CREDO / Aquiles Nazoa

CREDO

Creo en Pablo Picasso,Todopoderoso,Creador del Cielo y de la Tierra;
creo en Charlie Chaplin, hijo de las violetas y de los ratones,
que fué crucificado, muerto y sepultado por el tiempo ,
pero que cada día resucita en el corazón de los hombres,
creo en el amor y en el arte como vías hacia el disfrute de la vida perdurable,
creo en el amolador que vive de fabricar estrellas de oro con su rueda maravillosa,
creo en la cualidad aérea del ser humano, configurada en el recuerdo de Isadora Duncan, abatíendose como una purísima paloma herida bajo el cielo del mediterráneo;
creo en las monedas de chocolate que atesoro secretamente
debajo de la almohada de mi niñez;
creo en la fábula de Orfeo, creo en el sortilegio de la música,
yo que en las horas de mi angustia ví al conjuro de la Pavana de Fauré,
salir liberada y radiante de la dulce Eurídice del infierno de mi alma,
creo en Rainer María Rilken héroe de la lucha del hombre por la belleza,
que sacrificó su vida por el acto de cortar una rosa para una mujer,
creo en las flores que brotaron del cadaver adolescente de Ofelia,
creo en el llanto silencioso de Aquiles frente al mar;
creo en un barco esbelto y distantísimo
que salió hace un siglo al encuentro de la aurora;
su capitán Lord Byron, al cinto la espada de los arcángeles,
junto a sus cienes un resplandor de estrellas,
creo en el perro de Ulises,
en el gato risueño de Alicia en el País de las Maravillas,
en el loro de Robinson Crusoe,
creo en los ratoncitos que tiraron del coche de la Cenicienta,
en Beralfiro el caballo de Rolando,
y en las abejas que laboran en su colmena dentro del corazón de Martín Tinajero,
creo en la amistad como el invento más bello del hombre,
creo en los poderes creadores del pueblo,
creo en la poesía y en fín,
creo en mí mismo, puesto que sé que alguien me ama.

Aquiles Nazoa

jueves, 17 de julio de 2008

MANIQUÍ DESNUDO ENTRE ESCOMBROS / Nuvia Estévez

L PLACER DE LOS ADVERTIDOS
MANIQUÍ DESNUDO ENTRE ESCOMBROS
Nuvia Estévez

DESDE EL FONDO

Yo nunca tuve mar
ni brazos con qué llevar mi hija a las olas
Nunca tiré piedras al espécimen
mis padres prohibieron el azul
gritaron "hasta allí los límites
la mirada divisoria entre las aguas
hasta allí la sal los ahogados
la fría eternidad de los peces en las rocas".

Siempre creí que el mar estaría en cualquier pueblo
en cualquier casa
en cualquier madre
pero mi madre nunca tuvo mar
y en mi casa sólo hubo un balde
donde el amante orinaba su ausencia.

El mar fue un barco que se hundía
un anuncio solitario desde arriba
Pero se fue del país
de mis amigos
Nada hizo mi anzuelo para encontrarlo
lancé botellas a ese hueco que alguna vez fue manantial
lancé la geografía la pulcritud
los delfines tan humanos ante la oscuridad de mi pueblo.

Alguien dijo "la lluvia nos traerá el mar"
pero no llovió en cuarenta días
ni hubo madres felices ancladas con sus hijos.

El país fue un arca
a ella sólo llegaron animales malditos
(esa ungida inocencia de los animales sin espina
ese vaho silencioso de los amantes oscuros)
El país sólo fue un lugar para los que escapaban
un mapa compartido en la nieve.

"Madre" grita mi niña
y el nombre a secas me devuelve aguas
"Madre qué ciudad nos salvará el naufragio
qué aullido nos pintará el silencio
en qué cuerpo quedarán los brazos abiertos
a ese dolor imposible de lo limpio".

Yo nunca tuve un mar tocándome la puerta
deslizando tranquilo por hendijas su recuerdo migratorio
nunca bañé su fantasma contra mi cuerpo
su ácido contra la imperfección del rostro
Pude lanzar mi corazón en una botella
partir desnuda tras las malolientes gaviotas
pero nunca tuve un mar el soplo de las velas
la danza de su ruido pálido y mecánico.

Quién iba a anunciar las aguas
ese arrepentimiento de los que se hundían sin país
las piedras la isla
los ahogados sus bocas abiertas al olvido
Quién iba a empujar hacia este silencio sus tablas.

Hundida el arca
vueltos los animales a esa costumbre oscura de la existencia
el mar retornó a golpearnos
y dolió al cuello la nostalgia bulliciosa del tumulto
Mi hija pintaba barcos en la pared
mientras otro amante flotaba prendido a mi cuerpo.

Ahora que ardo sobre esta isla animal
mi húmedo hundimiento de vida
y mojo la arena desolada donde perdí mi casa
siento el nombre que duele en las costas
esa frígida felicidad sin brújula.

Mi hija y yo
también nos hemos ahogado.

DANZA DEL EQUILIBRIO

Mi hija baila rock montada en el equilibrio
se ha soltado el pelo
y rompe la cabeza contra el piso
es acróbata malabarista
se empeña en domesticar leones
dice que son mansos
que ya no mojarán su barba en el estiércol
Mi hija huye de las manzanas
anda en busca de cardos para agujerearse la frente
ella que un día fue Penélope
ahora se retuerce en una esquina
se esconde de los perros
de los transeúntes
lanza la piel contra el asfalto
y allí queda
allí queda mi pequeña
mi santa
mi maldita inocencia.

JUEGO DE AZARES

Rachel

Si pudieras, desde tu sitio pequeñísimo de flor, volar hasta mi árbol desgajado, no te asustara el grito del pájaro salvaje que canto cuando tengo frío.

La soledad se aparece llena de telas blancas, me toma de la mano, no me deja ir.

La muerte salta por una ventana y baila con un traje de colores púrpuras. Danzas de fuego. Entonces yo maldigo. Y tú, que juegas con azares, temes o vuelves la cabeza.

Pero no llorarás por mi aleteo. Echaré de la casa los graznidos y cantaré como un ave feliz.

Las plumas que floten en el aire

no te rozarán.

TOILETTE

Los hombres orinan el borde
nosotras

el fondo.

