contacto / dina posada

CONTACTO

El austero tiempo de mi ayer
comienza en tus manos
y mi pasión se pone de pie
para luego acomodarse plena
en la codicia de tus dedos

entonces
tomo la dicha en serio

viernes, 12 de septiembre de 2008

no vas a ser un ángel

EL PLACER DE LOS ADVERTIDOS
NO VAS A SER UN ÁNGEL
Rafael Grillo

Se dice que el Cielo está negado a los suicidas. Que se escriban poemas recordando sus muertes --o sus vidas-- puede ser uno de los tormentos que les destine el más allá. Este cuaderno está dedicado a la memoria de Raúl Hernández Novás, un poeta grande que dio fin a su existencia con mano propia el 12 de junio de 1993. Los tres primeros poemas fueron nombrados con versos suyos. El cuarto transcribe a una probable lengua exclusiva de los sueños su soneto Recuérdame. El quinto es el poema que quizás hubiera escrito para el francés Gérard de Nerval (1808-1855), alguien que se le anticipó en las letras, en la vida y en la muerte. La sexta es mi visión de sus pasajes al acto quebradizo de
la locura.



I
El que ibas a ser está esperándote

Ya no basta la vida hay que viajar.
Raúl Hernández Novás

Regresa de la estación adonde alguna vez
se llevara a sí mismo por equipaje,
en la que tomara asiento en procura del viaje.
Trae en la solapa el tulipán negro que fabricó en un sueño.
Sobresale del bolsillo el pañuelo con que el sobrino duende
le dio lustre a la punta de los zapatos.

Casi elige impactarse contra el poste
al doblar la esquina, dividido entre:
1) evitar el coche marrón de los recién casados.
2) disciplinar los vaivenes de la pierna izquierda
--exhausta ya después de las seis de la tarde--.
3) zamparse a puros ojos el culo de la mujer
del cocinero de los altos.

¿Quién no bendice al hijo pródigo
que regresa de colonias lejanas,
aunque traiga más embustes para repartir
que fortunas por contar?

"Traigo en las medias manchones
del cieno de las marismas.
El mistral mediterráneo puso
el color del polvo en mis cabellos.
Arrastro el dolor de mi perro devorado
por un oso en el Klondike.
La culpa del asesino me persigue
desde que degollé por Carmen en Sevilla.
La linfa de los toros a los que desafié a muerte
me enrojece las uñas.
Devoraba café y croissants con apetito de hombre
la mujer de mi vida, y cuando adiviné que lo era
se la tragaban ya los pasadizos del metro de París.
Mi otro yo, el que a mi se parece como una gota a la otra,
es moro y mercader en Venecia.
Reencontré en Egipto a Alejandro,
el amigo de la infancia... ¡quién lo fuera a creer!".

Urde pasados su mente
mientras acaricia en el cuello
el recuerdo del duelo contra el tiburón.
Lleva de amuleto el colmillo del bruto
que le mordió pierna y balsa
--quizás, de todo lo que porta, lo único real.

Titubea, sin embargo, al llegar ante la entrada.
Se vuelve y enfrenta con la suya las miradas del vecindario:
Recelosas
(Aquella, la secretaria de la Asociación, la mujer del comisario),
Envidiosas
(La de enfrente, que te codiciaría hasta la bóveda del cementerio),
Ambiciosas
(Esa de al lado, la muy perra, te regalaría ahora su cachorrita
como la vendió antes al hijo del empresario).

Pero no se distrae más: he knocks to the heavens doors...
"El que ibas a ser está esperándote"
--le habían advertido--.
Y ansioso está por reencontrarse con
el verdadero.

II
Aloja los futuros espejos insondables

a L. L., gallina ciega siempre al pie de algún abismo

Tiene debajo del ala la verdadera oscuridad.
Ha buscado que el contraste de sombra y suelo
confunda a las legiones cabizbajas
(amenazadas con nubes de plumas y lombrices por venir).

Teje con hilos de Ariadna fugas
hacia el interior del gallinero.
Aloja los futuros espejos insondables en el nido.
Autografiados por enemigos que ya no volverán a serlo,
los oculta bajo piedrecitas pintadas y cadáveres de hojas.
Y empolla por vicio, con la misma obstinación paciente
que la caverna pare estalactitas.

