El silencio de los inocentes



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En la mesa del diálogo se nutren los saciados. Los comensales eligen la carta y siempre escogen soja.


Están todos, asegura el Indec. Hasta sus epígonos, que provee Tinelli de su generoso arcón. Pero no hay diálogo, sólo es un monólogo gregoriano entre pares. Pan con pan, comida para los sonsos: exportadores y productores ricos, inversionistas, funcionarios ricos. Hablan, eso sí, el mismo idioma. Pero ese no es el diálogo; si es que alguien habrá de buscar la manera de procurar la verdad a través de la palabra. Es un simulacro para el que mira por tevé. Hablan, hablan, para que los medios no registren la verdad; que en esa mesa se consagra un coral de las ausencias.

No hay manteles en los puentes ocupados. Por allí pasó otra ronda: Niños malabares haciendo girar las luces de los semáforos, espectros grises de una familia con un carrito a cuestas, en la hilera funeral de la esperanza, argentinos, la gloria nacional, levantando sus platos de aluminio, Así se expresa este País donde los diarios se evangelizan en frazadas y los braseros juegan a la ruleta rusa con sus muertos de frío.

La verdad es que en la mesa del diálogo no está el hambre, vino solamente el ministro de traje negro para vender su vademécum para gambetear el hambre con una dosis de tamiflú.

Educación sexual. . . ¿para qué? Si no va a quedar nadie.

¿En el escudo nacional pondrán una tranquera?

¿Pero qué bueno, vieron, cómo se parece un barbijo a una mordaza?

Mientras tanto, nieva y Tejada insiste, algo afónico, que hay un niño en la calle.


..........Juan C. Pumilla

Armando Tejada Gómez dice "Hay un niño en la calle"

domingo, 13 de septiembre de 2009

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