ISLA NEGRA

Mientras enciendo este cigarro Neruda agoniza. Ama sus rostros, sus estatuas, sus máscaras, como a la ola perpetua que lo inunda.
Yo iría en una de sus botellas hasta la roca frente a su ventanal, pero mi hija tiene cinco años de palidez.
Mientras absorbo el amigo brota como el aguacero, se vuelve animal mío, dice que nada es un poema, que un poema es ser el loco de siempre.
Fumo.
Anochece.
Quién puede llevarme hasta su laberinto si es imposible armar otra emboscada.
Soy esa bailarina sin brazos. Estoy aquí junto a Simbad, con sus ojos hacia el pacífico. Me vuelvo su bigote, su ojo tuerto, su cojera. El mar es sólo mío, su brillo metálico que asfixia, el puro aroma del salitre hasta el fondo de la nariz.
Respiro.
Un cigarro puede ser la salvación o la muerte. Un cigarro puede ser odiar el universo, correr sobre la cuerda floja. Que nadie venga a soplar el humo. Que nadie rompa este fuego agradable mientras mi hija rifa una nostalgia, mientras mi madre apaga las lámparas de coca que ardieron sobre su juventud.
Que nadie venga. Ni mi padre con la trombosis golpeando los pasillos. Ni mis muertos con sus infartos y la impiedad del abandono.
Fumo.
Y me pierdo para siempre en la humareda.

vanesa dice...

Debería estar en la cama
pero me asaltó hace unas horas esta ocurrencia
pensé dejarla para mañana pero no ha podido ser
así que ya agotado pero contento
por haberte escrito unos versos.

Un beso

--
Saludos desde La Posada
Alberto Montoya
17 de Julio de 2008

Vanessa dice
cosas que hacen a la noche
más hermosa,menos sola.
Su sueño sueña con la luna
y una barca amarrada a la prisa
para viajar por la vida.

Vanessa dice
es un rotulito del google mail
que me lleva al corazón
de una loca galaxia
donde de vez en cuando
tomo posada y otras cosas.

Vanessa dice
es una puerta a una mujer
de enorme humanidad y es
el llamado,la voz queda
que con desesperación rasga
los cristales de mi ventana.

Vanessa dice
es un canto y es un llanto,
es una espera que desespera,
es una mano y otra mano
es el deseo sin quimeras,
la esperanza hambrienta.

Vanessa dice
es la locura y la negrura,
la luz que a sí se busca,
la imprudencia que reincide,
la madre,la amante,la amiga,
la niña que llora y duda.

Vanessa dice,
cada día en mi pantalla,
evocando la alegría,
como si el sol quisiera ser mujer
y saliera a recibirme
a darme cada mañana los buenos días.

Nueve días


Nueve días

No nos habíamos visto en... a ver... nueve días...

¡Falso!



Nos vimos ayer, pero no pudimos pasar del beso en la mejilla con el que nos saludamos siempre que están presentes nuestras respectivas parejas. O alguno de los dos. O alguien que nos conozca. Mierda. No nos habíamos tocado en nueve días.

Ella lleva 5 años de tranquilo matrimonio con Israel, un tipo estupendo, y al que sinceramente me da un poco de lástima lo que le estamos haciendo, pero esa es otra parcela de mi vida y no viene a cuento. A mi mujer, Yudith, no le guardo ninguna lástima. Fui el cornudo más cornudo de todos durante la mitad de nuestro noviazgo, y me enteré de todo hace un año, a dos meses de habernos casado. Ella no lo sabe, pero ya adelanto el divorcio.

En fin, que Maricruz y yo nos vimos ayer. Fuimos a una cena de la fundación a la que ambos pertenecemos, en la cual brindamos atención a los niños seropositivos. Cualquiera que tenga una pareja habitual y esté sano sabe que, tras nueve días de dura abstinencia, nadie en su sano juicio se somete a la tortura de acercarse a la pareja sin poder tocarla siquiera. Eso fue lo que nos pasó esa noche. Estaba hermosa, con su cabello por debajo de la media espalda, cubriendo la piel que tantas veces besé desaforadamente, encabritado en el deseo que esa mujer despierta en mi. El vestido dejaba al descubierto su torso hasta el final de su cadera, a un dedo del punto en que nace la hendidura entre sus nalgas, y sin embargo, Israel no parecía notarlo.

Ahí estaba la clave. El matrimonio entre ellos era tranquilo. Demasiado. En cinco años él apenas la habría tocado 20 veces, y una mujer tan hermosa y joven como Maricruz no merece que sus encantos se desperdicien tan absurdamente. Porque Mary –así la llamo en nuestra cama- es una chica encantadora: 27 abriles, morena de cabellos lisos y largos, rostro ovalado, senos desafiantes y firmes, nalgas que enganchan miradas en la calle y unas piernas firmes, resultado de la hora y media que dedica cada mañana al trote.

Tras la cena, tenía una sensación de desasosiego en el cuerpo; el deseo me quemaba por dentro, me inflamaba y me producía una fuerte opresión en toda la zona genital. Algún entendido en el Tao me dice que el exceso de energía Yang me produce esos malestares. Yo creo que sencillamente se me alborota el deseo y al no poder despejarme, toda esa excitación deja su hinchazón en mis bolas.

Mary cruzó, mientras me servían una trucha –hay que decirlo, exquisita-, sus dos piernas por debajo de la mesa alrededor de una de las mías. Ese contacto primario, sutil, encantador, fue suficiente para infundir una oleada de sangre en mi pene, que erectó inmediatamente y permaneció adolorido, como pidiendo relajarse, hasta hoy.

Esta mañana Yudith salió temprano, a su oficina, en donde trabaja hasta entrada la tarde. Yo tenía el día libre y me quedé en casa, no sin enviarle un mensaje de texto a Mary para informarle la buena nueva. Llegó en cosa de media hora. Israel estaba en la oficina y ella entraba más tarde. Disponíamos de 3 horas...

Cuando la sentí llegar, mi pulso se disparó en adrenalina, ¿180, 190 pulsaciones por minutos? ¿qué importa? La emoción me dominaba, el temblor de mis manos no me dejaba abrir la puerta pero, gracias a Dios, estaba abierta, así que ella lo hizo. Cuando la tuve entre mis brazos sentí que mi pecho se reventaba, que mi alma no estaba en su lugar, que se salía mi vida por la boca y se me escapaba en el beso que, por fin, lograba darle.

Nuestras lenguas se encontraron en la humedad de su boca, recorriéndose, fundiéndose y encajándose una en la otra. Luego la suya en mi boca hizo estragos con mi paladar... los oídos en zumbido permanente... hacía rato que no era dueño de mis movimientos ni mis sentidos.

En 5 minutos estábamos en la alcoba, aún vestidos pero mojados de sudor; tal fue el calor del primer contacto... la blusa de ella, fina, blanca, transparentaba sus pezones duros, enhiestos, como llamando a ser comidos... y eso hice. No sé donde cayó la tela, y me bebí con ansia el sudor que corría de su cuello y hombros hacia abajo, besando inmisericorde sus senos que, pequeños y firmes, se hallaban turgentes por el trabajo de mi lengua sobre ellos... El aroma a sexo inundaba nuestros espacios.

Camisa y pantalones no duraron mucho en su lugar. Mary me sacó la ropa en segundos, sin tardanza procedió a lamer mi pecho y mi abdomen, que conservo bastante plano a pesar de haber abandonado el gimnasio hace meses... Siguió corriente abajo y entre sus manos liberó de su prisión al causante del bulto en mis boxers. Estaba erecto y pleno, duro, salvaje, henchido yo de placer e hinchado mi pene de urgencias.

