Nunca te venció noche tan clara
Si te abres a la risa y parece que tocas
Una escalera de astros
Que ya bajo en el sueño, rodando,
Para situarme atrás, en el tiempo.
Dios era entonces temor de estancia clausurada
Donde un muerto reposa,
Centro de toda cosa,
del cielo y del viento, del mar y de la nube.
Y aquel arrojarme a la tierra,
Aquel gritar alto el nombre en el silencio,
Era dulzura de sentirme vivo.
(De "Aguas y Tierras", 1920-1929)
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