Subcomandante Marcos

Para detenernos, rendirnos y aniquilarnos, el poderoso usó toda su fuerza. Grandes y muchas son las máquinas de guerra que llenan nuestros suelos y nuestros cielos. Mucha y grande es la muerte con la que el poderoso ataca nuestra vida. Aquí estamos, seguimos aquí. No nos hemos callado, no nos rendiremos.
Para engañarnos y comprarnos, el poderoso compró palabras y conciencias. Dijo el poderoso que la paz quería, y detrás de su promesa venían la traición y la muerte. A nuestra verdad, el poderoso opone la mentira. Contra nuestra memoria, lanzó el olvido. Aquí estamos, seguimos aquí. No nos hemos olvidado, no nos rendiremos.
Nuestra guerra fue y es para que la memoria recupere su lugar en la historia. No habrá paz mientras el olvido siga siendo el único futuro.
Nuestra guerra fue y es para que la dignidad sea respetada por los todos que son. No habrá paz, mientras el desprecio al diferente siga siendo la única relación posible.
Nuestra guerra fue y es para que la verdad de los distintos sea escuchada y entendida, para que todos los mundos tengan su lugar en el mundo. No habrá paz mientras la mentira sea la única palabra para la que hay oídos, y la intolerancia y el cinismo las banderas únicas.
Nosotros los zapatistas nos hablamos por nosotros mismos y traemos también la palabra de todos los muertos que se murieron muy callados. Por ellos hablamos, en nuestra palabra hablan los muertos todos, los callados de siempre.
Resistiremos hasta que caminen sus palabras de los olvidados. Lucharemos hasta que hablen los silencios de los callados. Moriremos hasta que vivan los muertos.

martes, 25 de noviembre de 2008

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