lizabel mónica


CHILLIDOS
Lizabel Mónica

Chillidos:
[Pieza musical compuesta a base de palabras de la autora y los chillidos de cerdos en el momento de ser degollados. Y también de los chillidos-palabras de la autora.
La obra parte de la circunstancia de que la escritora viviera frente al matadero porcino. O de que los cerdos murieran frente a su edificio-vivienda.]

III
Pasaje del cerdo
Asomada.
Mi cabeza atisba por la ventana. Veo ciudadanos que deambulan la ciudad.
(Un anciano. Flaco, alto, planchados y desteñidos pantalones militares. Camina leyendo un periódico; bajo sombras rupestres de árboles plantados al borde de la acera.
En su brazo una bolsa característica para comprar víveres; andar lento y tambaleante.) Los ciudadanos. Van por las calles en bicicletas. Van por las calles en algunos pocos autos. Van por las calles a pie. Mi cabeza, asomada.
La bicicleta sale. De enfrente. De enfrente a mi ventana-cabeza. Hace un giro. Dobla, se incorpora. Un hombre anónimo (delgado, bigotes), lleva un cerdo que no chilla.
Cuelga una masa alargada y estrecha de carne roja. Blanda.
Es la larga lengua, del cerdo muerto.
La bicicleta se detiene para dejar pasar a una mujer que trae a su hijo de la mano. Luego continúa. Atisbo hasta que puedo el colgajo largo que se aleja por la calle. (Es cierto, no hay bulla ahora; he visto pasar el silencio.)
Entro.
Me siento a escribirlo.
Ya al final escucho algo que recuerda al chirrido de un cerdo. El sonido se acerca, pasa: bicicleta cuyo engranaje chillía, falto de grasa.
También, chirridos incesantes y atormentadores de parque infantil.
(Columpios de hierro.
Por un rato el chillido de algún cerdo alterna con columpios que se mecen.)

I
Cuello
chillidos de cerdos.
ahora, al escribir la frase "chillidos…" no los escucho;
alguien diría:
"para escribir sobre los chillidos del cerdo debes hacerlo mientras se oyen, mientras taladran tus oídos".
hay muchas formas de oír.
hay pocas formas de oír esas frases "que taladran mis oídos". no suenan para mis oídos.
los chillidos son…
aún cuando no se escuchan, aún cuando se oyen en la sensación
de un atolondramiento de palabras en la cabeza -la imagen de una maciza cabeza de cerdo por cuyas orejas brotaba (aunque ya seco) el hilo de sangre hasta el cuello extirpado, del extirpado cuerpo. sobre el manubrio de una bicicleta conducida por otro hombre anónimo sobre bicicleta anónima otra cabeza anónima de cerdo-.
los chillidos no martillan hacia dentro.
sino que están van.
en algún punto de la cabeza.
van están en ese punto.

II
Mujer sobre cartulina
torso de mujer con tirantes
en los hombros
delgados y tirantes
el cuello fino
–quiero decir estrecho, filoso en la cartulina-
luego un medio rostro ladeado en la cúspide del cuello
un rostro filo
–quiero decir estrecho,
finado-
medio rostro con boca pequeña roja
reluciente.
no es verdaderamente un torso
sino medio torso.
bajo el cuello completo, el principio de tirantes
el principio de hombros huesudos
-medio torso-;
bajo el cuello intacto, finado, el pintor obvió los huesos
que sobresalen
en la raíz del cuello femenino.
medio rostro con boca
cuello
medio torso
es una invitación del pintor
a la obra expuesta
en alguna sala
-cartulina flexible que uso de marcador
para mi libro-que-dejo-cuando-el-chillido-de-cerdo-acontece;
pienso que es evidente
hay algún
matadero
frente a mi ventana.

S/T

des nuda, más que dios la cabeza
todo el peso está en las comisuras.

S/T

Titilaba. Rompía;
Y ella entraba radiante y lo jodía todo con un bostezo del carajo… colmados los brazos de cortinas.
[Desatentos, todos los detalles se desgajaban.]
Estábamos allí, sí; ella, ella, ella, el ello, ellas.
Había música melosa y humedad de salitre en los oídos. Y mis oídos gorjeaban por el empaste arrastre de mugre interna en el oído de otro,
tan cerca mío, como montaña de hollín y malteada que se enciman,
dando tumbos mi pobre noche escueta.
--Sal de ahí.
Dijo uno de nosotros incontrolando situación de sobre mesa. Uno por uno, todos habríamos de pasar por el mantel, por eso, por el ojo
Las carnes bamboleantes, Las carnes idas y el rostro cubre huesos, habría que observarlo todo, disecciones afuera, como si se tratara de uno mismo y nunca de lo propio.
Hubo un olor.
Hubo un olor.
Hubo un olor.
Éramos tres y la éramos tres hubo un olor a costra, a sangre en menstruo (Nadie dijo alguna vez que nunca habría de concebir hijo en útero, pero tampoco dejó ver que allí había menstruo, menstruo) no a sangre sino a piernas, piernas con bellos, piernas de mujer con bellos de mujer.
Pero lamíamos y lamíamos y probábamos poco. Un adormecimiento paladar ante el regusto concedido de lo que ha recibido poco nombre. Todos cuerpos, ni una sola desnudez, toda grasa en el dorso de la mano; ni que un solo ovario supurante anhelante, tod tod tod cazando mustio el cerebro: psiques degolladas: expulsión: pieles ausentes. Tanta ansia de tocarnos y no sabíamos para qué aunque vivíamos el cuándo y el imperativo de la sed y el imperativo arrancarnos --ayudarnos a arrancarnos-- ayudarnos, el espejo
(la inversión, la sodomía, la mano izquierda la mano la derecha, la sexo masculina sexo fémino, el teto seno libre pectoral informe, las glándulas cojonudas glándulas mamarias y la punta de semen a chorros de entre el labios y pliegues inviolables ojos vidrio

