habitación 15 del
Hotel Palestina.
De estos días de prepotencia
recordaremos
la tanqueta de Mc Donalds
volteando
el milenario portalón de los
sumerios.

De estos días de obsceno embuste
recordaremos
las armas químicas que nunca aparecieron.
De estos días de traiciones
recordaremos
a los "irakíes libres"
de Rumsfeld
listos para virreynar.
De estos días sin justicia
recordaremos
la repartija de acciones petroleras
entre los socios de Dick Cheney.
De estos días de preparto
recordaremos
a los pueblos del mundo
movilizados
gritando NO en el rostro del texano.
De estos días de intransigencia
recordaremos
al campesino que bajó un helicóptero Apache
valuado en veintidós millones
con un fusil oxidado,
a las familias que volvieron del exilio no por bancar a un dictador
sino por salvar a su Patria,
a la mujer embarazada
que se inmoló contra tres marines,
al torcito que lloraba
en un hospital de campaña.
Acaso estos congéneres,
estos hermanos,
estos compañeros,
supieron desde un principio
que no tenían chance.
Pero pelearon.
Con palos.
Con piedras.
Con muñones.
Nosotros
TENEMOS EL DEBER
DE ENVIDIAR SU DERROTA.
Porque en aquel desierto
se batió la humanidad
en nombre nuestro.

quizás / álvaro yunque



Quizá este pibe mío que hoy llevo de la mano
Llegue a ser un poeta:
Cayó una estrella errante,
Ya el niño iba a correr para tomarla;
Pero yo lo detuve ¡Y él me miró asombrado!
¿No es cosa de poeta,
Y sólo de poeta, el asombrarse
Porque se le ha impedido correr tras de una estrella?

 
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