LA MESA DE SERGIO

hace un año, un tropero muy querido, peruano, falleció de cáncer...
el dolor fue intenso, pero cumplió su sueño querido de conocer al maestro silvio rodríguez cuano fue a perú...
jorge millones, gran amigo de sergio, además de escribir y cantar precioso, ha escrito este texto que me pareció sumamente especial... y me ha autorizado el publicarlo aquí como un homenaje a sergio, a su cariño, a su lucha, a su vida....

LA MESA DE SERGIO


Bienvenidos a la mesa de Sergio, aquí tenemos por norma fundamental divertirnos y hacer muchas bromas groseras, así que, sin ofenderse.

Solemos hablar de política, y de chicas, de fútbol, y de chicas, de literatura, sí, y de chicas, de religión e inmediatamente, de chicas. Y cuando queremos hablar exclusivamente de chicas, guardamos silencio y dejamos que hablen las canciones, los poemas y algunos fragmentos de novelas.

Cigarrillos, restos de pizza, largos vasos con ron, un libro de Bryce, los videos de Sabina en el Perú, alguna ridícula carta adolescente. Rajes, chismes y buenas nuevas.

En un rincón, esta la guitarra, paradita ansiosa en su pedestal, esperando que Sergio la convoque, la llame, y, me obligue a decir las cosas que a veces no quiero, pero debo. Sergio exige una canción y yo cumplo, vuelven los fantasmas, los recuerdos, las risas, los abrazos, los insomnios. Trinos, arpegios y alaridos van reconstruyendo momentos, olores y palabras. La sala se vuelve a poblar de gente, aumentan las mesas; las sillas son ocupadas por viejos amigos, por espíritus extraños y seres con la profundidad de un pozo.

Gente que no veía hace años, antes y después de Sergio, le dan la mano como si lo conocieran de toda la vida, él se abraza con ellos, se ríe, festeja, hace bromas se para "Habla causa, salud", se sienta, le da una jalada a su cigarro, me mira y me dice "Chupa pes huevón, que estoy chupando solo" "Salud maricón". "oe mañana es el partido, ¿Vas a ir a la estadio? "No sé, acuérdate que mañana es la movilización"

Por que no llamamos al chino…Dice que ya viene. Bacán. Jorge Miyagui, aparte de ser hincha de la "U" es un gran artista. Yo le digo que sí

¿Y algún día conoceré a Ana? "Claro que sí, estaremos los tres en esta mesa en una bomba terrible, ojo que Ana es jarraza", le advierto

Me habla de Cusco, de lo maravilloso que la paso allá, de Elsa, de Rodo, de Braulio, de Cochero…De lo bien que le cayo Yuri Boluarte. Le pregunto ¿Te acuerdas cuando tomamos Lima por asalto con Yuri? Y me responde: "Cómo olvidarlo"

Hacemos planes para ir al cumpleaños de un amigo de la tropa cósmica, le agradezco que me los haya presentado, cada tropero es un milagro de la trova. Le agradezco que me haya presentado a los amigos de Balconcillo. Le pregunto qué se siente ser un acérrimo hincha de la "U" en un barrio de Alianza, me dice que "se siente como llevarse a la novia de tu peor enemigo".

En el fondo de esta sala, Silvio Rodríguez le grita a alguien –desaforadamente- que "cuide bien sus estrellas". Sergio mira a Silvio, le dice que si se acuerda cuando se abrazaron en Miraflores, Silvio lo mira perplejo, yo pienso "ya te acordarás Silvio", es cuestión de tiempo, para todos, siempre es cuestión de tiempo.

Un jovencito catalán llamado Serrat entra buscando a no sé quién, nos mira nos pregunta algo en catalán, Sergio me mira y me dice "qué mierda dice este"
- No sé causa, yo recién estoy aprendiendo.
Serrat me agarra el hombro y nos dice adiós. Sergio se ríe y me dice que a lo mejor ese pata perdió su Pene… lope.
- ¡Salud! Ja ja, ja
- Y ¿Qué quieren los enfermos?
- ¡Salud!

