Es bajita como el cielo del otoño,
sus labios saben a manzana y blasfemias,
a veces a polvo;
pero tiene agua en la voz,
baña los cuerpos cuando canta,
en sus manos hay cicatrices abiertas,
escurre sangre y lodo;
si alguien la encuentra
por favor,
siémbrela.
El Hombre