PARÁBOLA DE UNA CIUDAD BONITA

PARÁBOLA DE UNA CIUDAD BONITA
L. y M. Fernando Chávez

Llegaron como llegan los hambrientos
En un descuido de la inteligencia
Invadieron una ciudad bonita
Infectando de gris el arco iris

Alistaron su tropa de allegados
Repartieron los cargos y contratos
Adornaron la imagen de su líder
Un pajarraco con alitas de ángel
besitos de ángel
abrazos de ángel

No puedo ser neutral en este cuento
Tengo que adoptar un punto de vista
Con respecto a estas alucinaciones
En la ciudad de hazañas y primicias

Propongo la siguiente alternativa
Habrá que fumigar a los insectos
Con un poco de humor y de sarcasmo
Con la caricatura y la ironía

Voraces como todo troglodita
Malgastaron poemas y canciones
A golpe de amenazas y de intrigas
Falsificaron sueños y conceptos

Y así despilfarraron presupuestos
Contaminaron el agua potable
Desarticularon el pensamiento
Descuartizaron las ideologías
las utopías
las alegrías

No puedo ser neutral en este cuento
Tengo que adoptar un punto de vista
Con respecto a estas alucinaciones
En la ciudad de hazañas y primicias

Propongo la siguiente alternativa
Habrá que fumigar a los insectos
Con un poco de humor y de sarcasmo
Con la caricatura y la ironía

Con la complicidad de funcionarios
Burócratas secuaces y parientes
Con la impavidez de concejales
Con la marginación de los artistas

Devotos de adoquines reciclados
Expulsaro al sol de sus proyectos
Se proclamaron reyes del cemento
Se declararon hostiles al canto

No puedo ser neutral en este cuento
Tengo que adoptar un punto de vista
Con respecto a estas alucinaciones
En la ciudad de hazañas y primicias

Propongo la siguiente alternativa
Habrá que fumigar a los insectos
Con un poco de humor y de sarcasmo
Con la caricatura y la ironía

viernes, 11 de abril de 2008

Carlos Germán Belli gana el Pablo Neruda


Carlos Germán Belli gana el Pablo Neruda
Publicado por Julian Yanover

El pasado viernes, en la semana de homenajes a Neruda a 102 años de su natalicio, fue entregado el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2006, en el salón Montt Varas del Palacio de La Moneda en Chile.

Este importante premio recayó en el poeta peruano Carlos Germán Belli, y fue entregado por la presidente chilena Michelle Bachelet. A cargo de la decisión, estuvo el jurado formado por el ministro de Cultura José Weinstein (presidente), Juan Gelman, Pedro Lastra y Margo Glantz.

El poeta de 79 años recibirá como premio 30 mil dólares, una medalla y un diploma.

Los premios Pablo Neruda, realizados anualmente, están organizados por el Gobierno chileno y la Fundación Pablo Neruda. Esta es la tercera edición, habiendo ganado el poeta mexicano José Emilio Pachecho en 2004 y el argentino Juan Gelman en 2005.

Poema seleccionado de Carlos Germán Belli:

Villanela

Llevarte quiero dentro de mi piel,
Si bien en la lontananza aún te acecho,
Para rescatar la perdida miel.

Contemplándote como un perro fiel,
En el día te sigo trecho a trecho,
Que haberte quiero dentro de mi piel.

No más el sabor de la cruda hiel,
Y en paz quedar conmigo y ya rehecho,
Rescatando así la perdida miel.

Ni viva aurora, ni oro, ni clavel,
Y en cambio por primera vez el hecho
De llevarte yo dentro de mi piel.

Verte de lejos no es asunto cruel,
Sino el raro camino que he hecho,
Para rescatar la perdida miel.

El ojo mío nunca te es infiel,
Aún estando ya distante de tu pecho,
Que haberte quiero dentro de mi piel,
Y así rescatar la perdida miel.

El bosque de la hormiga

Enzia Verduchi



El bosque de la hormiga


I (Regreso de Lisboa)


Izela en breve desembarcará
proveniente de Lisboa.
Querrá contarme de la juntura de las aguas,
los remolinos del Tajo,
los colores del herrumbre lusitano
en barcos y ventanas,
la suavidad del idioma en el paladar.

