EN EL REINO DE LOS ESPEJOS CURVOS / Gustavo Pereira

Sucede que las sondas electromagnéticas temen a las aguas del océano.

Y son entendibles sus razones. Por más alta que sea su frecuencia, éste las amortigua, las desvanece, las aniquila, como hace con los rayos de luz y con los náufragos irrecuperables. Ni siquiera el láser, tan pertinaz, puede traspasar la barrera de reflexiones, refracciones y absorciones de los fondos marinos, en donde anidan, tenaces y desvelados, los concertistas de las profundidades y las sombras eternas. Sólo por canales hasta ahora secretos pueden viajar las ondas acústicas llevando y trayendo los llamados de las centollas, el traqueteo de los crustáceos como si fueran ametralladoras disparadas al mismo tiempo en un cuarto de vidrio, los tambores de los peces errabundos, los silbidos de las grandes ballenas y la lengua dulce y entrañable de los delfines.

Eso pasa con mi amor por ti, hasta ahora secreto, porque teme la incertidumbre de tus aguas.

lunes, 11 de julio de 2011

1 Comment:

TARANTULA said...

Navegando por el océano de la pasión,
nunca se sabe la corriente de sus aguas,el rumbo que van a tomar...
Aún así...aunque fuese una sóla vez..
Es hermoso sentir la caricia de sus olas.

desde mi mirada...beso

 
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