Cuando quise sacar la mínima prenda que tenía bajo su falda, caída hacía rato a un lado de la cama, ella no lo permitió, y con un guiño se arrodilló frente a mi, para dedicarse con fruición a lamer mis testículos, sin dejar escapar un milímetro de la delicada piel que los cubre. Yo exudaba líquido pre seminal como una fuente. Eso me mantenía perfectamente lubricado mientras Mary cubría y descubría el glande con su mano izquierda (es zurda), brindándome un mar de sensaciones.

-Te amo, Enrique- soltó entre una lamida y otra, sorprendiéndome y erizando mi piel entera, porque esa palabra había estado proscrita entre nosotros debido a las circunstancias de nuestra relación.

-Yo también te amo, Mary, ya no concibo mi vida sin ti.

Por toda respuesta ella metió el rojo glande en su boca y succionó lentamente todo el tallo, hasta engullir su total extensión, lo que provocó un grito de mi parte, porque el placer que sentía era prácticamente insoportable.

Casi a la fuerza la despegué de mí y la obligué a acostarse en la cama, con las piernas colgando, posición que me permitió devolverle el tratamiento. Me extasié en los aromas que de su cuerpo emanaban, aspirando el aire que la rodeaba y lamiendo lugares precisos de su barriguita, en donde yo sabía que le provocaba unas cosquillas excitantes, que para nada dan risa, sino que calientan enormemente. Y el cuerpo de Mary lo conozco de memoria.

Al llegar a su vulva me abrí paso con la punta de la lengua, de abajo hacia arriba, sorbiendo sus jugos de sabor acre y salado, invocando sensaciones increíbles en ella, que se contorsionaba como una posesa al borde del orgasmo. Pero ella no tenía por qué controlarse, así que, dejándose llevar por mi lengua, estalló en su primer clímax, que abrió para mí las puertas de sus labios menores, en un baño de su elixir vital. Gritó con fuerza que siguiera, que no me detuviera jamás, que por favor mi lengua no la abandonase, que no me separase de ella. Yo la complací y seguí sorbiendo, ungiendo mi boca con el agua bendita de su sexo ardoroso.

Bajé mi boca para lamer el anillo de cobre que limita su otra hendidura. Lo sentí con la punta de mi lengua e intenté penetrarlo, lo que prácticamente la volvió loca. Gemía y repetía: ¡qué rico te siento, papi!, mientras yo la humedecía una y otra vez por su fruncido ano. En minutos sentí que estaba lista para un nuevo orgasmo, pero ahora quería disfrutar su cuerpo con todo mi cuerpo, así que la hice subir en la cama y me alcé sobre ella, apuntando con el ariete su entrada, frotándola dulcemente, sin pausa ni reposo, firme y enhiesto junto a su fisura, haciendo presión sobre la bifurcación que se abre tras el clítoris.

Entonces la penetré por primera vez en nueve días. Su vagina me abrazó como un forro hecho a la medida, flexible y suave, pero suficientemente apretado como para hacerme sentir que el paraíso estaba ahí, entre sus piernas. Aunque ya conocía su gruta, esta vez la sentía mucho más cálida y acogedora. ¿Cómo pudo decirse alguna vez que el sexo era pecaminoso, por amor de Dios?

No podía evitar moverme, de adelante a atrás, mientras sentía que volaba, que el tiempo no existía, que el abrazo en que nos fundíamos podía ser eterno y que nada nunca haría correr el tiempo. Perdidos en nuestro trance extático, nos agitábamos frente a frente, besándonos, amándonos, lamiéndonos sin fin, hasta que sentí que se disolvía y que sus jugos manaban de nuevo alrededor de mi pene, que sintió quemarse en la lava candente que lo rodeaba. Esa sensación de quemadura dulce fue el detonante de un disparo que había estado engatillado desde que nos vimos.

Ella, debajo, gritó a los cuatro vientos su éxtasis, su orgasmo devastador y sublime, que la elevó y a un tiempo la aplastaba contra el suelo en su efecto destructor de la realidad y creador del hechizo enamorado. Yo, arriba, sentí mis oídos trancarse como si me encontrase a metros de profundidad en el mar. Ella, ella es el mar. Yo un pez atrapado en su red, y sobre ella, descargaba mi energía acumulada, mis ansias inmensas de tenerla. Aunque ella me tuviese a mí, aunque perdiese el control y, junto a un gutural gemido de placer, de liberación, gritase, como estaba gritando, mi amor y mi furia de que no fuese sólo mía.

Estabamos exhaustos pero felices. Despertamos cuando Yudith gritó "¡qué coño está pasando aquí!", mientras Israel, casi desnudo y lleno de pintura de labios, aparecía detrás de ella en el umbral del cuarto.

El suicidio de un escritor

El suicidio de un escritor
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Pedro Flecha
pedroflecha@yahoo.com

(A propósito de "El suicidio de una nación" artículo de Mario Vargas Llosa en El Nacional de Caracas el 8 de Agosto de 1999)

Mario Vargas Llosa es un valioso literato para la lengua castellana, pero sus comentarios políticos son por lo menos desatinados y la vena ideológica de los escritos que no son de ficción literaria parecen no penetrar el cascarón de las convenciones de moda.

Es un agudo crítico de Fujimori, como yo también lo soy, pero por razones muy diferentes. Parece que tengo, sin embargo mejor memoria que él. En la primera ronda de elecciones en 1990 en Perú voté por Vargas Llosa, quien había construido una plataforma política en base a los estudios de Hernando de Soto sobre la potencia de un capitalismo popular nacido espontáneamente de la industria y comercio informal en
Lima. Veníamos de la incompetente frivolidad aprista, de un Alan García que fue una gran oportunidad perdida y cualquier cosa podía pasar...

Si Fujimori fue presidente en 1990 en segunda vuelta, fue gracias al carácter pusilánime de Vargas Llosa, quien en la misma noche de la primera elección fue al centro de campaña de Fujimori, y ante las cámaras de TV nacional le ofreció cederle la segunda vuelta y que fuera el nipón presidente de una vez; cosa que el mismo no aceptó. ¿Se imaginan los lectores que sentimos todos aquellos quienes votamos por
Vargas Llosa al ver semejante prueba de debilidad?. ¿Qué derecho tenía Vargas Llosa para tomar una decisión de ese tipo, personalista y majadera, cual niño engreído?. ¿Por qué tenía que entregar mi voto y el del más de una tercera parte de los votantes peruanos a un señor que nadie conocía?

Demás está decir que en la segunda vuelta voté en blanco... porque en el Perú votar es obligatorio. Gran parte de los que vieron al Vargas Llosa de esa vergonzante noche, hicieron lo mismo que yo. Fujimori salió elegido.

