Morir por las ideas


Morir por las ideas, la idea es excelente
yo he estado a punto de morir por no haberla tenido,
pues todos los que la tenían, multitud agobiante,
ahuyando a la muerte, me han caído encima.
Ellos han sabido convencerme y mi musa insolente,
abjurando de sus errores, se ha unido a su fe
con un poco de reserva en todo caso:
Muramos por las ideas, de acuerdo, pero de muerte lenta,
de acuerdo, pero de muerte lenta.

Juzgando que no hay peligro en la tardanza,
vayamos hacia el otro mundo ganduleando por el camino,
pues, si forzamos la marcha, sucede que se muere
por unas ideas que no tienen futuro el día de mañana.
Y si hay una cosa amarga, desoladora
al entregar el alma a Dios, es darse cuenta
que hemos equivocado el camino, que nos hemos equivocado de idea:
Muramos por las ideas, de acuerdo, pero de una muerte lenta
de acuerdo, pero de una muerte lenta.

Los charlatanes que predican el martirio
normalmente, por otra parte, se rezagan aquí abajo.
Morir por las ideas, todo hay que decirlo,
es su razón de vivir, y no se privan de ello.
En casi todas partes se ve que superan
fácilmente a Matusalén en la longevidad,
y yo concluyo que ellos deben decirse, bajito:
“Muramos por las ideas, de acuerdo, pero de muerte lenta
de acuerdo, pero de muerte lenta”.

A las ideas que reclaman el cacareado sacrificio
las sectas de toda índole les ofrecen retahílas enteras
y la cuestión se plantea a la victimas novatas
morir por las ideas, esta bien, pero por cuál?
Y como todas se parecen entre sí
cuando las ve venir, con su gran bandera,
el sabio titubea y duda delante de la tumba.
Muramos por las ideas, de acuerdo, pero de muerte lenta
de acuerdo, pero de muerte lenta.

¡Y si aún bastasen algunas hecatombes
para que finalmente todo cambiase, finalmente todo se arreglase!
Después de tantas “grandes noches”(1), de tantas cabezas cortadas,
ya tendríamos el paraíso sobre la tierra.
Pero la edad de oro sin cesar se pospone,
los dioses tienen siempre sed, nunca tienen suficiente
y he aquí la muerte, la muerte que siempre vuelve a empezar...
Muramos por las ideas, de acuerdo, pero de muerte lenta
de acuerdo pero de muerte lenta.

Oh vosotros, los agitadores, oh vosotros los buenos apóstoles
morid, pues, los primeros, os cedemos el sitio.
Pero por favor, joder! dejad vivir a los demás!
La vida es casi el único lujo aquí abajo
pues, finalmente, la Muerte está siempre vigilante
y no es necesario ayudarle con la guadaña.
¡Basta de danzas macabras alrededor de los patíbulos!
Muramos por las ideas, de acuerdo, pero de muerte lenta,
de acuerdo pero de muerte lenta.



(1): Grands soirs: Revolución, movimiento social en el vocabulario de los anarquistas.

lunes, 22 de marzo de 2010

El credo del Che / Roque Dalton


El Ché Jesucristo
fue hecho prisionero
después de concluir su sermón en la montaña
(con fondo de tableteo de ametralladoras)
por rangers bolivianos y judíos
comandados por jefes yankees-romanos.
Lo condenaron los escribas y fariseos revisionistas
cuyo portavoz fue Caifás Monje
mientras Poncio Barrientos trataba de lavarse las manos
hablando en inglés militar
sobre las espaldas del pueblo que mascaba hojas de coca
sin siquiera tener la alternativa de un Barrabás
(Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrilla
y enseñaron el camino a los rangers)
Después le colocaron a Cristo Guevara
una corona de espinas y una túnica de loco
y le colgaron un rótulo del pescuezo en son de burla
INRI: Instigador Natural de la Rebelión de los Infelices
Luego lo hicieron cargar su cruz encima de su asma
y lo crucificaron con ráfagas de M-2
y le cortaron la cabeza y las manos
y quemaron todo lo demás para que la ceniza
desapareciera con el viento
En vista de lo cual no le ha quedado al Ché otro camino
que el de resucitar
y quedarse a la izquierda de los hombres
exigiéndoles que apresuren el paso
por los siglos de los siglos
Amén.

Una vuelta mas / Rubén Goldín


Piazzola llora su musgo ciudadano
con humos de escape y olór a pizzeria
tantos domingos y tanta gente con ese sol ...

Con canillitas gritones y trenes horizontals,
los semaforos no saben de justicia
Huguito el solterón muere crucificado
en un radiador Toyota
y en los parques algunos padres
preocupados,
se pintan una risa de payaso,
para alegrar a sus hijos inocentes,
a sus hijos inocentes
y aquel sol de los heroes florece
en engaño un engaño de hamacas,
toboganes y pororó.
La poesia no la tiene Buenos Aires
sino los que la viven, la sufren y la gozan.