La hoja de otoño

Pálido, del otoño.
(Grave)
De ensueños.
Debajo la calidez que se deshizo en las aguas. Pálida luz.
Reflejada en la tersura de tus cortinas. Como oculta tu espejo días murientes. Pálido, que antecede al invierno.
Dejado en la afonía del vocerío de hojas secas el crujido.
Como si vida y muerte en un instante... Hojas verdes.
Como si hubiera agua en las venas de la hoja seca. Como si hubiera venas en la hoja: seca.

Muñequitos

Muñequitos: de cartón al fondo. Y la tapia de luz artificial sobre los pasos de todos.
De ambos grupos. Muñequitos de zigzag, desaliñados y en parálisis: inmovilidad de vientres y de rostros sin dibujar. Sin dibujar. Caras-rostros de nada. Cero. Nada dentro de cara. Círculo. Rostro. De círculo-cara sin trazos. Muñe.

(Él, sin embargo, camina y sus pasos, son removidos por el reflector, entre ambos grupos.
Por encima de.
Así, así.)

Detenidos muñequitos, en pared acartonada y limpia.
Y tosca y límite. Allá y fondo. Él camina y sus pasos. Hacia la pared es el género. Es. Él. Género. O.

Muñe.

Estampados en fondo. A perfiles de cuerpo. Que simulan rastrillar. Un
Espacio. In posible.

Él va. (Y la luz.) Artificial, remueve sus pasos de saco gris, gris severo, sobriedad y estirado. Por plancha usada sobre superficie gris.

Es el hombre y el género. Y es el gris. Y es el género, superficie-tela estirada por uso de plancha sobre gris. Es grande. (Muñe.) Y la camisa blanca bajo el saco y cuyo extremo ocultan pantalones apenas. Se ve.
Muñido, muñe, muñón; género: camisa.

Toallas

Las toallas blancas, las rocas ríspidas, las toallas rocas,
las toallas salientes, las toallas encallantes;
la tibieza límpida del patio (tras toallas rocas) y su claridad rigurosa
felpa blanquísima.

Miro desde dentro,
una de las toallas es mía.

hasta morirla

A Nailé

Marañana.
Una marañana,
Una marañana lisa y de domingo
El roñostro ticuestre de una
Carne
En la marañana tiesa y cubierta de descúbritos androgimos

Este último verso una crisálida Que fuga
Hasta la pared Aquel hueco nominable De yeso y restos, Deshechos Y
contenedores, Piernas, ojos
y yemas podómetras giros a medianitud-

Lo parpared palpable mórbido
Concomitantes signos en ondas descompuestas
Tiras de
Carne

Anexos
Sus pistilos contráctiles

Sus tierra adentro
Sus cabeza abajo en huella

De una flor
No arriba
Sino
En huella
Dentro de la raíz de sombra
Bajo adentro
Tierra adentro

Foso inmerso finitos toda
Boca
Todo monto poroso
Gorgóneo y colomo brote
Cristaliza
Lo mórbido palpable

--Asebia de la mañana lisa--
Erecto
Terco
Lacra de interinos centros
Germen a sorbos de internieblas
En esterilidad
Hasta exhalar la tierra

hasta ingerir la tierra

--Impacto del pasmos de mancuerda Baja
Esté la llaga estar Cualquier ego de sangre microazar
sapiensa
sepiensa
A cruces
La sed de sed sectarias--

Toda boca
Lo mórbido palpable, concoide
Las tensas sendas
Los reflujos
Lolaslos de la carne
Sinúflagas de estera (de la cocina sin mesachiquita de café o las
metonimias
por años de casados)

Toda boca

pestillos táctiles lenguiformes
Y fértidos
Su mosto alul vetado
A cada honda,

Hace que la vena alucine sangre en todo vaciado
Por somlocuas noches de alcanfor
croar vértigos intrahumanoides

morder estar en la llaga
Sudante pulso es pasmo de rojo
Rostros de mancuerda (más cuerda)

en la piedra bajo el agua

Más cuerda, más cuerda, más cuerda
Todavía más
Rostros arrastrando
El cosmogozo
El ver del ser poroso torso de finitos abrazos

Toda boca
El amor terco a todo
Lacra
Lo tanto

--Gorgóneo soliloquio de cabrilla
Sacrificio de centro
costraeje
Hasta exhalar Ululas de interbrillos fijos
Hasta exhalar la tierra--

Multillamas lenguas
Excreencias
Axilas
Bultos
Lodo
Sesca
Mies corriente

Descalsado

Huesos cogirantes

Desagües no menos que otros

Hasta
El destiempo
Hasta
El destente neutro
Hasta morirla


(fotos y texto tomados de revista esquife)

viernes, 6 de junio de 2008

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