Vargas Llosa había querido evitar un Parlamento dividido, seguramente había soñado ser ungido con los laureles de la popularidad que ahora repudia. Quería culminar su "ego trip" triunfalmente, no quería discutir. Fujimori tampoco es bueno discutiendo y por ello pateó el tablero en el año 1992. Pero nuevamente le falla la memoria a Vargas Llosa cuando dice que los Venezolanos "apoyaban mayoritariamente el
sistema democrático y habían repudiado el intento golpista que pretendía imitar el ejemplo peruano". El golpe de Chavez fue el 4 de Febrero de 1992, el de Fujimori el 5 de Abril del mismo año. En su apasionamiento Vargas Llosa altera la secuencia de los hechos y pone la carreta delante del caballo. ¿Superficialidad, carencia de interés o intencionalidad malsana?

Risible no es quien,como Chavez, propone echar al tacho más de siglo y medio de independencia de opereta -y ello es aplicable a todos los países latinoamericanos-. ¿ De que independencia podemos hablar si somos esclavos de conceptos europeizantes , que en el Perú llamamos "huachafos"? La palabra "huachafo" viene de una deformación del "Nuevo rico" peruano fruto del negocio del guano de islas, que cuando viajaba
a Londres el siglo pasado, compraba ropas, muebles y menaje en una calle –donde los nuevos ricos de todo el mundo iban a comprar- que se llamaba White Chappel. Los que ahí compraban se llamaban despectivamente "white chaps", por decir gente de gusto dudoso. Vargas Llosa parecería merecer un busto en esa calle, si todavía existiere.

Los peruanos estamos acostumbrados a las veleidades del escritor y a sus espasmódicas "pataletas" , lo cual no desmerece en absoluto sus méritos intelectuales y literarios. Estas pataletas están pobladas de una ficción de "democracia" , "mercado", "estado de derecho" cual mágicas abracadabras de un mundo ideal que el escritor cree que en alguna parte existe. La mayoría de los literatos, con muy pocas excepciones como Borges -que era más matemático que literato- son debiluchos en ciencia, matemáticas y acción. En ello se parecen a los
abogados. Tienen una especie de aversión a todo aquello que no es decorativo y que es descarnadamente verosímil. La matemática de Chavez es verosímil al plantear que tres poderes no son suficientes y revivir el "Poder Moral" propuesto por Bolivar. Todas las cosas siempre son cuatro; estaciones, elementos, nucleótidos de ADN , o los cuatro Suyos Incaicos. Solo esta contribución de Chavez al diálogo político
reverdece conceptos ancestrales que en el Ande son comunes a la Crotone Pitagórica. Si Darwin hubiera sido coetáneo de Bolivar, este simplemente hubiera definido su "Poder Moral" como lealtad a la especie. Enormemente valioso es también el transmitir a ese Bolivar pendiente, aquel de Angostura que planteaba el nuevo Poder debía señalar la inmoralidad en una especie de "dazibao" institucionalizado,
de forma muy similar al tratamiento que se le da al "Q'ara" (hombre signado como "paria" porque no reconoce la reciprocidad) en el ancestral mundo andino.

Vargas Losa está prisionero en su propia fábula y cual la zorra del mismo clama que las uvas están verdes porque, simplemente, no las alcanza. En este entrampamiento memético cree que planificación y mercado son antagónicos. ¿Cree acaso que las transnacionales que tanto adora no planifican ni conspiran, o que los mercados son sacrosantos lugares animados por personajes propios de Walt Disney? Es que las
palabras siempre devienen en insuficientes y es fácil caer entrampado en ellas. Las palabras en economía no significan mucho, no son ellas las que generan riqueza ni suplen necesidades, son los actos de los hombres, mas propiamente la actitud de los hombres hacia las cosas las que lo hacen. Los actos de los hombres son apasionados y esa pasión es contagiosa cuando alguien plantea una utopía. Utopía no es lo
imposible, sino es la actitud hacia adelante, es el no conformismo, es Juan Ramón Jiménez con eso de "dadme papel rayado y escribiré al través". Este inconformismo está en la obra literaria de Vargas Llosa, está en cada hoja de sus libros , pero, creo por eso mismo, está completamente ausente en su ser público que se acerca más a los "apoltronados" de Bolivar. Thoreau se preguntaba " Puede un hombre abrigar una opinión y contentarse con eso?". Hay hombres de acción, Chavez es de esos que rompen el molde y pueden cambiar las cosas. Si el escritor peruano se detuviera un poco y revisara sus ancestros, no digo a Bolivar que es reciente, sino a Guamán Poma de Ayala, el gran fundamentalista andino del siglo XVII, se encontraría que tanto Chávez
como Bolivar tienen parte de esa savia inconsciente andina.

Por su inhabilidad apreciativa y su idealización literaria del liberalismo económico, Vargas Llosa sería prontamente calificado por Bertrand Russell como uno de esos "fanáticos del mecanismo", que creen que algo oculto y complicado maneja las cosas que no entienden, más aún cuando su acceso a los mecanismos y sistemas es sólo a través de las palabras. Cae nuestro connacional en plantear, aunque se dice
agnóstico, que la creencia es superior al conocimiento, que hay cosas que están dadas, hechas y por ello erige totems contradictorios. El conocimiento es pasión y Chavez no parte de una ideología (de un sistema de creencias, como él) sino que es dueño de una actitud de conocer haciendo...y eso es estimulante a nivel humano, ya que esa actitud parte de la frescura de lo que nos es común, el inconsciente
colectivo humano, el cual está por necesidad propia de especie encima de toda creencia.

Debería Vargas Llosa revisar el concepto andino de Reciprocidad como ley natural, para entender que mientras no hagamos una toma de conciencia de este extraordinario concepto seguiremos abrumados por las creencias dogmáticas y la falta de humanidad. Que revise al pitagórito Arquitas y encontrará como hace milenios el Ande estaba
cercano a la utopía sinárquica de Crotone. Que revise a la Nueva Atlántida de Bacon y encontrará lo mismo. Hay raíz en el Ande y Chávez es uno de esos frutos, que por necesidad cultural y mandato del inconciente colectivo surgen, felizmente, de vez en cuando...

Finalmente su vergonzante súplica al poder económico internacional y especialmente a Estados Unidos para que "multipliquen esfuerzos para moderar los excesos voluntaristas, verticalistas y planificadores del estentóreo caudillo, y exijan de él, en política económica, un mínimo de sensatez." parece extraído de razonamiento propio de algún colaboracionista frances con los nazis de entonces. Es la invocación a un golpe internacional por medio de la asfixia económica del aislamiento, es invocar un siniestro bloqueo como el que se hace con Cuba ¿Qué daemones se han enseñoreado en la mente del escritor para proponer un mundo servil, sin voluntades, chato, dominado por otros donde, por nuestro lado, no surjan hombres extraordinarios? ¿No serán acaso sus frustraciones políticas y sus errores de juicio los que hablan por él?. ¿No es acaso su actitud la del Eróstrato revivido por Sartre, que quemó el Templo de Diana en Efeso para así lograr pasar a la Historia?