Luego nos abrazamos, decido tocar la guitarra, o ella me toca a mí, para ser exactos.

Me pregunta por mi hijo "¿Y cómo está Josefa?"
Muy bien, gracias.

Cecilia más loca que nunca, entra declamando un poema, rotunda como una bala, irrefutable como una montaña.

Mientras cantamos, la mascota de Sergio, "Leia", se enrosca entre sus piernas y cierra los ojos como queriendo perpetuarse en un nudo entre la historia de los humanos y de los perros. Siempre le dije que nosotros éramos la mascota de Leia y no al revés.

Rosi mira a Sergio en silencio. Estoy seguro, se le nota, que ella tiene una cascada de amor en el alma sólo para bañar a Sergio, se le nota que está feliz de ser ELLA, para él. Lo mira y sonríe, lo mira y ve un sol en su mirada, lo mira cantar como loco y ve un mar entre sus manos. Que no se cae, un mar que no se cae, un mar que flota entre sus manos. Ella lo mira, y, él, la mira también, se abrazan y Silvio me quita la guitarra, fantasmáticamente canta Leyenda de los Amantes, así, comprendo que el amor es una leve garúa limeña en invierno, que entre neblinas y cantos, los abraza para siempre. Yo miro por la ventana, casi amanece, sé que este sueño, hecho con el material de los recuerdos, acabará pronto y me digo, "cuando amanezca escribiré todo esto" pero mucho de aquello se queda en la prisión de mi cabeza, ya irá saliendo poco a poco, por ahora, comparto esto con ustedes.

A esta hora de la madrugada sigo cantando con el hilo de voz que me queda, soy el sound track de la vida de esta gente, un extra en el reparto de la vida de Sergio, de Ana, de Marisa, de Elsa, de Selene, de Cochero, de CECI, de Miyagui, de Rosi, de Claudia, de Marco y de tantos que no me alcanzaría la vida para nombrarlos; en cambio, ellos son para mi, los eternos protagonistas de mis canciones…

Es una vaina. Y bueno, así de divertidas son todas mis noches desde que Sergio decidió que este mundo le quedaba muy chico, muy mediocre, muy hasta las huevas. Son noches de delirio, con canciones, llenas de recuerdos y con mucha vida. Sólo lo extraño los primero minutos de un concierto, cuando tengo que cantar y por más que lo busco con la mirada no lo encuentro con su sonrisa puesta, con su complicidad, con sus jodidas intervenciones, con su voz coreando desafinada. Curiosamente, cuando estreno alguna nueva canción, siempre siento que está a mi lado.

Casi ya amanece, "otra vez más temprano en el Perú". Salimos de la sala, de la casa, nos vamos abrazados hasta el parque cantando a voz en cuello "Cuida bien tus estrellas mujer, cuida bien tus estrellas". Abandonamos el delirante bullicio, el humo, los invitados, los fantasmas. Nos llevamos una botella de Havana Club, nos escondemos en su auto rojo de vidrios negros, sólo dos puertas, deportivo "Cuida bien tus estrellas mujer, cuida bien tus estrellas" Rojo, el auto, el amanecer, nos abrazamos, lloro un poco, me toma el pelo, me bajo del auto y ya es de día. Miro hacia atrás y su auto rojo esta lleno de polvo, ha pasado mucho tiempo: "Hermano, parece mentira que te fuiste". Camino hacia la Av. México, me alejo de esa casa, de ese parque, de ese barrio, de ese auto, de esa vida y aprendo, que aunque la vida tenga que durar un segundo, eso basta para sacarle todo el jugo posible. Y esta resaca, sólo se me pasará con un buen jugo vital. Eso, lo aprendí con Sergio, día tras día.



Gracias compañero…

domingo, 3 de agosto de 2008

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