"Aristóteles dixit es la clave de su oratoria.
Su verbo cosido a la carne petrificada del pico
ambiciona la sensatez de los muertos"
--ironizó alguno, poco antes de quedar aplastado
bajo el pisotón de un amante ofendido.

Cuando un gallo gitano indaga sobre el paisaje
tras la próxima colina, le dibuja en respuesta
el house tree person alrededor del buche.
La ceguera que le garantiza afectos y privilegios en el comedero
no es simulada, mas la verdadera oscuridad...

¡Ay! Aloja los futuros espejos insondables...
ambiciona... confunde a las legiones cabizbajas...
pare estalactitas con la misma obstinación paciente...
teje hacia el interior... dibuja house tree person...

Con tal despliegue de estrategias
poco tardará en imponer la superioridad de las gallinas ciegas.

III
¿No sabías que existía la ballena blanca?

"Pero... ¿no sabías que existía la ballena blanca?"
Y ella me deja asomarme al catálogo de sus ignorancias:
ahí, donde ni tan siquiera había preguntas
coloco verdades tal vez inútiles.

Capaz me cree de colocar una palabra
en cada centímetro de su silencio.
Como si fuera Budha inventándole el mundo
en cada exhalación.

"Pasa toda su vida donde nació: ese es el árbol".
"Corre hacia delante mirando detrás: así es el tiempo".
"Te espera adonde vas: esa es la muerte."
"La ves solo al caer y nunca cuando asciende: así es la lluvia".
Un día la sorprendo indagando
acerca del murmullo de las caracolas en el oído.
"Es el llanto de una mansión vacía", le digo
como piedra que sepulta otra incertidumbre.

Ella sopesa la inmensidad del mar y
la invito a descubrir sola la mentira del horizonte:
--¿Será que no es el fin de todo?
¡Me enferma que sostenga la duda donde halló solución!

--¿Qué es un hombre?
Como asumo que discierne sobre la razón de mi sexo,
le entrego mi opinión de solitario: "Es un Adán consternado
que se saca todas las costillas y ninguna Eva".

--¿Por qué no me amas?
Le dibujo mi corazón como una superficie lisa
y con bordes por los que resbalarían los cariños de los otros.
Omito adrede trazar las hendiduras.

Se palpa repetidamente antes de dispararme su sorpresa:
--Entonces... ¿es diferente al mío?
"Si". La engaño por segunda vez:
¡Cuán odiosa se me hace tanta inocencia!

IV
Decárueme...

Decárueme, pat efoi larambiloso
raste lour des un dai alí, ton perque.
Tru eke malabas im risona ferque
an im fudiso malar sas ulefiones.

Oin eke nin lobes , oin eke ti champoso
olar ulefiero noc golea im urpeta,
raste perseando kamo presmie arbieta
"Cantre, avin, Oix tie pligo eke derpones".

Ti promo eke Oix simos noc dupiera
pecir une balapra eke xiceplara
kámo avino sei malor, kámo is efueme.

Oin eke noc rastés, oin eke res alienera
lobe to imi yeos ta risona klara .
Ponpe ekuera eke rastes, decárueme...

V
Tarot para Nerval

Yo soy el tenebroso, el viudo, el inconsolado.
Gérard de Nerval, El Desdichado.

Miente el Tarot...seguro estoy que me miente.
¿O me consuela ella?
No llegarás tú. Nadie acudirá a la fiesta
en el castillo del IV de bastos. Esa pareja
que alza las coronas de flores
no saltará a la realidad: son apenas réplicas
de los ilusorios habitantes de los sueños.

De nada vale que el Príncipe incline
la balanza de la justicia a mi favor. Lleva el XI.
¿Habla de septiembre? Mal augurio. Y está a la izquierda.
Es una carta herética. El principio del fin:
"El equilibrio entre pasión y razón.
El espíritu lleva las bridas del instinto
y cabalga por el sendero del amor".
Pienso entonces: "Misteriosa ruta. Engañosa.
Estaba más seguro antes, instalado
en la paradoja de ser el maniquí de los deseos".
La pitonisa insiste: "Solo el corazón puede ser tu guía".
Mas, ¿cómo puedo dejarme conducir
por una copa vacía, desangrada por mil grietas?
¡Con tantos bastos que me ha dado la vida!

