Soliloquio
Hoy he resuelto hablar conmigo mismo
aprovechar por fin el privilegio
de averiguar quién soy de dónde vengo
por qué me gustan las canciones tristes
cuando uno descubre sus miserias
siente el orgullo impávido sincero
de mirarse como un inconfundible
o como un tonto que no vive en paz
en el monólogo nos recorremos
desde la nuca fiel a los talones
ya no caemos en los simulacros
ni en las humillaciones vanidosas
nos vemos en la jaula de los odios
o en la vana penumbra del hastío
y gozamos con el asesinato
de hormigas cucarachas y polillas
hoy he resuelto hablar conmigo mismo
a ver si me convenzo y soy más bueno
y como premio encuentro algún amor
que me espera en un pétalo del alma
**********************************
En un café
A veces me metía en un café
acompañado de mi soledad
y quería pensar y no pensaba
porque en la esquina del tumulto ajeno
me convocaba algún silencio simple
uno es tan único que no consigue
ser como otros y menos no ser
nos levantamos y desmoronamos
con los recuerdos o con los despistes
mirarse adentro puede tener gracia
y también puede convertirse en duelo
nos conocemos tan precariamente
que respiramos y eso nos asombra
el corazón aporta sus latidos
y los sentimos con un ritmo ajeno
es cierto / me metía en un café
y los otros pasaban y pasaban
pero no me dejaban ni un vistazo
para que lo escondiera en mi guarida
**************************************
Vaivén
La vida viene / la vida se va
y cómo se vigilan los vivos y los muertos
en medio está la circunstancia
ese cercado territorio
donde ocurren los días y las noches
el corazón tiene sus límites
late si el tiempo lo perdona
palpita con un mínimo de fe
casi como un reloj / señor del péndulo
las manos palpan / agasajan
los pies dinámicos nos llevan
sobre hierbas / asfaltos / empedrados
acercándonos a ignotas serranías
donde esperan heraldos y testigos
la vida llega y ahí nomás se aleja
como un picaflor vertiginoso
sólo queda un sarmiento
con sus uvas temporalmente verdes
otras veces la vida se demora
nos gusta mantenerla entre los puños
y hacerle las preguntas que hace abril
en cualquier mes del cándido almanaque
cuando la vida viene / qué aleluya
cuando se va no siempre lo intuimos
por las dudas tenemos un adiós disponible
para que los compinches que nos sobrevivan
nos lo dejen con geranios y nardos
entre las manos quietas
Hoy he resuelto hablar conmigo mismo
aprovechar por fin el privilegio
de averiguar quién soy de dónde vengo
por qué me gustan las canciones tristes
cuando uno descubre sus miserias
siente el orgullo impávido sincero
de mirarse como un inconfundible
o como un tonto que no vive en paz
en el monólogo nos recorremos
desde la nuca fiel a los talones
ya no caemos en los simulacros
ni en las humillaciones vanidosas
nos vemos en la jaula de los odios
o en la vana penumbra del hastío
y gozamos con el asesinato
de hormigas cucarachas y polillas
hoy he resuelto hablar conmigo mismo
a ver si me convenzo y soy más bueno
y como premio encuentro algún amor
que me espera en un pétalo del alma
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En un café
A veces me metía en un café
acompañado de mi soledad
y quería pensar y no pensaba
porque en la esquina del tumulto ajeno
me convocaba algún silencio simple
uno es tan único que no consigue
ser como otros y menos no ser
nos levantamos y desmoronamos
con los recuerdos o con los despistes
mirarse adentro puede tener gracia
y también puede convertirse en duelo
nos conocemos tan precariamente
que respiramos y eso nos asombra
el corazón aporta sus latidos
y los sentimos con un ritmo ajeno
es cierto / me metía en un café
y los otros pasaban y pasaban
pero no me dejaban ni un vistazo
para que lo escondiera en mi guarida
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Vaivén
La vida viene / la vida se va
y cómo se vigilan los vivos y los muertos
en medio está la circunstancia
ese cercado territorio
donde ocurren los días y las noches
el corazón tiene sus límites
late si el tiempo lo perdona
palpita con un mínimo de fe
casi como un reloj / señor del péndulo
las manos palpan / agasajan
los pies dinámicos nos llevan
sobre hierbas / asfaltos / empedrados
acercándonos a ignotas serranías
donde esperan heraldos y testigos
la vida llega y ahí nomás se aleja
como un picaflor vertiginoso
sólo queda un sarmiento
con sus uvas temporalmente verdes
otras veces la vida se demora
nos gusta mantenerla entre los puños
y hacerle las preguntas que hace abril
en cualquier mes del cándido almanaque
cuando la vida viene / qué aleluya
cuando se va no siempre lo intuimos
por las dudas tenemos un adiós disponible
para que los compinches que nos sobrevivan
nos lo dejen con geranios y nardos
entre las manos quietas
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