Richard Dawkins dice que los hombres no poseen memes (análogo cultural de un gen) sino que los memes poseen hombres. Penosamente, Vargas Llosa es una comprobación perfecta de ese meme que campea en las mentes de los dominados y acomodados, aquellos con quienes se encontró Bolivar en Lima, aquellos que entregaron la ciudad de Arequipa al invasor chileno-británico en 1879, aquellos que han perdido la
capacidad de emocionarse y creen que la fatalidad existe...

Podrán decir muchas cosas sobre lo que pasa en Venezuela, pero viene a
mi mente aquello que dijo Galileo Galilei después de ser coaccionado
en la Inquisición..."¡Y sin embargo se mueve!". Porque algo se mueve
en Venezuela y el que algo auténticamente humano, y por ello rebelde,
se mueva en alguna parte es una buena noticia.

El dormir y la electroestimulación fomentan la memoria

ahora entiendo por qué no me acuerdo ni dónde tengo la cabeza...



El dormir y la electroestimulación fomentan la memoria


Dormir es importante para aprender y para tomar decisiones, pues las células del cerebro se reordenan de una nueva forma, según expuso el equipo de investigación de la Universidad de Ginebra que dirige Sophie Schwartz en el Foro de Neurocientíficos Europeos que se celebra en esa ciudad suiza.

Otro grupo de investigadores logró aumentar la memoria con ayuda de la denominada electroestimulación. Los expertos de Schwartz dieron a las personas que participaban en el estudio tareas fáciles de aprendizaje. Posteriormente, una parte de ellos durmió, mientras que al resto se le impidió el sueño. Los investigadores demostraron que, a través del sueño se ordena de nuevo la conexión de las células del cerebro que
influyen en el comportamiento y en los procesos de decisión.

"Si se tiene una nueva experiencia y se duerme después un tiempo, entonces las enseñanzas que de ahí se desprenden quedan mejor grabadas", expresó Schwarz.
"La mejoría está relacionada con la actividad cerebral en determinadas regiones del cerebro que son importantes para el aprendizaje", añadió. Afianzar la memoria durante el sueño es importante, como cuando por ejemplo se aprende de memoria, pero también para los procesos del desarrollo del movimiento como el ir en bicicleta o hacer malabares.

Otro de los estudios presentados en Ginebra muestra que la estimulación del cerebro con campos eléctricos a través del cráneo puede influenciar la formación de memoria a largo plazo. Para ello las personas que hicieron la prueba aprendieron parejas de palabras antes de irse a dormir por la noche. Al día siguiente, los científicos que
dirige Lisa Marshall, comprobaron cuán bien habían sido memorizadas las parejas de palabras tras una estimulación verdadera o simulada.

Si la estimulación era baja, de 0,75 herzios, la frecuencia del lento ritmo cerebral, se aumentaba la llamada memoria declarativa, que almacena hechos y acontecimientos. La estimulación reforzó el lento y oscilatorio ritmo cerebral y el típico patrón ondeado en los encefalogramas durante la fase del sueño, que participan en la conformación de la memoria. Si la frecuencia de estimulación se
aumentaba a cinco herzios, el ritmo cerebral mientras se sueña, perjudicaba la formación de la memoria.

Fuente: Ginebra, julio 14/2008 (DPA)

Julia Cabalé



EL PLACER DE LOS ADVERTIDOS
Julia Cabalé

ESTIGMA

Hay una forma de mirar que nos devuelve las formas.

Visión del ojo recreando su metáfora.
Pincel de luz para innovarla.

Energía vuelta en sí y contra sí
cuando caduca.

Hay una forma de mirar que nos devuelve
las formas que nos siguen.

ELECCIÓN

La ficción de la luz
argumenta la densidad del cuerpo y del aire
por lo inevitable.
Saber, no es para gritar
que el pensamiento se quiebra.
Saber, hace vibrar
y por qué no,
elegir la forma.

RUTA

Estela de luz que en mí se quiebra. Ruta de milenios
avanzo y limito la red de tus vacíos.

Pertenezco a las interrogantes
al discurso el éxtasis que me confina
a barrer las horas del día.

CREPITACIONES

1

Sin pájaros sin árboles.
Canto del gallo
en la madrugada.

2

Chas...

Universalidad
de las hormigas.

3

Mis brazos en cruz
mi frente sobre la tabla.

4

Las ramas secas huyen de la ceniza.
Crepitaciones. Llovizna ilustre.

5

Ni pesar ni agonía, gesto de placer
a la manera húmeda.

6

Energía
¿no tienes bordes?

7

Trazo inicial
causalidad de línea fina.

El pincel tiembla ante su obra.
El original en reciprocidad
seguirá esperando.



8

Un poco tierra
mis versos fluyen
a pesar de...

9

La paz y la nostalgia toman
una taza de café
en mi ventana.

NOMBRES Y SUCESOS

1

Nuestra cofradía
es un montoncito de nombres y sucesos.
Si no somos los iniciados,
iniciaremos la cronología
de la orfandad de los espejos.
La señal comienza en el costado
Es el tiempo que nos deja solos.

2

El espejo entrega lo que aún perdura.
Definición de la última estancia.
El espejo esperará al otro,
mientras persista.

EL GRITO

Olor de la carne bajo tierra. Olor natural de los elementos.
La realidad nos desorienta, de alguna manera nos rescribe.
El grito define a la especie, un clan, lo nómada del bosque.
Sin frontera tierra mía. Universal es la mirada.

Donde pongo la vida pongo el fuego (Ángel González - Pedro Guerra)


Donde pongo la vida pongo el fuego
(Ángel González - Pedro Guerra)

Donde pongo la vida pongo el fuego
de mi pasión volcada y sin salida.
Donde tengo el amor, toco la herida.
Donde dejo la fe, me pongo en juego.

Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego
vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.
Perdida la de ayer, la de hoy perdida,
no me doy por vencido, y sigo, y juego

lo que me queda: un resto de esperanza.
Al siempre va. Mantengo mi postura.
Si sale nunca, la esperanza es muerte.

Si sale amor, la primavera avanza.
Pero nunca o amor, mi fe segura:
jamás o llanto, pero mi fe fuerte.

Breve historia de un encanto.

Dedicada a toda la tropa cósmica y parajes aledaños.
Breve historia de un encanto.

VICENTE CORREA


Esta crónica aconteció poco después de haber cumplido con el requisito de la pasantía de ley. Todavía mis emociones bullían cargadas de ruralidad. La provincia sureña San Juan de La Maguana había sido lo mejor de mi vida en muchos años a la redonda. El próximo escalón lo constituía la residencia médica, pero aún estaba lejos en el tiempo. Había terminado en agosto de 1983 y las residencias empezaban en junio. El desempleo obligó a establecerme en la populosa barriada Los Ángeles del kilómetro trece de la autopista Duarte, en la periferia de la capital. En una bonita y decente casita justo a la vera de una polvorienta calle central clarinada de ruidos y palabrotas me asenté con un cartelón enmaderado que decía ´´Centro Médico doctor Correa´´. Allí pernoctaba casi todo el día combinando mi labor médica y estudiando ávidamente para estar preparado a la hora de los exámenes para las residencias médicas.