En ese VIII a la derecha,
es solo un ínfimo fragmento de ti
el que se retira hacia las sombras, mientras la mayor parte
--insiste la que inventa los destinos en las cartas--
celebra la epifanía del amor y la materia.

¿Por qué forzar a las profecías
a ser complacientes? Si yo me he reconocido entero
en aquel que pone río por medio entre sí y los placeres.
¡Y no llegarás tú para disuadirme!

Entonces me toca ser el ermitaño,
al que la opaca luz de la luna cree mostrar
el sendero a la montaña. ¿Para qué?
Si puedo recorrer el camino a ciegas, sólo
tengo que seguir las huellas de la soledad
en mi memoria.

VI
De vuelta al día de todos los días

De vuelta al día de todos los días
ingreso al hospital con los demás dementes.
El fantasma de una existencia anterior a los recuerdos
atraviesa el pabellón, me invita
a seguirle de nuevo a través del hueco
labrado en la pared para las fugas.
Me niego con el dedo extendido
y trazo luego un círculo alrededor de mi rostro.
Compruebo el nivel del agua en el vaso sobre la mesita:
sólo una pulgada se ha evaporado desde la última vez.
Maurice Blanchot, el enfermo de la cama de al lado,
no cesa de hablarme de la inminencia del desastre,
y alcanzo a fijar la frase final de su letanía:
"Aprende a pensar con dolor".
Pero ese consejo alguien me lo tendió ya
en una era remota donde no sirvió de mucho.
El médico pasa, me sonríe, tiende la pastilla.
Yo simulo, la guardo bajo la lengua, la escupo después
porque los placebos suelen producirme raras indigestiones.
Me acerco a mirar por la ventana,
una voz de adentro me dice que disfrute el paisaje
y razones no le faltan:
Afuera las bombas caen iluminadas como cristales de cuarzo.
Un elefante se desploma con un paso teatral
desangrado por la ausencia de uno de sus colmillos.
Parece que posa para la foto
ese niño que llora sobre la madre muerta.
Imita bien a Terence Hill el adolescente
que hace dar volteretas a la pistola
antes de descargarla sobre la perra del vecino.
Una mujer con el rostro idéntico al de mi madre
prepara la cena trescientos sesenta cinco del año
y me aquieta el hambre la visión del potaje y la ensalada.
Harto de tanta belleza y felicidad
me tiendo a reposar,
alcanzo a gozar de la blancura impoluta del techo
aunque la imagen de una noche estrellada y con luna,
salida de la pertinaz memoria de otro tiempo,
amenace con inquietarme.
El tipo de enfrente ha puesto muy alto melodías en la radio
y eso lo ayuda a dormir
hasta mañana
que es el único día.
.llegará un día, sin embargo, en el que se verá que esto vale más que el precio que nos cuesta el color y
mi vida, en verdad muy pobre.

ETCÉTERA ANATEMA

EL PLACER DE LOS ADVERTIDOS
Jorge Castillo Fan*
Poeta peruano.

ETCÉTERA ANATEMA

Debiera haber punto final así nomás de golpe
como esos atropellos súbitos donde no hay tiempo de quejarse
Tal vez tres suspensivos en libarnos el reposo
y nos estos etcéteras hirientes en fondo cruz de llantos
Debiera haber paréntesis ligeros que ahorquen nuestro infierno
hasta hacerlo un blanco silencio en polvo
Ni una sola coma más para los pasos
Jamás etcéteras que apiñan tantas llagas
más sombras
más espinas
presagiadas en ácidas tijeras de otros pasos
Leyenda amarga que sangra siempre en los caminos




(De Eco del fuego)

Tú sabes que nunca tuve edad
sólo latidos
para anunciar todo el rocío
que escancia tu cuerpo
sobre el último lirio del deseo
Sólo este canto
que a flor de sed creciente
subraya mi destino
Sólo esta nave insomne
que vara en ti sin que lo sepas.

