EL PLACER DE LOS ADVERTIDOS
ÉSTA TAMBIÉN ES LA NIEVE
Isbel Díaz
SI EN LA POBREZA DE ESTE ESPACIO
la luz vista no resulta hermosa,
si al acercarte los diamantes se apagan
como pizzicati leves al caer:
qué pueden mis versos, más desnudos aún,
qué pueden los minúsculos perros que dispongo
si sus platos son mis propias nadas, mis caricias.
No hallarás más que ofrendas ya extintas
en mis altares,
tablones náufragos recogidos en las mañanas
cuando el agua trae los despojos del sargazo y la noche,
y quizás no te alumbren
y al tocar mi mesa se instale un cadáver en tu palma,
una opacidad que llamas vacío,
y es que no verás la sonrisa enraizada del rescoldo
ni el frío en la piel irá a significar sus lecturas y viajes infinitos,
serán sólo lívidas hambrunas en mi cuerpo, mis marcas.
Pasarán sin nombre las cuerdas amadas y sus lutos,
pero será un silencio inatrapable
que desde ahora no resistes,
que ya repeles en tu rama sin silbos.
Abro mi guitarra del aire, sin afeites ni esmaltes,
un nombre sueno que puede blanquear hasta
los patios traseros como un jabón muy pobre
y nada ves aún,
y al acercarte los diamantes se extinguen.
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