Me enamoré de esa mujer
que no alcanza a calentar mi almohada.
Que siempre se está yendo.
Que no me deja ser su dueño.
Que acude cuando no la espero.
Esta mujer cuya mirada
es un tobogán que lleva al lecho.
Que no sabe detenerse en un beso.
Que no confía hasta el último secreto.
Esa mujer que sabe abrir la puerta
para ir a jugar más no precisa
de un héroe invencible que la salve.
Que algunas noches descongela un buen vino
y otras mañanas deja apenas
la estela inaprensible de una nota.
Me enamoré de esa mujer ¡y cómo!
Sólo me resta, ahora,
dar con ella.
que no alcanza a calentar mi almohada.
Que siempre se está yendo.
Que no me deja ser su dueño.
Que acude cuando no la espero.
Esta mujer cuya mirada
es un tobogán que lleva al lecho.
Que no sabe detenerse en un beso.
Que no confía hasta el último secreto.
Esa mujer que sabe abrir la puerta
para ir a jugar más no precisa
de un héroe invencible que la salve.
Que algunas noches descongela un buen vino
y otras mañanas deja apenas
la estela inaprensible de una nota.
Me enamoré de esa mujer ¡y cómo!
Sólo me resta, ahora,
dar con ella.
0 Comments:
Post a Comment