(De Revolver del amor)

Hubo un jardín o fue el jardín un sueño?
J. L. Borges

¿Hubo luna en nuestro sueño
o fuimos un error con dos ventanas?
(el puente de tu cuerpo se me apaga)

¿Hubo error en nuestro sueño
o fuimos las ventanas de la luna?
(el puente de mi cuerpo se te apaga)

¿Hay lunas?
¿Hay sueños?
¿O sólo error? (y sin ventanas)

Y sin embargo he sido error (tú : mi ventana)
Y eras un sueño
(Yo fui tu luna en la ventana)

(De Canción triste de cualquier hombre)

Y si todas estas lámparas de insomnio
me descubren sin alas / sin espejos
con el mirar como una página vacía
la voz en trance de ceniza
y el alma postulando para lluvia
Y si de repente
me desnudo ante el silencio
como un llanto sin nombre y sin destino
el pecho juntando sus escombros
y los cuervos robándome tu nombre:
Sabré que eras un sueño.

(De Lámpara de fiebre)


Trozos de nada
y una suma de silencios ciegos
La llamarada del recuerdo que desata la lluvia
(ojos nadando en la tristeza)
El ala única e inversa
Caer caer caer
Ese vacío de líneas invisibles
mapa de vértigo / viento erizo
Tocar el fondo
Trepar la escómbrica escalera
(la carne más la herida
el aullido copulando la palabra)
Salir al callejón de otro comienzo
tras las huellas de sangre
el sueño en diáspora de polvo
y el amor agujereado por todos tus olvidos.


(De Yo Soy Aquel Espejo)
Restos
Restas
Llave de memoria
que escancia lo soñado
Lo que estalla
en humos de fracturas
El doble eclipse
que asoló los nombres
sobre las ánforas de hielo
Descamina el inverso pie del corazón
Insomnes, insombres
brazos-brasas
tras la líquida extensión de los ocultos
Y en todo trance
somos polvo
¿Cómo ignorar tu celosía de ayes?
¿Cómo enterrarme, Nadie,
sin proclamarte fulmínea puerta de recuerdo?
Trazos
Trozos.



(De Ojo danzante)

Errante dolor
entre las ciénagas de hartazgo
La mitad del amor
estrellándose entre cruces
nave de carne
faro de llanto
(alguna vez de no abras(z)arme
sufrirá el sufrir
su cápsula de llanto)
Desnuda fiera de la voz desenterrada
la flecha del fuego
nombrándose en reveses
(ya va a llegar mi corazón de los desvelos)
¿Pero qué viento me define
indómita ráfaga de insomnio?
¿Qué ojo del instinto indefinido
despierta mis terquísimos gatillos?
Navego y punzo hasta astillarme.

(De Ojo danzante)

* Textos publicados gracias a la cortesía del Sr. Serafín Piedra, Editorial Delirio, Perú.

días de reparaciones...

DÍAS DE REPARACIONES
Edelmis Anoceto Vega


***
LLUEVE DENTRO DE MÍ, como sobre las ascuas, esa lluvia intangible que me obliga a olvidar. Una vez más la espera, los cristales, en un rapto se funden y en mí se multiplican como seres ambiguos. Es preciso entenderlos, dejarlos en su sitio, cada uno un milagro, cada uno un enigma que pasa por mi lado. Una vez màs el párpado entreabierto y lo que pasa afuera sin otra semejanza que esta suerte violada por los años. Una vez más, enemiga memoria, te sé tras los cristales. ¿Para los ojos cae esa morada lluvia? ¿Otro es quien da a tu cuerpo soledad? La casa de la luz azul está cerrada. El bosque está cerrado. Está cerrada la hoguera. Hay una estación donde callan los hombres y está cerrada. Están cerrados los templos, las guerras, las palabras. Oh cause de palabras, está cerrado el parto, la pregunta. ¿Para los ojos cae esta morada lluvia?

Llevo en el corazón temibles adicciones, signos que son mi nombre y mi dibujo. Por ellos aprendí los barcos en la niebla, los muertos esculpidos, las tumbas y los dioses. Estuve preso en ellos, yo los vi padecer la errancia merecida por los cuerpos que maldije. Soy frío, sostengo el arpón casi como ayer. Mañana no sabré las dudas en mi rostro, cada paso baldío de mi piel a la luz, cada misión del verbo. Incomprensible tú, enemiga memoria, ida de los poemas como mi aliento ahora. Descubriste mi rastro a través de las islas y has querido saber cómo brota la miel, y has preguntado dónde se bebe el agua. Porque tu casa es polvo y está cerrada y está cerrada su alba.

