Alejandra pizarnik

ya comprendo la verdad

estalla en mis deseos

y mis desdichas
en mis desencuentros
en mis desequilibrios
en mis delirios

ya comprendo la verdad

ahora
a buscar la vida

Alejandra pizarnik

jueves, 24 de abril de 2008

El suceso de Bahía de cochinos hace reflexionar a esta tremenda poetisa Uruguaya sobre la esencia del hombre y escribe su poema "Playa Girón" . Para mi saber ver estas cosas es fundamental para estar atentos " el día del armagedón no quiero estar tras la puerta.." Vilariño comprometió su poesía y su ser en una época llena de botas como las que menciona en su poema e indiganda y sufriendo escribe

Siempre habrá alguna bota sobre el sueño
efímero del hombre

una bota de fuerza y sinrazón

pronta a golpear

dispuesta a ensangrentarse.

Cada vez que los hombres se incorporan

cada vez que reclaman lo que es suyo

o que buscan ser hombres solamente

cada vez que la hora de la verdad la hora

de la justicia suenan

la bota pega rompe ensucia aplasta

deshace la esperanza la ilusión

de simple dicha humana para todos

porque tiene otros fines como Dios

como dicen los curas que su dios

tiene otros altos fines misteriosos

otros planes en que entran Hiroshima

España Argelia Hungría y todo el resto

en que entran la injusticia la opresión

el abandono el hambre el frío el miedo

la explotación la muerte

todo el horror todo el dolor del hombre.

Va cambiando de pies según el oro

Según la fuerza y el poder se mudan

Pero siempre habrá alguna

A veces más de una

Pisoteando los sueños de los hombres (Vilariño, 1997: 221).

Alejandra Pizarnik

Sólo la sed
el silencio
ningún encuentro

cuídate de mí amor mío
cuídate de la silenciosa en el desierto
de la viajera con el vaso vacío
y de la sombra de su sombra


Alejandra Pizarnik

Diusmel Machado Estrada

Caída del ángel a la gloria

Todos los ángeles caen alguna vez.

Simplemente,saltan,ignoran el puente.

Todos los ángeles caen,o del aire se sustraen

liviana,ligeramente.

Quien los conduce en el salto?

Que mano suave los guia?

Se dice que, todavía, el hombre es un ángel

falto de fe (quizá,para el vuelo, para asirse del

abismo y descubrir en si mismo la semejanza

del cielo).

Esto se dice un consuelo: ahora, no hay nada

que asombre...

Por que razones, en nombre de que lenguas

sostenidas, por su humanas caídas se quiere

juzgar al hombre?.

Comprender es un trabajo mayor,como nos

apremia el tiempo que solo premia de la gloria

con un tajo.

El mundo de arriba abajo,es una sentencia fría:

Para el hombre, la utopía del ángel es pura nube

porque todo lo que sube tiene que bajar, un día.



Diusmel Machado Estrada

Adagio de mi país

Adagio de mi país
Alfredo Zitarrosa

En mi país, que tristeza
La pobreza y el rencor
Dice mi padre que ya llegará
Desde el fondo del tiempo otro tiempo
Y me dice que el sol brillará
Sobre un pueblo que sueña
Labrando su verde solar
En mi país, que tristeza
La pobreza y el rencor.


Tu no pediste la guerra
Madre tierra, yo lo sé
Dice mi padre que un solo traidor
Puede con mil valientes
El siente que el pueblo
En su inmenso dolor
Hoy se niega a beber
En la fuente clara del honor
Tu no pediste la guerra
Madre tierra, yo lo sé.


En mi país somos duros
El futuro lo dirá
Canta mi pueblo una canción de paz
Detrás de cada puerta
Está alerta mi pueblo

Y ya nadie podrá
Silenciar su canción
Y mañana también cantará
En mi país somos duros
El futuro lo dirá


En mi país que tibieza
Cuando empieza a amanecer
Dice mi pueblo que puede leer
En su mano de obrero el destino
Y que no hay adivino ni Rey
Que le pueda marcar el camino
Que va a recorrer
En mi país que tibieza
Cuando empieza a amanecer

En mi país somos miles y miles
De lágrimas y fusiles
Un puño y un canto vibrante
Una llama encendida, un gigante
Que grita: adelante, adelante.

En mi país brillará
Yo lo sé el sol del pueblo
Arderá nuevamente
Alumbrando a mi tierra.

LETANÍA DE NUESTRO SEÑOR DON QUIJOTE

LETANÍA DE NUESTRO SEÑOR DON QUIJOTE
Rubén Darío
A Navarro Ledesma

Rey de los hidalgos, señor de los tristes,
que de fuerza alientas y de ensueños vistes,
coronado de áureo yelmo de ilusión;
que nadie ha podido vencer todavía,
por la adarga al brazo, toda fantasía,
y la lanza en ristre, toda corazón.

Noble peregrino de los peregrinos,
que santificaste todos los caminos
con el paso augusto de tu heroicidad,
contra las certezas, contra las conciencias
y contra las leyes y contra las ciencias,
contra la mentira, contra la verdad...