Mi sabrosura innata no tardó en acarrearme amistades de todos los calibres, desde el filosófico policía retirado Altagraciano, hasta la perversa Sinforosa, una rubia postiza que de inmediato me hizo saber por trasmanos que dominaba como ninguna otra mujer el mundo del sexo. Los chismes y la política competían con las ensordecedoras bachatas y merengues, sin dejar atrás al necio de Don Eneas y su insoportable altoparlante llamándonos a nosotros los mundanos a convertirnos al evangelio. No puedo negar que entré con buen pie al barrio. A las pocas semanas ya estaba más o menos bien posicionado en el sector. La atención primaria en salud que ofrecía llenó las expectativas y ya me sentía ser parte importante de Los Ángeles.

Una tarde me llegó al consultorio Úrsula, una linda y simpática joven con una cortadura en su mano izquierda provocada por sí misma mientras trataba de destapar una lata de salsa de tomate. No era una situación de envergadura, aunque el sangrado hacía aparentar lo contrario. Es más, los pocos puntos de sutura transcurrieron en medio de lo que hoy llamamos chercha o chanzas. Úrsula era una mujer mestiza bonita y bien formada, con una discreta mancha frontal próxima a la sien izquierda. La anestesia aplicada sirvió para algunos chistes y de buenas a primera se puso a mis órdenes para que en cualquier momento asista al negocio de expendio de comida donde trabajaba.

-Está al lado de la gasolinera, allá afuera, doctor. No deje de pasar por allá.

-Gracias Úrsula.

Y no pasó de ser eso: un caso rutinario de cortadura, sutura y prescripción de antitetánica. No puedo alardear de cumplir con la ética médica ciento por ciento. Algo más de veinte años luego de aquella breve historia de un encanto, debo reconocer que Úrsula era hermosa, pero de verdad mi ética médica no se alteró…hasta una semana después.

Fue una maldad lo que hizo Úrsula cuando asistió a retirarse los puntos de sutura. ¡Eso no se hace! Nadie puede ir a un centro médico a dizque quitarse unos puntos, en esa fachada. ¡No señor!

-¡¿Y dónde es la fiesta?!

-En ninguna parte, doctor. Vine a quitarme los puntos.

No sabía que la gente se maquillaba así para ir a un simple procedimiento que lo hace cualquier analfabeto. No era posible que la ética médica me obligara a sólo observar su hermosa mano ya restablecida. Cómo podía obviar esos pantalones adosados estrechamente a su cuerpo amazónico, cómo rehuir la mirada a una cintura descubierta, con una simple blusa que apenas cubría los senos. Era una clara provocación, una centelleante invitación a desoír juramentos y moralidades etéreas.

-Úrsula, así no se va al médico.

De verdad le hablaba en forma moralista y un dejo de temor, en aquél consultorio sin nadie más a la vista, acompañado de esta escultural mujer que no dejaba escapar la más mínima oportunidad de sonreír, incitando la humanidad que todos llevamos debajo de las vestimentas. En pocos minutos su mano izquierda ya estaba libre de las puntadas y un reproche dejó escapar, dando a entender cierta queja de indiferencia por parte mía.

-Me dejó esperando. Le iba a brindar una buena cena…

Hablaba como un animal en celos. La coquetería es imposible que se le escurra al doctor Correa. El Diablo empezó a laborar. Úrsula no era una paciente en el estricto sentido de la palabra; quiero decir que no estaba enferma. Una cortadura no es sinónimo de enfermedad. Yo estaba soltero y no tenía la más mínima pizca de homosexual. Mi motocicleta XL-100, herencia de mis días en la lejanía sanjuanera, estaba a la espera de una aventura más, de las muchas que fue cómplice.

No supe de dónde, de cual recóndito escondrijo de mi cerebro salió el ángel de la cordura y la mesura –del que no era muy asiduo para aquellos días-, y me llamó la atención. ´´donde se trabaja no se goza, ni donde se goza se trabaja´´, ´´te puede salir caro´´, ´´aguántate´´…

Pero el demonio no daba señales de ceder. ´´El Campito está cerca, allí las cervezas son frías y no cobran caro´´, ´´arranca para allá, que la moto y yo no somos jabladores´´…

Fue cuando sonó el golpe en la puerta. Tocaban y de buenas a primera varias personas estaban en la sala de espera. Mi presupuesto no daba para tener secretaria, de modo que debí dejar a medio camino el conflicto existencial ético-mundano y atender a los recién llegados, entre ellos una señora con un niño en brazos, con evidentes signos de deshidratación, por una enteritis, de acuerdo a los datos que me ofreció en breves palabras y lo que pude atinar a vuelo de pájaro en el menos.

- Úrsula, te prometo que pasaré por allá esta noche.

El resto de la tarde fue de trabajo, a tal punto que me olvidé de Úrsula. Ya casi de noche despaché al niño y su madre, y de verdad que me había olvidado de Úrsula. Vine a reparar en ella ya en mi casa. No estaba en eso de volver a salir hacia el kilómetro 13, detrás de una falda. ´´será mañana´´, dictó en mi inconsciente un victorioso Lucifer. Mi determinación era sólida y firme: la noche de ese día sería para recordar.

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El día siguiente fue rutinario. No recuerdo cuantos pacientes vi; ese detalle es imposible determinar luego de tantos años transcurridos. Pero nunca olvidaré a Arcadio Hidalgo, un hombre serio y de trabajo, de quien me hice amigo varios días después de instalarme en la barriada. Tenía una linda familia, con su esposa y tres hijas, ningún varón. Fue a consultar por una enfermedad de hombre. Al parecer, las canas al aire también son de los hombres serios y casados. Lo cierto es que me extrañó. Pues esperaría esa consulta en Leonel, Porfirio o Humberto, el hijo del sargento Momo, quienes no salían de los lupanares y otras madrigueras de mala muerte. ¡Pero Arcadio! ¡No pude ser!

-¡Doctor Correa, me arde el caño de la orina!

No solo era la sensación urente en su uretra. Había también un ganglio inflamado en la ingle derecha. Era evidente que estaba afectado de una enfermedad venérea.

-¡Coño, también me sale una vaina amarilla cuando me lo exprimo, doctor Correa!

Me recordó al ´´hombre con la menstruación´´ que había curado en La Maguana un año atrás; era el mismo caso. Una ampolla de Togamycin que tenía en mi maletín fue a parar a una tapa de nalga de Hidalgo y la pregunta no se hizo esperar, de mi parte.

-¡¿y quien te pegó eso, Arcadio?!

Me dejó frío y estupefacto. Suerte que ya había puesto la inyección.