¿Esperabas, madre, que el conejillo de Indias,
tu primogénita, heredera de mestiza sangre,
cómplice de la bitácora,
recibiera a su hermana cuando
ya no aguardas su regreso?

Y pensar que de niñas nos llevaste
de la mano de un aeropuerto a otro,
conocimos la indiferencia
de tantas salas de espera
y, perplejas, escuchamos la soltura
con la que te dirigías en lenguas extrañas.

Ahora, en la interferencia
de sentimientos y palabras,
entre globos y ramos de flores,
ensayos de bienvenida,
letreros con nombres y cofradías,
intento no delatar mi orfandad,
rabia contenida,
en esta soledad habitada por ajenos.

¿Cómo explicar que la eternidad
se quebró la tarde de un lunes?

Ahora sólo eres viento.

'Hermana, amiga mía,
la saudade se encuentra en otra península
distante de la fantasía de los fardos'.


II (Informe del patólogo)


Antes de tomar el bisturí,
antes de hacer el corte preciso
para diseccionar el corazón

-a sabiendas que la dulzura
envenenó tu sangre,
lentamente calcinó los huesos
y cegó de la vista las virtudes-,

el médico reconoce en los surcos del rostro
la madurez de la resolana en mayo,
y en las comisuras de los labios
la blasfemia sabia de la locura.


III (Letanía)


Señora de las perlas,
bailadora de pasodoble,
reina de las primaveras de invierno.
Háblame, cosmopolita, valquiria.
Que jamás los guantes de raso
pierdan la forma de tus dedos;
con la orla de tus vestidos de seda,
acaricia el despunte de mis sueños.
Alquimista de la sal y las especias,
anfitriona de justos y pecadores,
conversadora imprudente y diplomática,
con tu rosario de cristal vela mi insomnio.
Temple de Lexotan, Dama del Prozac,
fiel seguidora de pastas por colores
en cajita de plata, por favor, escúchame.


IV (El que se fue a la villa, perdió su silla)


Los convocados a la mesa
ya no podremos lavarnos las manos:
lo que fuiste, lo que eres,
tus cenizas entre los puños.

Mis hermanas dicen
que hurgas su aliento cada noche,
transgredes el reflejo, mueves
la roca que separa la memoria.

Benditas, iluminadas
en la travesía del adiós,
hallan en la ausencia
las rutas de tu geografía.

Pero la mesa está servida:
hay que retirar una silla, tan sólo.


V (Sábado de Carnaval)


Te veo cortando rosas
en medio del incendio,
ofrecer los tallos sin espina
en las fiestas de la carne.

El malecón se enciende
en una diáspora de lentejuelas
y la tarde consume el barullo.
Te escucho tocar la cornamusa.

¿Eres la niña en el balcón cercada
por la fragilidad de las burbujas?
¿Eres la castálida anunciando
la abstención de la cuaresma?

Cómo devolverte, muchacha,
si la córnea no adivina el instante
cuando el mar se evapora, sin vaciarse.


VI (Ne me quitte pas)


He visto en el orgullo de la estirpe
todas tus edades.

Y me encuentro hablándole a mi padre
de las bondades de respirar,
lo reto a tomar el paisaje con el puño,
a echarle el ojo a las muchachas
que se pasean -como tú lo hiciste
alguna vez- en esos parques.

Estás muerta, bien muerta,
nos aseguramos de convertirte en polvo,
te devolvimos a la humedad de la tierra.
Voy a morderme la lengua,
sin zaherir ni ofrecer pena con palabra ociosa.
¿Cuánta silencio se necesita encima
para no dar pie a la tristeza, cuántas
paladas aguantarás para acallarte?

Segregación No 1

Carlos German Belli





Segregación No 1


(a
modo de un pintor primitivo culto)


Yo, mamá, mis dos hermanos
y
muchos peruanitos
abrimos un hueco hondo, hondo,
donde nos guarecemos,
porque arriba todo tiene dueño,
todo está cerrado con llave,
sellado
firmemente,
porque arriba todo tiene reserva:
la sombra del árbol, las
flores,
los frutos, el techo, las ruedas,
el agua, los lápices,
y
optamos por hundirnos
en el fondo de la tierra,
más abajo que nunca,
lejos, muy lejos de los dueños,
entre las patas de os animalitos,
porque arriba
hay algunos que manejan todo,
que escriben, que
cantan, que bailan,
que hablan hermosamente
y nosotros rojos de
vergüenza
tan sólo deseamos desaparecer
en pedacitos.