Valium 10 / Rosario Castellanos


A veces ( y no trates
de restarle importancia
diciendo que no ocurre con frecuencia)
se te quiebra la vara con que mides,
se te extravia la brujula
y ya no tienes nada.

El dia se convierte en una sucesion
de hechos incoherentes, de funciones
que vas desempeñando por inercia y por habito.

Y lo vives. Y dictas el oficio
a quienes corresponde. Y le das la clase
lo mismo a los alumnos inscritos que al oyente
Y en la noche redactas el texto que la imprenta
devorara mañana.
Y vigilas (oh, solo por encima)
la marcha de la casa, la perfecta
coordinacion de multiples programas
-porque el hijo mayor ya viste de etiqueta
para ir de chambelan a un baile de quince años
y el menor quiere ser futbolista y el de en medio
tiene un poster del Che junto a su tocadiscos.

Y repasas las cuentas del gasto y reflexionas
junto a la cocinera, sobre el costo
de la vida y el ars magna combinatoria
del que surge el menu posible y cotidiano.

Y aun tienes voluntad para desmaquillarte
y ponerte la crema nutritiva y aun leer
algunas lineas antes de consumir la lampara.

Y en la oscuridad, en el umbral del sueño,
echas de menos lo que se ha perdido:
el diamante de mas precio, la cata
de marear, el libro
con cien preguntas basicas (y sus correspondientes
respuestas) para un dialogo
elemental siquiera con la Esfinge.
Y tienes la penosa sensacion
de que en el crucigrama se deslizo una errata
que lo hace erresoluble.

Y deletreas el nombre del Caos. Y no puedes
dormir si no destapas
el frasco de pastillas y si no tragas una
en la que se condensa,
quimicamente pura, la ordenacion del mundo.

(1925-1974)

Madrugada / Alejandra Pizarnik





Desnudo soñado una noche solar.
He yacido días animales.
El viento y la lluvia me borraron
como a un fuego, como a un poema
escrito en un muro.

No tan alto / pablo neruda


De cuando en cuando y a lo lejos
Hay que darse un baño de tumba.
Sin duda todo está muy bien
y todo está muy mal, sin duda.
Van y vienen los pasajeros,
crecen los niños y las calles,
por fin compramos la guitarra
que lloraba sola en la tienda.
Todo está bien, todo está mal.
Las copas se llenan y vuelven
naturalmente a estar vacías
y a veces en la madrugada,
se mueren misteriosamente.
Las copas y los que bebieron.
Hemos crecido tanto que ahora
no saludamos al vecino
y tantas mujeres nos aman
que no sabemos cómo hacerlo.
¡Qué ropas hermosas llevamos!
Y ¡qué importantes opiniones!
Conocí a un hombre amarillo
que se creía anaranjado
y a un negro vestido de rubio.
Se ven y se ven tantas cosas.
Vi festejados los ladrones
por caballeros impecables,
y esto se pasaba en inglés.
Y vi a los honrados, hambrientos,
buscando pan en la basura.
Yo sé que no me cree nadie.
Pero lo he visto con mis ojos.
Hay que darse un baño de tumba
y desde la tierra cerrada
mirar hacia arriba el orgullo.
Entonces se aprende a medir.
Se aprende a hablar, se aprende a ser.
Tal vez no seremos tan locos,
tal vez no seremos tan cuerdos.
Aprenderemos a morir.
A ser barro, a no tener ojos.
A ser apellido olvidado.
Hay unos poetas tan grandes
que no caben en una puerta
y unos negociantes veloces
que no recuerdan la pobreza.
Hay mujeres que no entrarán
por el ojo de una cebolla
y hay tantas cosas, tantas cosas,
y así son, y así no serán.
Si quieren no me crean nada.
Sólo quise enseñarles algo.
Yo soy profesor de la vida,
vago estudiante de la muerte
y si lo que sé no les sirve
no he dicho nada, sino todo.

RECETA CORTA PARA ADUEÑARSE DEL FUTURO / Fernando Buen Abad Domínguez


I. Saque del olvido todas las utopías sueños y locuras
con que se inflaman las ganas de ser feliz.

II. Asómese a ver el amanecer con ojos nuevos y échele
una miradita al horizonte (ayuda mucho)

III. Ponga a remojar (durante tres noches de luna
llena y en lágrimas frescas) los cadáveres de las
frustraciones, las desesperanzas y las privaciones.

IV. Tire toda la ropa que esté impregnada de rutina.

V. Invite a vivir con usted 13 colores nuevos, 13
libros de poetas rebeldes y 13 perfumes hipnóticos.

VI. Acepte con la más íntima de las certezas que el
amor es posible y salvífico.

VII. Báñese con lociones magnéticas hasta que salga
luz por los poros y escriba todas las cartas que nunca
escribió diciendo lo que nunca dijo.