¡Caballero errante de los caballeros,
varón de varones, príncipe de fieros,
par entre los pares, maestro, salud!
¡Salud, porque juzgo que hoy muy poca tienes,
entre los aplausos o entre los desdenes,
y entre las coronas y los parabienes
y las tonterías de la multitud!

¡Tú, para quien pocas fueron las victorias
antiguas y para quien clásicas glorias
serían apenas de ley y razón,
soportas elogios, memorias, discursos,
resistes certámenes, tarjetas, concursos,
y, teniendo, a Orfeo, tienes a orfeón!

Escucha, divino Rolando del sueño,
a un enamorado de tu Clavileño,
y cuyo Pegaso relincha hacia ti;
escucha los versos de estas letanías,
hechas con las cosas de todos los días
y con otras que en lo misterioso vi.

¡Ruega por nosotros, hambrientos de vida,
con el alma a tientas, con la fe perdida,
llenos de congojas y faltos de sol,
por advenedizas almas de manga ancha,
que ridiculizan el ser de la Mancha,
el ser generoso y el ser español!

¡Ruega por nosotros, que necesitamos
las mágicas rosas, los sublimes ramos
de laurel! Pro nobis ora , gran señor.
(Tiembla la floresta de laurel del mundo,
y antes que tu hermano vago, Segismundo,
el pálido Hamlet te ofrece una flor)

Ruega generoso, piadoso, orgulloso,
ruega casto, puro, celeste, animoso;
por nos intercede, suplica por nos,
pues casi ya estamos sin savia, sin brote,
sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote,
sin pies y sin alas, sin Sancho y sin Dios.

De tantas tristezas, de dolores tantos,
de los superhombres de Nietzsche, de cantos
áfonos, recetas que firma un doctor,
de las epidemias de horribles blasfemias
de las Academias,
líbranos, señor.

De rudos malsines,
falsos paladines,
y espíritus finos y blandos y ruines,
del hampa que sacia
su canallocracia
con burlar la gloria, la vida, el honor,
del puñal con gracia,
¡líbranos, señor!

Noble peregrino de los peregrinos,
que santificaste todos los caminos,
con el paso augusto de tu heroicidad,
contra las certezas, contra las conciencias
y contra las leyes y contra las ciencias,
contra la mentira, contra la verdad...

Ora por nosotros, señor de los tristes,
que de fuerza alientas y de ensueños vistes,
coronado de áureo yelmo de ilusión;
¡qué nadie ha podido vencer todavía,
por la adarga al brazo, toda fantasía,
y la lanza en ristre, toda corazón!

[Madrid, abril de 1905]

En tiempos difíciles

Heberto Padilla
En tiempos difíciles


A aquel hombre le pidieron su tiempo
para que lo juntara al tiempo de la Historia.
Le pidieron las manos,
porque para una época difícil
nada hay mejor que un par de buenas manos.
Le pidieron los ojos
que alguna vez tuvieron lágrimas
para que no contemplara el lado claro
(especialmente el lado claro de la vida)
porque para el horror basta un ojo de asombro.
Le pidieron sus labios
resecos y cuarteados para afirmar,
para erigir, con cada afirmación, un sueño
(el-alto-sueño);
le pidieron las piernas,
duras y nudosas,
(sus viejas piernas andariegas)
porque en tiempos difíciles
¿algo hay mejor que un par de piernas
para la construcción o la trinchera?
Le pidieron el bosque que lo nutrió de niño,
con su árbol obediente.
Le pidieron el pecho, el corazón, los hombros.
Le dijeron
que eso era estrictamente necesario.
Le explicaron después
que toda esta donación resultaría inútil
sin entregar la lengua,
porque en tiempos difíciles
nada es tan útil para atajar el odio o la mentira.
Y finalmente le rogaron
que, por favor, echase a andar,
porque en tiempos difíciles
ésta es, sin duda, la prueba decisiva.

Aquí no hay estaciones...

Carmen Rosa Orozco
Aquí no hay estaciones...


Aquí no hay estaciones
o refinamiento de las costumbres
o té a media tarde
sólo necesidad de lo necesario
como animales adscritos a un instinto primario
sí sabemos que hacer con la tristeza
colocarla a un lado
y trabajar para obtener tan poco
arrastrando nuestros pies chancletudos mugrientos
para cobrar la paga
miserables y avergonzados ante la riqueza
No poseemos nada, Camila
somos braceros
expropiados de las tierras
de ansias de espíritu, de identidad, de sexo
follamos con las yeguas a falta de mujer
los patronos las revisan -su desmejora es indicio-
en esta zoofilia ajena hemos asentado la pobreza
nos reímos nerviosos ante la blancura y los haberes
de quienes arrecian nuestra jornada
Míranos hacinados en el hervor negro
de nuestra piel
nos miras mirando a Adrián
estrechez óptica que consume toda distancia
el color de tu Adrián
es el nuestro
víctima de las comparaciones
de la exagerada lentitud de tu delirio.
¿Adrián dónde estás dónde dónde dónde?

 
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