-!Un cuero que trabaja al lado de la gasolinera; una que tiene una mancha en la frente, creo que se llama Úrsula!.

A pesar de mis firmes convicciones como hombre de ciencia y conflictos con Enea el evangélico, tuve el impulso de arrebatarle su altoparlante, hinchar las venas de mi cuello y vociferar ¡Dios es grande!

BALADA PARA LOS NIÑOS QUE SERÁN POETAS


BALADA PARA LOS NIÑOS QUE SERÁN POETAS

I

La reina Til desnuda una risa de fragua.
Todos los pájaros de la danza nacen en su pie volátil.
Sus ojos parecen dos lebreles recién castigados...
Desde un país en donde se abre el huevo de las mañanas
vino el Príncipe a caballo de su alegría:
—¡Busco tu risa forjada por herreros musicales
y alegre como la sal gema que hacen arder los brujos!
Tu reír es el asta donde flamean los días asoleados;
yo soy un hondero que soñó con el pájaro de tu risa...
Pero no busco tu danza
ni tus ojos más tristes que dos viudas.
El Príncipe se fue a caballo de su alegría:
la reina Til desnuda una risa de fragua...

II

Desde su río que se estira como un lagarto bajo el sol
llega el rey Bamb:
—¡Amo tu pie gracioso como el de un elefante
y más grato que la muerte de los tíos ilustres!
Las abuelas textiles no poseen dos agujas como tus pies;
amo el viento de tu danza que te hace girar, linda veleta...
Pero no busco tu reír inútil
ni tus ojos de gata soltera.
El rey Bamb se fue a su país de lunas incautas:
la reina Til ha quedado sola...

III

Mas, he ahí que Sir Olaf llegó en trineo
desde su estepa geográficamente sentimental:
—¡Quiero tus ojos iguales a dos mediodías con lluvia
y helados como dos focas en el mismo témpano!
En tu mirar, oh Reina, se posan las golondrinas cansadas;
busco tus ojos más largos que la noche de seis meses...
Pero no amo tu risa de lobo
ni la danza que incendia tu pie.
Sir Olaf huyó en su trineo
hacia un país de soles resfriados...

IV

La reina Til se ha convertido en una cisterna
y ha de dormir por muchos días;
hasta que llegue un Rey que busque
los pies bailarines
los ojos que llueven,
la risa de fragua.

poemas sueltos de jaime sabines


poemas sueltos de jaime sabines


—Quiero una Tota, digo, a la hora del almuerzo y Julito se apresura a corregirme:
—No se dice Tota, papá se dice ko-ka-ko-la.
—Bueno, quiero una Coca Cola.
A los tres años y medio, Julito aprende nuestro idioma después de habernos enseñado el suyo. Y su facultad de aprender es mayor que la nuestra de olvidar. Son muchas las voces que nos ha dado y de las cuales no podemos deshacernos.
—Compra unos pipis, le digo a mi mujer al entrar al cine, y Julito me reprende: "papá, son palomitas".
Nos ha enseñado a gustar de las películas de vaqueros y las aventuras de Tarzán. Y nos llama la atención sobre las avipas, las hormigas y los saltamontes.
¡Cuántas cosas no le debemos a Julito! Sobre todo este espíritu que aprende a recrearse de nuevo en las cosas simples.

Recuerdo su primera impresión de la muerte. Fue frente a un conejito que murió a los dos días de estar en casa. Julito me lo trajo de las patitas, tieso, como un trocito de madera.
—No se mueve, papá, está muy feo.
—¿Lo tiramos a la basura?
—Sí, tíralo, está feo.
Y no creo que nadie diga nada mejor acerca de la muerte. Ni de la vida.

Poemas sueltos-Jaime Sabines

creo


J. G. Ballard
(Gran Bretaña, 1930)
Creo


Creo en el poder de la imaginación para rehacer el mundo, para soltar las riendas de la verdad dentro de nosotros, para demorar la noche, para trascender la muerte, para congraciarnos con los pájaros, para ganarnos la confianza de los locos.
Creo en mis propias obsesiones, en la paz de los bosques sumergidos, en la excitación de las playas de vacaciones cuando están desiertas, en la elegancia de los cementerios de automóviles, en el misterio de los estacionamientos de muchos pisos, en la poesía de los hoteles abandonados.
Creo en el vuelo, en la belleza de las alas y en la belleza de todo lo que ha volado siempre, en la piedra arrojada por un chico con la misma sabiduría de los estadistas y de las parteras.
Creo en la inexistencia del pasado, en la muerte del futuro y en las infinitas posibilidades del presente.
Creo en los próximos cinco minutos.
Creo en la historia de mis pies.
Creo en los dolores de cabeza, en el aburrimiento de los atardeceres, en el miedo de los calendarios, en la traición de los relojes.
Creo en la muerte del mañana, en la fatiga del tiempo, en nuestra búsqueda de un tiempo nuevo dentro de la sonrisa de las azafatas en los ómnibus de larga distancia y dentro de los ojos cansados de los hombres que controlan el tránsito en los aeropuertos fuera de temporada.
Creo en la imposibilidad de la existencia, en el humor de las montañas, en el absurdo del electromagnetismo, en la farsa de la geometría, en la crueldad de la aritmética, en el propósito asesino de la lógica.
Creo en las adolescentes , en como se corrompen a sí mismas por la posición que adoptan sus largas piernas, en la pureza de sus cuerpos desarreglados, en los vellos púbicos que dejan en los baños de los telos mas infames.
Creo en la delicadeza de los bisturíes quirúrgicos ,en la ilimitada geometría de la pantalla de cine, en el universo oculto dentro de los supermercados, en la soledad del sol, en la charlatanería de los planetas, en la repetitividad de nosotros mismos, en la inexistencia del universo y en el aburrimiento del átomo.
Creo en la muerte de las emociones y en el triunfo de la imaginación.
Creo en todas las excusas
Creo en todas las razones
Creo en todas las alucinaciones
Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías, evasiones
Creo en el misterio y en la melancolía de una mano, en la gentileza de los árboles, en la sabiduría de la luz...

reicito y su familia

si hay alguien a quien quiero con la vida es al reicito y su familia... espero algún día poder darles un abrazo grande!!!
esta foto fue maravillosa! gracias!!


POR LA PIEL DE UN PAÍS (1994 – 2004)

EL PLACER DE LOS ADVERTIDOS
POR LA PIEL DE UN PAÍS (1994 – 2004)
Pablo Méndez Borroto

Sí, te lo digo de esta forma:
Teníamos talento.
Y hasta un pedazo de estado civil
para testificar la piel.
--Más bien-- el desamparo
que transita por la piel de un país
en el que solo malgastamos
la saliva no dicha
o mal interpretada en cementerios.
Tú y yo como eclipses
que endurecen floraciones
y el correo de las balsas
(por sobre los naufragios).
Tú y yo arrastrándonos las tumbas
que escapan del turismo
(por sobre los naufragios).
Cuando nos bebían las pausas del paisaje
y la desolación era un himno más
un pasaporte menos
flotando en la risita de la noche.
Así nos fue imposible
almacenar cierto talento.
Extraviarme como parte
de esa luz violadora
en la resurrección del emigrante.
Hoy que para siempre en todo mar
la rebeldía es una sombra atada
a la metamorfosis de aquellos
que trafican sus dedos al vacío.
Hoy que presiento la carne
distante de su (mi) escombro.
Y notifico tu acta notarial
entre los arrecifes de esta ausencia
que llega y llega
consumiendo lo insepulto que fuimos
por dentro de otro espacio sin nombre.