VIII. Dibuje tres mapas estelares con la geografía más
desconocida de su corazón.

IX. Déjese crecer en los sueños siete tréboles, nueve
puntos cardinales y trece barcos de cristal.

X. Pida a tres amigos verdaderos que no repitan el
discurso del patrón durante tres meses.

XI. Lleve con usted este recetario, bien zurcido en la
esperanza, durante tres meses.

XII. Mezcle todo lo anterior con una dosis generosa de
cosquillas.

XIII. Tómese a mañana, tarde y noche siempre en
compañía de música y baile.

Espere un tiempo prudente y luego tómese un caldo de
estrellas frescas. Los resultados son extraordinarios.
Deberá acostumbrarse a un cambio significativo en el
estado de su espíritu. No faltará quien diga que está
usted loca o loco. No se preocupe eso querrá decir que
va usted muy bien. Que llegó la cura.

Hombre que aprendió a ladrar / Mario Benedetti (Cuento)


Lo cierto es que fueron años de arduo y pragmático aprendizaje, con lapsos de desalineamiento en los que estuvo a punto de desistir. Pero al fin triunfó la perseverancia y Raimundo aprendió a ladrar. No a imitar ladridos, como suelen hacer algunos chistosos o que se creen tales, sino verdaderamente a ladrar. ¿Qué lo había impulsado a ese adiestramiento? Ante sus amigos se autoflagelaba con humor: "La verdad es que ladro por no llorar". Sin embargo, la razón más valedera era su amor casi franciscano hacia sus hermanos perros. Amor es comunicación.

¿Cómo amar entonces sin comunicarse?

Para Raimundo representó un día de gloria cuando su ladrido fue por fin comprendido por Leo, su hermano perro, y (algo más extraordinario aún) él comprendió el ladrido de Leo. A partir de ese día Raimundo y Leo se tendian, por lo general en los atardeceres, bajo la glorieta y dialogaban sobre tenas generales. A pesar de su amor por los hermanos perros, Raimundo nunca había imaginado que Leo tuviera una tan sagaz visión del mundo.

Por fin, una tarde se animó a preguntarle, en varios sobrios ladridos: "Dime, Leo, con toda franqueza: ¿qué opinás de mi forma de ladrar?". La respuesta de Leo fue bastante escueta y sincera: "Yo diría que lo haces bastante bien, pero tendrás que mejorar. Cuando ladras, todavía se te nota el acento humano."

Ojalá / mario benedetti


Ojalá está después del horizonte
pero hay otro al alcance de la mano
cuando uno tiene ganas de ser alguien
y sueña con no estar equivocado

dice ojalá sin mirarse al espejo
para no entristecerse con motivo
sin mendigar lo que no se consigue
y tampoco dar algo por perdido

ojalá conquistemos la razón
en el escándalo de la conciencia
y ejerzamos el derecho a la vida
de ojos abiertos o sin darnos cuenta

ojalá que las muertes del camino
no se nos cicatricen en el alma
y armemos el futuro aunque sepamos
que el fin está en la puerta de la casa

ojalá que en el cándido arrabal
o en cualquier recoveco del otoño
más que confiado y menos que exigente
nos espere el amor / el generoso

Mario Benedetti (de su último libro Testigo de uno mismo)

Por ahora me callo / mario benedetti


El mundo / cada vez más enigmático
me mira inmóvil desde sus cautelas /
siento que el marcapasos es mi árbol
y cobija latidos como alondras

estoy solo conmigo / cavilando
y repaso las sombras y los soles
también amaneceres y crepúsculos
que me dieron amparo y soledades

me pregunto desordenadamente
qué ceniza vendrá después del fuego /
he construido más de una paciencia
pero no puedo con mi incertidumbre

tengo las manos llenas de caricias
para sembrar en una carne fértil
y he hecho un pacto con mis esperanzas
para que nunca nos abandonemos

por ahora me callo / en el sigilo
me cercan más espantos que alborozos
y ya que los futuros se aproximan
juego con las certezas y las dudas

morir sin muerte es casi una osadía
que no puede invocarse así nomás
por eso yo prefiero ser discreto
vivir sin vida es menos pretencioso

Mario Benedetti (de su último libro Testigo de uno mismo)

La canción y el poema / Idea Vilariño



Hoy que el tiempo ya pasó,
hoy que ya pasó la vida,
hoy que me río si pienso,
hoy que olvidé aquellos días,
no sé por qué me despierto
algunas noches vacías
oyendo una voz que canta
y que, tal vez, es la mía.

Quisiera morir -ahora- de amor,
para que supieras
cómo y cuánto te quería,
quisiera morir, quisiera. de amor,
para que supieras.

Algunas noches de paz,
-si es que las hay todavía-
pasando como sin mí
por esas calles vacías,
entre la sombra acechante
y un triste olor de glicinas,
escucho una voz que canta
y que, tal vez, es la mía.

Quisiera morir -ahora- de amor,
para que supieras
cómo y cuánto te quería;
quisiera morir, quisiera. de amor,
para que supieras.

(1972)

ángel gonzález

martes, 16 de marzo de 2010

 
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