decir,hacer / octavio paz




A Roman Jakobson

Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.

martes, 20 de enero de 2009

DOS CUERPOS / OCTAVIO PAZ


Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.

REGLAS DEL JUEGO PARA LOS HOMBRES QUE QUIERAN AMAR A MUJERES MUJERES II


II

El hombre que me ame
no querrá poseerme como una mercancía,
ni exhibirme como un trofeo de caza,
sabrá estar a mi lado
con el mismo amor
conque yo estaré al lado suyo.

Gioconda Belli

REGLAS DEL JUEGO PARA LOS HOMBRES QUE QUIERAN AMAR A MUJERES MUJERES III, IV, V




III

El amor del hombre que me ame
será fuerte como los árboles de ceibo,
protector y seguro como ellos,
limpio como una mañana de diciembre.

IV

El hombre que me ame
no dudará de mi sonrisa
ni temerá la abundancia de mi pelo,
respetará la tristeza, el silencio
y con caricias tocará mi vientre como guitarra
para que brote música y alegría
desde el fondo de mi cuerpo.

V

El hombre que me ame
podrá encontrar en mí
la hamaca donde descansar
el pesado fardo de sus preocupaciones,
la amiga con quien compartir sus íntimos secretos,
el lago donde flotar
sin miedo de que el ancla del compromiso
le impida volar cuando se le ocurra ser pájaro.

Gioconda Belli

REGLAS DEL JUEGO PARA LOS HOMBRES QUE QUIERAN AMAR A MUJERES MUJERES VI, VII, VIII




VI

El hombre que me ame
hará poesía con su vida,
construyendo cada día
con la mirada puesta en el futuro.

VII

Por sobre todas las cosas,
el hombre que me ame
deberá amar al pueblo
no como una abstracta palabra
sacada de la manga,
sino como algo real, concreto,
ante quien rendir homenaje con acciones
y dar la vida si es necesario.

VIII

El hombre que me ame
reconocerá mi rostro en la trinchera
rodilla en tierra me amará
mientras los dos disparamos juntos
contra el enemigo.

Gioconda Belli

REGLAS DEL JUEGO PARA LOS HOMBRES QUE QUIERAN AMAR A MUJERES MUJERES IX, X, XI


IX

El amor de mi hombre
no conocerá el miedo a la entrega,
ni temerá descubrirse ante la magia del enamoramiento
en una plaza llena de multitudes.
Podrá gritar -te quiero-
o hacer rótulos en lo alto de los edificios
proclamando su derecho a sentir
el más hermoso y humano de los sentimientos.

X

El amor de mi hombre
no le huirá a las cocinas,
ni a los pañales del hijo,
será como un viento fresco
llevándose entre nubes de sueño y de pasado,
las debilidades que, por siglos, nos mantuvieron separados
como seres de distinta estatura.

XI

El amor de mi hombre
no querrá rotularme y etiquetarme,
me dará aire, espacio,
alimento para crecer y ser mejor,
como una Revolución
que hace de cada día
el comienzo de una nueva victoria.


Gioconda Belli

REGLAS DEL JUEGO PARA LOS HOMBRES QUE QUIERAN AMAR A MUJERES I


I

El hombre que me ame
deberá saber descorrer las cortinas de la piel,
encontrar la profundidad de mis ojos
y conocer lo que anida en mí,
la golondrina transparente de la ternura.

gioconda belli

con qué cara...


