PARA alguien anónimo como yo,
bulímico de sueños imposibles,
el mundo es como el patio de una cárcel.
De una cárcel sin barrotes.
De una cárcel sin reclusos
preparando un plan de huida.
Para alguien anónimo como yo
la Vida se apuntala de Esperanza
y el Amor,
daltónico,
distante,
descosido,
se escribe en tercera persona del plural.
La ilusión se deshilacha de promesas
y el futuro,
hambriento de pasados,
no tiene nombre ni apellidos.
La pasión son unos labios
con olor a naftalina
y el corazón
un buzón con postales sin remite
que deambulan
incansables por el mundo hasta perderse
porque nunca tienen nombre.
Y así
hipotecando el corazón en cada verso,
voy marcando el camino de mi vida
con las migas del pan de mis errores.
Finales de Marzo.
Debe ser Primavera.
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