Un sueño, un sagrado animal que viaja sin ser visto, una constelación de naves siderales, la maniobra del ángel contra el ángel. Incomprensible tú, enemiga memoria, otro es quien da a tu cuerpo soledad.

Países, cuencas, tinieblas, que empiece la humedad a destruir los muros para que no compares tu silencio pasado con lo que hoy escapa. Azul la luz en la casa del sueño, negra su realidad. Azul en la demencia sus jardines tapiados. Llueve dentro de mí, como sobre el arrecife, todo el temor que pueden los niños inventar, los idiomas que callo por no serme infiel. Sobre mi patio llueve, aunque no sepa cuánto.

***
DE UNA VEZ Y por todas, debiera ser paciencia este dominio donde tejo el asombro. El asombro que mana de las cosas errantes, la paciencia inevitable. Tendría mi bondad que ser exacta a la hora de hacerme a la deriva. Doy con mis ojos allí donde he vivido y no encuentro respuestas. Respuestas no, ni siquiera palabras o las mentiras que iba a preguntar. Esta respiración no debiera ser mía, tampoco de mis padres el capricho de fundar el discurso donde dije que el sueño es un viaje parcial o la suma invisible de lo que no comemos. Recuerda, humana gloria, que ya nada se escribe, ya nada es caída libre ni proclama oxidada. Todo ha sido una piedra vergonzosa en la conciencia, la cuota de azar que nos faltó por temor a encontrarnos.

***
REPARO LAS ESTACIONES QUE vendrán. Aquí una piedra, una palabra aquí. los rostros de los hombres entre páginas rotas. Ellos mirando, con sus ojos mirando. Madera en la ventana donde creció mi juego sin sentir el dolor. Tomando con mis manos la braza sin sentir el dolor.

Había una calle, un sitio de sombra para despertar, pero era insuficiente la voz antes del sueño, y era inútil la espera. Había un parque con floristas y adoquines, y algún color ardía en la impaciencia, porque nada era tan posible como una calle perdida, que no puede encontrarse en los días de las reparaciones. Aquí una piedra, una palabra aquí.

La voz insuficiente ha suplido mi lengua en la imaginable hora del desierto. Hay una calle, volvía mi canción hasta sus ojos, y a su boca volvía mi sed.

***
LOS ANIMALES PIERDEN EL corazón en las apuestas con hombres diurnos y de una sola palabra. Este es un hecho desprovisto de toda casualidad e inexorable: los animales pierden el corazón. A cada bramido corresponde un espasmo en la sangre y las bestias padecen la demencia humana, añaden a sus vicios otros vicios menores. Huellas que son su escritura, movimientos intrascendentes. Por fin en el mercado apesta la nobleza de las vísceras, abundan las indecisiones y las dudas. Nunca se sabe adónde girar, en que orden tantear las frutas, con la frustración de no poder llevarlas a la boca, de no poder rodarlas calle abajo. Frutas sanguíneas, sudorosas, una vez fueron la inmortalidad.

***
LOS ADIVINOS HACEN SU agosto en el tiempo de la lluvia, tras el muro donde tiraron sus colillas los fumadores furtivos. En esta época no es preciso hablar de poesía ni tenderse en la yerba a escuchar los insectos. Como los adivinos, ellos dicen el futuro de la noche, y una noche no muere con un rayo de luz sino con el cansancio. La lluvia cala, los huesos quiebran. Solo la perfecta estructura metálica de un insecto es invulnerable. La caída de un árbol o un acto predación pueden ser ilusorios, acaso una distracción inaplazable.

***
COMO EN UN JUEGO de ajedrez insoportable, no llegaremos a saber lo que vendrá después que pase la dolencia de los astros sobre el techo de zinc. La derivación de las cosas hará posible la noche de Walpurgis, aunque nadie imagine el sexo acumulado en los amantes, la premura destilada por los reos entre fantasmas de una ciudad que no puede ser andada porque ya su milagro se descubre como una gran luna colgante, impaciente sobre los árboles.