De partida pienso que las injusticias parten desde el núcleo más pequeño hacia el más grande centro del universo. Tierra hay para todos pero, sólo unos pocos la aprovechan, el resto como mierda si es que les alcanza. Y esa misma mierda es para todos los días de la vida de quienes no saben superarla.
Quisiera pelear por la injusticia política, económica, social y la discriminación, y todas las luchas que han generado muertes y más muertes a lo largo de toda la historia. Sin embargo, veo que la injusticia está instalada al centro de mi comedor, de mi living, de mi dormitorio, de mi patio, de mi antejardín, de mi piscina si la hubiere, de mi cocina, de mi baño, o sea al centro de mi casa.
¿Cómo puedo hablar yo de justicia o injusticia en las calles? Si dentro de mi casa golpeo a mis hijos, a mi pareja, a mis animales, y desde esa misma forma, a través de esos golpes, estoy golpeando también mis costumbres, mis valores, mis principios, y que más allá de esto, mis golpes atraviesan las murallas de mi casa y se depositan en la de los vecinos golpeándolos también a ellos, y así de casa en casa se traspasan mis golpes, mis gritos, mis reclamos sin piedad, mis enajenaciones, mis corrupciones, mis desvalorizaciones. Todo ronda en estos entornos cercanos. Aunque viviera en el desierto, estos mismos golpes caerían a la tierra y en forma subterránea recorrerían los caminos y tocarían a los transeúntes. Entonces sin duda estoy golpeando a la vida, al universo, a la naturaleza. Estoy apagando el sol, disminuyendo la luz de la luna. Ahuyento las nubes, las lluvias y atraigo las tormentas incansables a las ciudades de toda la tierra.
Quisiera luchar por la economía, y ¿cómo puedo pelear por la economía? Si mis gastos se elevan a las nubes y no precisamente por la carestía de los productos (aunque también) o por lo menesteroso de mi sueldo (aunque también), sino por mis gastos superfluos, mis “prioridades”, “mis cosas”, que debo comprar sin falta, las pilchas que debo comprar para “el trabajo”, dejando a mis hijos de lado, restándole porque son pequeños, porque yo soy dueña del dinero, porque yo trabajo, o simplemente porque quiero darme un gusto. ¿Cómo pelear por la economía?, si me gasto el dinero en drogas que no me hacen falta, en alcohol que no me hace falta, en fútbol que no me hace falta, en comida que no me hace falta. Dejando de lado lo que si es importante. ¿Cómo puedo empezar a pelear por la economía, si mi casa económicamente es una debacle?
Quisiera discutir sobre problemas sociales, sin embargo, no voy a reunión del colegio de mi hijo, por el “trabajo”, por mis prioridades, por el tiempo, etc. ¿Cómo puedo discutir de injusticias, de conflictos sociales, conflictos económicos, discriminaciones? Si soy la primera que ejecuto la injusticia en mi casa, centro de mi vida, refugio de siempre. ¿Con qué cara salgo a la calle a pelear por los derechos de los niños? Si dejo a mi hijo solo porque debo trabajar todo el día y realmente, no sé si será verdad que no me alcance para una nana. Aunque “las nanas”… ufff! es como sacarse la lotería.
Con qué cara de palo salgo a la calle a gritar por mis derechos, si el primer derecho lo estoy violando día a día. El derecho de vivir.
Con qué cara de raja salgo a la calle a vociferar por los reajustes salariales, si acepto que a mí, me roben día a día.
Con qué cara me miro al espejo luchando por la paz, si al que se pare frente a mí lo desafío por mi desconfianza, dispuesta a degollarlo públicamente.
Con que cara pido fiado si cuando tengo plata compro al lado. (Esto es copiado)
Con que cara lucho por la igualdad femenina si en mi casa me sacan la cresta.
Con que cara miro la paja en el ojo ajeno, teniendo yo, un tremendo tronco.
Con que cara hablo de amor por el prójimo, si lo único que quiero es que no esté más prójimo.
Con que cara trabajo por los niños si a mis hijos los maltrato cotidianamente.
Con que cara hablo en contra del tabaco o del alcohol si estoy a punto de ser cancerosa o cirrocienta, (pa’ no decir alcohólica)
Con que cara hablo de generosidad si no presto ni una luca.
Hay que ser muy care’ raja.

por Dilcia Mendoza

allí despacio / josé martí / selección de poesía erótica


Allí despacio te diré mis cuitas,
¡Allí en tu boca escribiré mis versos!
¡Ven, que la soledad será tu escudo!
Ven, blanca oveja,
Pero, si acaso lloras, en tus manos
Esconderé mi rostro, y con mis lágrimas
Borraré los extraños versos míos,
¿Sufrir tú, a quien yo amo, y ser yo el casco
Brutal, y tú, mi amada, el lirio roto?
No, mi tímida oveja, yo odio el lobo,
Ven, que la soledad será tu escudo.

¡Oh! la sangre del alma, ¿tú la has visto?
Tiene manos y voz, y al que la vierte
Eternamente entre las sombras acusa.
¡Hay crímenes ocultos, y hay cadáveres
De almas, y hay villanos matadores!
Al bosque ven: del roble más erguido
Un pilón labremos, y ¡en el pilón
Cuantos engañen a mujer pongamos!

Esa es la lidia humana: ¡la tremenda
Batalla de los cascos y los lirios!
¿Pues los hombres soberbios, no son fieras?
Bestias y fieras! Mira, aquí te traigo
Mi bestia muerta y mi furor domado.
Ven, a callar, a murmurar, al ruido
De las hojas de Abril y los nidales.
Deja, oh mi amada, las paredes mudas
De esta casa ahoyada y ven conmigo
No al mar que bate y ruge sino al bosque
De rosas que hay al fondo de la selva.
Allí es buena la vida, porque es libre,
Y tu virtud, por libre, será cierta,
Por libre, mi respeto meritorio.
Ni el amor, si no es libre, da ventura.

¡Oh, gentes ruines, los que en calma gozan
De robados amores! Si es ajeno
El cariño, el placer de respetarlo
Mayor mil veces es que el de su goce;
Del buen obrar que orgullo al pecho queda
Y como en dulces lágrimas rebosa,
Y en extrañas palabras, que parecen
¡Aleteos, no voces! Y ¡qué culpa
La de fingir amor! ¡Pues hay tormento
Como aquel, sin amar, de hablar de amores!

¡Ven, que allí triste iré, pues yo me veo!
¡Ven, que la soledad será tu escudo!

paíciuda / david bonilla


No me gustas predecible y decidida.
Siempre atenta al frío o al calor.
Condenada de por vida a crecer
Sin opciones de misterio de emoción.

No te quiero infinita o ambiciosa.
Siempre en busca de dinero y de poder
Con agenda ordenada, cotidiana,
insolora, inolora y sin sabor.

Te prefiero sin suturas,
yo te quiero natural.
Descubriendo nuevas rutas
Y sin miedo a tropezar.

No me gustas siempre recta con arritmia.
Sin sonido, sin cumpleaños, muy alone.
Postergando tu cansancio, tu dolor.
Cosumida eternamente, sin pasíon.

Te prefiero arriesgada.
Yo te quiero animal.
Inventado nuevos vicios
Y sin miedo a enfermar.

 
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