Carlos
German Belli





Variaciones para mi hermano Alfonso (I)


(casi soneto)

Para tu mudanza, ¿dónde habrá un suelo
de
claro polvo y cálido recodo,
en que tus breves pies con tierno modo
equilibren la sangre de tu cuerpo?

O para tu vuelo, ¿cuándo habrá un
viento
que llegue a tu costado como un soplo,
y te traslade de uno a
otro polo,
pasando el edificio, el valle, el cielo?

Pues estás como
dura ostra fijo,
sin que nadie te llame y te descorra
el plumaje de ave,
hermano mío.

¿Por qué no llega la luz hasta el umbral
de tus huesos
para que tus pies corran
por primera vez sobre el propio mar?


Variaciones para mi hermano Alfonso (II)
(vigilia)

Los
caminos de los alrededores
no han tocado la punta de sus pies.

La
amorosa pobladora de al lado
lo va dejando a la zaga del orbe.

Su
cuerpo no conoce el espacio
porque nunca lo ha ayudado el viento.


Carlos German Belli





Variaciones para mi
hermano Alfonso (II)


(vigilia)


Los caminos de los
alrededores
no han tocado la punta de sus pies.

La amorosa pobladora
de al lado
lo va dejando a la zaga del orbe.

Su cuerpo no conoce el
espacio
porque nunca lo ha ayudado el viento.


Carlos German
Belli





Villanela


Llevarte quiero dentro de mi
piel,
Si bien en la lontananza aún te acecho,
Para rescatar la perdida
miel.

Contemplándote como un perro fiel,
En el día te sigo trecho a
trecho,
Que haberte quiero dentro de mi piel.

No más el sabor de la
cruda hiel,
Y en paz quedar conmigo y ya rehecho,
Rescatando así la
perdida miel.

Ni viva aurora, ni oro, ni clavel,
Y en cambio por
primera vez el hecho
De llevarte yo dentro de mi piel.

Verte de
lejos no es asunto cruel,
Sino el raro camino que he hecho,
Para
rescatar la perdida miel.

El ojo mío nunca te es infiel,
Aún estando
ya distante de tu pecho,
Que haberte quiero dentro de mi piel,
Y así
rescatar la perdida miel.

ORIENTAL

Jose Zorrilla

ORIENTAL


Dueña de la negra toca,
la del morado monjil,
por un beso de tu boca
diera a Granada Boabdil.

Diera la lanza mejor
del Zenete más bizarro,
y con su fresco verdor
toda una orilla del Darro.

Diera la fiesta de toros,
y si fueran en sus manos,
con la zambra de los moros
el valor de los cristianos.

Diera alfombras orientales,
y armaduras y pebetes,
y diera... ¡que tanto vales!,
hasta cuarenta jinetes.

Porque tus ojos son bellos,
porque la luz de la aurora
sube al Oriente desde ellos,
y el mundo su lumbre dora.

Tus labios son un rubí,
partido por gala en dos...
Le arrancaron para ti
de la corona de Dios.

De tus labios, la sonrisa,
la paz de tu lengua mana...
leve, aérea, como brisa
de purpurina mañana.

¡Oh, qué hermosa nazarena
para un harén oriental,
suelta la negra melena
sobre el cuello de cristal,

en lecho de terciopelo,
entre una nube de aroma,
y envuelta en el blanco velo
de las hijas de Mahoma!

Ven a Córdoba, cristiana,
sultana serás allí,
y el sultán será, ¡oh sultana!,
un esclavo para ti.

Te dará tanta riqueza,
tanta gala tunecina,
que ha de juzgar tu belleza
para pagarle, mezquina.

Dueña de la negra toca,
por un beso de tu boca
diera un reino Boabdil;
y yo por ello, cristiana,
te diera de buena gana
mil cielos, si fueran mil.

 
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