Las figuras se idealizan y se destruyen con el viento, sus piezas vuelan por las avenidas para luego posarse en las estatuas. Y allí yo escucho absorto y pregunto "¿Puedo tocar tu milagro? ¿Puedo sacrificarme?"

Iba en el día de la muerte a inclinarme sobre un cuerpo, un cuerpo que es un lago y se desmaya sin dolor, bajo una respiración que traslada las piedras y convierte los nombres en verdades, las aves en símbolos.

Iba sobre esos abismos a navegar cuando la letanía del sueño fracasaba entre miles de sombras, buscando mi recuerdo. No conozco, yo invento una infancia perdida, dibujo los sismos en las cartas, observo puntualmente cada reencarnación de la conciencia, cada órgano extraído a la gloria. Iba a decirlo todo con la tranquilidad de ayer, pero heredé la violencia que soportan los brazos y la dificultad de los aparecidos. Asomado a las visiones de mi casa pude adivinar el suicidio de los hombres, en altares sin lujos, sin banderas bien puestas a secar sobre los sueños y conquistas de mañana.

francisco chabot

Los problemas de la Humanidad se resumen a uno solo creo: un problema de corazón.

Cuando se tiene corazón, uno es sensible, lo que lo conlleva a ser justo...

Cuando uno es justo, uno es ... sabio de cierta forma.

Ahora, el punto es: como logramos que nuestros niños y niñas tengan corazón !

Francisco Chabot
www.actuwa.org

de anzuelos taoístas / 3 / freddy peñafiel

las olas van hacia el centro del mar
regresan
los peces lo saben
esperan

la ciudad / gonzalo millán

la ciudad
gonzalo millán

El río invierte el curso de su corriente.
El agua de las cascadas sube.
La gente empieza a caminar retrocediendo.
Los caballos caminan hacia atrás.
Los militares deshacen lo desfilado.
Las balas salen de las carnes.
Las balas entran en los cañones.
Los oficiales enfundan sus pistolas.
La corriente se devuelve por los cables.
La corriente penetra por los enchufes.
Los torturados dejan de agitarse.
Los torturados cierran sus bocas.
Los campos de concentración se vacían.
Aparecen los desaparecidos.
Los muertos salen de sus tumbas.
Los aviones vuelan hacia atrás
Los "rockets" suben hacia los aviones.
Allende dispara.
Las llamas se apagan.
Se saca el casco.
La Moneda se reconstituye íntegra.
Su cráneo se recompone.
Sale a un balcón.
Allende retrocede hasta Tomás Moro.
Los detenidos salen de espalda de los estadios.
11 de Septiembre.
Regresan aviones con refugiados.
Chile es un país democrático.
Las fuerzas armadas respetan la constitución.
Los militares vuelven a sus cuarteles.
Renace Neruda.
Vuelve en una ambulancia a Isla Negra.
Le duele la próstata. Escribe.
Víctor Jara toca la guitarra. Canta.
Los discursos entran en las bocas.
El tirano abraza a Prat.
Desaparece. Prat revive.
Los cesantes son recontratados.
Los obreros desfilan cantando
¡Venceremos!

Fragmentos del poemario "La Ciudad" de Gonzalo Millán

definitivamente jueves / waldo leyva

Definitivamente jueves
waldo leyva

Quiero que el veintiuno de agosto
del año dos mil diez,
a las seis de la tarde como es hoy,
pases desnuda atravesando el cuarto
y preguntes por mí.
Si estoy, pregunta, y si no existo,
o si me he extraviado en algún lugar de la casa,
de la ciudad, del mundo,
pregunta igual, alguien responderá.
El primero de enero del año dos mil uno será lunes
pero el veintiuno de agosto de la fecha indicada
tiene que ser definitivamente jueves
y el calor, como hoy, agotará las ganas de vivir.
Las calles serán las mismas para entonces,
los flamboyanes de efe y trece seguirán floreciendo,
muchos amigos no estarán
y el tiempo habrá pasado por la historia de la casa,
de la ciudad, de mi país, del mundo.
Quiero que el veintiuno de agosto, al despertar,
prepares la piel
_________el corazón
________________las ganas de vivir.

 
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