Escucha: es por la nicotina del balsero
que vendieron la rabia
al precio de una ola.
Porque también la rabia
se viste como duende.
Y se acordona el corazón
con tu cigarro de madera.

Escucha: ha sido por el pito de los trenes
que estas vírgenes flotantes
no desempeñan su posición social.
Aunque mi loco prefiera ser
la Perestroika de una ciudad
apuntalada por sus ruinas.
Y tú desde Chicago me amontones
una transnacional con sombras
regalando un saco de fastidios
al señor presidente del país.

Ahora regresas
Porque el turismo
impuso en ti sus cromosomas.
(aunque yo sigo siendo tu huérfano de agosto).
Y es tan urgente saber que hemos crecido.
Que somos los de siempre.
Regateando otro Período Especial
para los ojos de nadie o simplemente de ti
que ya eres Hamilton por la esquina del mendigo
cuando también otra persona grita
con demasiado polvo detrás de su perdón.
Y la noche es solo un documento migratorio
que gira y canta en rondas de secuestros
hacia el EXILIO DE LA MUERTE.

¡Oh, mira, aquí está el culo de Belinda!
Aplauden.
Aplauden largamente las costas.
El teatro ríe... se despren(de) la luz
y yo también regalo aquel himen de anclas
con homenajes militares y todo
por el culo remero de Belinda.
Entonces me enseñaste
la escena del fantasma que ya eres
y allí se me cerraron las cortinas.
Como dos palos debajo de los parques.
Como dos parques encima de los mares.

Por si acaso te lloran con tu doble.
Por si tal vez la historia se repite.


MIRAR AL REMO
Y SU EXTRAÑA VESTIDURA
Y te creíste el dueño de una isla
armando trabalenguas sin parcelas de cielos.
Y te nombraron ministro imperdonable
de las carpinterías.
Solo necesitabas transfigurar
la piel del violador
cuando maullaban con decoro
aquella tanta hambre y tu verdad.
Anoche acumulé en mi puerta
la tristeza y otro escándalo público
pero nadie sirvió de culpable o de snobista
ante el humo enemigo
ante la luz postiza de esos fieles difuntos
que astillan tu escena de payaso
para que siempre flote un caracol
y un huevo encima de los mares.
Mares por donde no me nazco
confundiendo el ripio de la carne
con diez centavos de nubes.
Centavos en los que por fin
veíamos traficar tu cigüeña y mi espejo
entre las fieras alquiladas por rostros semejantes.
Y te creíste el dueño de una isla.
aberración de remo.
Solitario mapa al fondo de estas sombras
cuando lloran las madres
y el tiempo se derrite
como quien del espacio
besa la niña de sus ojos.
Éramos los de nunca
(el mensaje)
NO ANID(AR). NO LLEG( ).
Solo por puta demagogia faltaban las palabras

DIARIO DE LA IGNOMINIA

Primer día

En puerto sin nombre
quedó a favor de nadie el esqueleto.
El polvo disfrazado como ropa

quienes depositaron
por sobre la visa de sus tenis
ambigüedades concisas al vacío.
Fue la sombra quien los desenterró
de ese polvo de esas sórdidas cáscaras
y luego expuso su humedad
para sacrificarlos
ante la noria del prójimo
donde sin dudas compartir la ley
sería inútil.Porque nadie se brinda espontáneamente.
O porque en toda oscuridad debe existir
un parlamento poco conocido.
¡Exilio fango del que nunca serás una llanura!

Segundo día
Han sido ya de nadie las mundanas calles
del mañana
Y la penumbra gravita este dolor ajeno
esa finísima forma de haber sido
en su momento una materia un punto límite
donde se almacenan como escorpiones las burbujas.
Burbujas que pretenden desviarse de tu cuerpo
no por la penumbra
sino por aquellos que testificaron
a favor de la palabra
o simplemente sirvieron al adiós
del que nunca dijo despedirse
sino mas bien: ¡regresaré!

Tercer día

De la prensa.
Granma. Noviembre 27, 2002

"Los días 19 y 20 de noviembre las televisoras
norteamericanas y agencias de prensa
internacionales informaron que el día 17 en horas
de la madrugada, había zozobrado una lancha
rápida de las que se dedican al tráfico de personas,
procedentes de la Florida y con matrícula
norteamericana, que habría recogido a un grupo de
alrededor de 30 personas, entre ellas 13 niños".
.............................
"Será también una expresión de luto por los niños
inocentes que , bajo el horror de escenas tal vez
indescriptible, vieron tronchadas sus cortas y alegres
vidas como consecuencia de la política criminal
seguida contra nuestro país durante muchos años".

Cuarto día

El océano impone sequedad
sobre la fuente que a finales de siglo
expulsa esta mujer llamada Habana.
Ustedes descorren la supuesta fosa.
Ustedes obedecen al sitio imposible del asfalto
para desde allí ver la proeza de los cadáveres
que sirven como templo
o como viejo óxido halando la desolación
que en mi garganta impuso la fuente
(No la ciudad cementada por el fuego).
Hasta ayer tuve casa y nombre
para huir del silencio que imponen las palabras
y luz en la que jamás hallaste
el comienzo de las cosas que terminan
y zapatos sepultos e insepultos
donde amé largamente el seno derecho
de quien nace después...
¡Bésame honores militares!
Mi oficio de balsero
gotea en tu pretexto moribundo.
Ya no pregunten si he de flotar
por dentro de mi propia carne
o si esta se impuso ante la jugosidad
de su legítimo himno.
Yo me desgarro.
Yo me trituro.
Yo me destierro.
Detrás queda la zona prohibida.

Quinto día

Advierto:
Creció el luto pero no su buena vestidura
hacia los fieles difuntos.
Creció la gloria eterna
balsa
lancha
avioneta
Por sobre el suntuoso snack-bar del hotel
que drena su arrogancia a quien nunca pensó
sentirse un animal violado y despojado
en su propio cadáver.
Creció clásicamente el desorden y el orden
que en casa decoraban los ojos de mamá.
Ahora no vayas a imponer la baba de tus huesos.
Ahora limítate como recompensa
creando en tu animal la historia de un país.
Hoy pienso estar intacto y ofendido...
Una madera golpea el naipe con la luz
otros ya vienen en camino a conquistarla.

 
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